Capítulo Sesenta y Seis

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Antonio.-

El celular de Danna seguía mandando a buzón de voz con cada llamada que le realizaba, y para el día Jueves, el día de nuestro examen final de matemáticas, supe que ya había regresado a la ciudad cuando Marlen, Karly & Manuel entraron al salón hablando de ir a pasar un poco de tiempo con ella luego de la escuela.

—Güey, qué es lo que te ha pasado —preguntó Carlos sentándose en la butaca detrás de mí.

—¿A qué te refieres?

—Sé que tú y Danna pelearon pero... Antonio, neta fue tan malo como para no estar si quiera un poco preocupado por ella —cuestionó con seriedad.

—Estoy preocupado —aseguré—, no me ha contestado el teléfono desde el día que se fue

—Regresamos ayer por la tarde —me interrumpió Carlos—, fuiste a verla ¿por lo menos?, ella debió llegar poco antes que nosotros

—No... pero lo haré hoy, tenemos que hablar —respondí hundiéndome en mi silla siguiendo con la mirada a Sofía apenas entró al salón.

—Y hoy para qué —insistió Carlos—, si ya la dejaste atravesar el momento más difícil de su vida sola

—Carlos, bájale dos rayitas —pedí—, ella ni si quiera me explicó por qué se iba, creo que... no toda la culpa es mía y además... las cosas entre ella y yo ya no serán lo mismo —dije intentando anticipar a mi amigo.

—Tú te privaste estos días, ¿no?, por completo —afirmó—, te dedicaste a pasar bien la concentración, a pensar en sabrá Dios qué y ni si quiera escuchaste lo que Daniel y yo dijimos

—¿Me sermonearon?, seguramente por eso dejé de escucharlos —aposté acomodando sobre mi pupitre mi calculadora.

—El papá de Danna falleció —soltó mi amigo antes de retirarse, para saludar a las chicas, a Manuel y a un recién llegado Daniel, sin más, dejándome ahí, anonadado por la noticia.

Poco después el profesor entró con una pila de exámenes que parecían recién impresos bajo su brazo, Sofía se giró hacía mí y moviendo los labios habló en silencio diciendo un "te amo, suerte" antes de elevar sus pulgares y regresar a su postura normal sobre su butaca.

Manuel me miró inquisitivo al notar el gesto pero no pudo preguntar nada ya que en seguida una pequeña pila de exámenes en blanco llegó a su lugar.

—Dense prisa —pidió el profesor—, recuerden que sólo tienen una hora, tomen uno y pásenlo, vamos, dense prisa

Sin poder concentrarme totalmente en el examen terminé respondiendo la mayoría de las preguntas como Danna me había explicado alguna vez mientras hacíamos tarea de esta materia; sólo dos personas había salido cuando yo entregué mi examen al profesor, con un asentimiento de cabeza lo recibió y me despidió dándome oportunidad de ir pronto a visitar a Danna, por lo menos más pronto de lo que mis amigos planeaban hacerlo.

—Cinco minutos jóvenes —anunció el docente mirando su reloj con un montón de quejas siguiendo su voz.

Saliendo del salón comencé a caminar por los pasillos sin aún poder creer lo que Carlos me había dicho, no podía ni imaginar cómo es que Dan estaría pasando por esto.

Aunque, antes de que yo pudiera llegar a salir del interior de la escuela hacia el estacionamiento, me di una idea de cómo era que ella lo superaba, y al parecer también me superaba a mí, de una manera más rápida e inesperada de la que pude haber imaginado, ella, ella simplemente se estaba dejando abrazar por Omar. ¡Por Omar! Y lo que era aún peor e inexplicable era que al parecer, ella le devolvía el abrazo.

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