Mentiras de Amor

Capítulo Veinticuatro

—¿Tío Victor?, ¿qué haces aquí? —cuestionó mi primo acercándose un poco, Marlen se quedó donde había estado hasta hace unos segundos conversando con Genaro y me saludó desde ahí, prometiendo llamar con un montón de gestos.

—La mamá de Danna me envió a recogerla —explicó—, aprovecha que estoy de buenas, te llevo —ofreció sacando casi la mitad de su cuerpo por la ventanilla, ahora las mujeres comenzaban a detenerse para observarlo, caray, que miren con más detenimiento del adecuado a tu tío y a tu primo juntos no es cómodo.

—Vine en mi coche, no te preocupes, sólo, vayan con cuidado; nos veremos más tarde supongo —respondió Genaro—, adiós Dan —se despidió.

—Ok, cómo quieras —decidió mi tío regresando a su postura dentro del auto para retomar nuestro camino en cuanto los claxon de los autos de detrás comenzaron a intensificarse— ya voy, ya voy, qué les pasa a estos escuincles odiosos, aún les restan como cinco años de escuela, ni que no pueden esperar otros tres minutos —se quejó.

—Sólo maneja —pedí.

Cuando llegamos a mi casa, mamá no estaba a la vista así que Chely nos atendió alimentándonos.

—Entonces... —comenzó mi tío luego de unos segundos—, prácticamente vives sola

—Supongo que sí

—No es bueno para ti, apenas tienes diecisiete años, no deberías llevar tanta responsabilidad contigo

—No es tanta, tú mismo lo dijiste, a mi edad mi madre ya estaba embarazada y no es que esté pensando en embarazarme —aclaré ante su mirada preocupada—, sólo... no me molesta, la mayor parte del tiempo ha sido así

—¿Desde antes de que se mudaran de regreso? —asentí y casi quería sacarle una foto a mi tío siendo serio.

—Bueno... antes compartía más con papá ya que mamá era sólo su trabajo, no muy diferente a ahora, pero con todo lo del divorcio, nos hemos tenido que acoplar

—Cuéntame lo del divorcio, yo sólo me enteré a grandes rasgos y eso porque tu madre había llamado avisando que regresaban aquí en el verano y que quería, y cito sus palabras —aclaró—, que ese infeliz desgraciado muriera de sífilis igual que la ramera esa y conste, que eso fue lo que ella dijo —asentí riendo, yo había escuchado esa llamada y en definitiva, esas fueron las palabras que mi madre usó.

—Mi papá fue infiel... con su secretaria —le conté, mi tío casi se atraganta—, mi mamá se dio cuenta de una desagradable manera, ya te imaginarás cómo —mi tío asintió— después de eso, mi madre estaba toda necia por regresar aquí, porque a pesar de mis pronósticos la separación le afectó mucho, pero mi semestre estaba justo a la mitad, y no me dejó quedarme con papá, aunque tampoco es cómo si él me hubiera querido quedándome con él

—¿Por qué? —indagó mi tío.

—Cuando mamá se dio cuenta de él siendo infiel, mi papá se fue de la casa a la de su secretaria, ella quería quedar bien con mi papá diciendo que estaba bien si yo me quedaba a vivir con ellos para que terminara mi preparatoria allá, pero no se me hacía justo para mi madre y bueno, ella dijo que aunque mi padre viviera solo yo debía estar con ella porque era la mejor opción para cuidarme —le conté.

—Pero ella prácticamente te deja sola todo el día —acotó mi tío.

—Tampoco la necesito aquí dando vueltas alrededor todo el día, sería extraño, como te digo, yo solía convivir más con mi papá que con ella

—Tu mamá es rara —alcé un hombro y seguí comiendo—, en fin, puedes contar conmigo ¿ok?, de ahora en adelante seré un mejor tío —prometió.