Mentiras de Amor

Capítulo Treinta y Tres

Antonio.-

Las chicas estaban técnicamente obligando a Danna a participar en la coreografía que Jean Paul les había pedido realizar para presentar en su escuela de baile, se suponía que él les pagaría por ello, pero Danna no era de esas mujeres que les agrada que las miren mucho.

—Ven aquí —extendí mi mano hacia ella y, dado que estábamos en la escuela, no tuvo de otra más que aceptarla, la acerqué a mi costado e hice que se sentara sobre mi regazo— no tienes que hacerlo, sabes eso ¿verdad? —murmuré antes de besar su mejilla.

—Claro que tienes que hacerlo —interfirió Marlen—; Karly ya me arrastró a mí, no puedes simplemente abandonarnos

—Ambas tienen que hacerlo —sentenció Karly—, así que, Romeo, Romeo, no puedes ofrecer esa clase de consuelo a Danna —decidió mi amiga, Danna sonrió y suspiró rendida.

—¿Por lo menos tendremos asientos en primera fila? —quiso saber Daniel pasando sus brazos por la cintura de Karly para abrazarla frente a él.

—Eso sólo lo empeora —inquirió Danna.

—Aún no es un hecho —respondió Karly.

—¿Cómo que no es un hecho? —cuestioné—, si mi chica va a bailar en la escuela de baile de su afeminado maestro espero por lo menos un buen asiento para poder verla

—Él no es afeminado —interfirió Manuel—, es gay

—Lo que no es un hecho es que hagamos la presentación, hablé con él esta mañana y creo que piensa que él es tan genial que él sólo podría hacer la bendita presentación, así que quizá no tendremos que bailar para él, pero no me dejan terminar de hablar —se quejó Karly.

—Gay y ególatra —añadí. Los demás siguieron discutiendo el tema sobre Jean Paul y Danna me miró con una pequeña sonrisa en los labios—, ¿qué?

—Te mordiste la lengua

—¿Por qué exactamente?

—El hombre más ególatra que conozco llamando a otro así —explicó.

—Él no cuenta como hombre Dan, es gay —le recordé, ella miró la hora en su celular y suspiró.

—Tenemos que irnos o llegaremos tarde —me recordó.

—Él puede esperar —respondí forzando mi agarre sobre su cintura un poco más.

—Hacerlo esperar sería grosero —me regañó poniéndose de pie, genial, teníamos una hora más por afrontar en la escuela, lo peor no es que fuese de asesoría, yo hubiese amado las horas de asesoría si no fuera porque Saúl nos acompañaba. —Nos vemos en una hora —espetó Danna hacia los demás, tomé mi mochila para dirigirnos hacia la biblioteca.

—Nos vemos hombre domado —inquirió Carlos sonriente.

—No soy un hombre domado —murmuré tomando la mano de Danna entre la mía.

—Oh, amigo mío, eres más que un hombre domado —apoyó Manuel.

—Soy un buen novio, no uno que apesta como ustedes —respondí.

—Dejen al hombre en paz —pidió Danna—, tenemos una tutoría a la cual llegar

—¿Con Saúl? —quiso saber Marlen, Danna asintió con una pequeña sonrisa en los labios.

—Tu socio —murmuró Karly esperando mi reacción, yo sabía que ella aún estaba empeñada en querer hacerme ver que yo estaría tarde o temprano enamorado de Danna, pero no era el caso, ella era linda y todo, pero yo sabía que mi corazón aún pertenecía a Sofía.