Capítulo Ochenta y Dos

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Antonio.-

—Gracias —murmuré con fastidio mirando al cielo y pasando las manos por mi cara una vez que Manuel se retiró con Danna.

—¿Ahora es mi culpa? —preguntó Sofía haciéndome mirarla mientras ella limpiaba sus húmedas mejillas.

—Técnicamente —concedí sarcástico.

—No es mi problema que tu noviecita no aguante nada —respondió encogiéndose de hombros— oh, cierto, ya no es tu novia —me recordó con una irónica sonrisa.

—¿No estabas llorando? —pregunté.

—Estaba —concordó—, ya en serio —pidió—; supérala, ambos sabemos que tú y yo salíamos llevarnos mucho mejor —agregó acercándose a mí y colocando la palma de su mano sobre mi pecho.

—No te comprendo —confesé alejándome de su toque—, viniste aquí llorando porque me extrañabas, después lloraste un poco porque Omar ya ni te pela, y ahora... ¿esto?, ¿es... de verdad? —pregunté sin mucho afán de escuchar la respuesta, sinceramente sólo quería irme de ahí, no necesitaba seguir escuchando a Sofía, estaba harto de su jueguito que muchas veces y por imbécil le creí, ahora era diferente, ahora sabía que ese jueguito estúpido sólo me había hecho fallarle en repetidas ocasiones a la única mujer que de verdad necesitaba.

—Es en serio y si lo piensas con tranquilidad, es una buena oferta —respondió.

—¿Cómo te lo explico?, no me interesa, nunca, amo a Danna y ella es la única con la que me importa llevarme mejor —Sofía suspiró y rodó los ojos con fastidio.

—Pues ojalá y ella piense igual que tú, pero si no es así, cuando te des cuenta de que pierdes tu tiempo con esa niña, ni creas que mi oferta seguirá en pie —espetó antes de darse media vuelta y retirarse visiblemente enojada.

—Siempre que la veo doy gracias a Dios por no tener una ex tan loca como la tuya —inquirió Carlos acercándose.

—¿Cuántas ex tienes? —curioseó Marlen.

—Yo que sé —respondió Carlos.

—No son tus ex si sólo te besuqueaste con ellas —apuntó Daniel hacia Carlos.

—Eso reduce el número... drásticamente —informó Carlos.

—Quisiera ver sus caras cuando se enteren que ya tienes novia —opinó Karly—, podría pagar por ello

—Mi novia —inquirió Carlos con una sonrisa en la cara y la mirada un poco perdida.

—Eso es... raro —opinó Daniel concordando con lo que yo estaba pensando.

—Aumenta mi curiosidad por conocerla —dijo Marlen.

—Complementaría a la perfección su grupito de mujeres malvadas —opiné.

—¿Estás diciendo que Karen es malvada? —cuestionó Carlos borrando un poco su expresión soñadora, Daniel rio entre dientes y supe que me dejaría solo en esa pequeña discusión.

—Bueno, casi golpea a un practicante de medicina, sólo es un poco... impetuosa —dudé un poco, pero Carlos finalmente asintió de acuerdo.

—No somos tan malvadas como crees —habló Karly—, de hecho, seríamos malvadas si no te quisiéramos contar lo que sucedió en los pasillos de la escuela mientras tú, genio —ironizó apuntándome brevemente con la botella de agua que llevaba en sus manos—, escuchabas los berridos de tu ex

—Uh —murmuró Marlen sonriendo con un poco de malicia, de verdad que a veces me preocupaba un poco el alcance de lo que ellas pudiesen tramar algún día.

Mentiras de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora