Capítulo Sesenta y Dos

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Antonio.-

Necesitaba pensar fríamente todo lo que estaba pasando, pero principalmente tenía que calmarme y no ir tras de Danna para exigirle me diera algunas respuestas sobre lo que le estaba sucediendo. Así que sentándome a la orilla del lago, luego de pedir un poco de privacidad a mis amigos, me quedé observando como el agua reflejaba la luz del sol, y estuve así por varios minutos, cerré los ojos intentando hilar una sola idea coherente hasta que alguien, una mujer, se sentó a mi lado, tan cerca que su brazo rosaba el mío, supe por eso que no era Marlen o Karly ya que ellas me habrían dado un golpe fuerte para avisarme que estaban ahí. Abrí los ojos y miré a mi lado encontrándome con Sofía.

—¿Guardando el momento en tu memoria? —preguntó anticipando una sonrisa que correspondí. Dejó su celular sobre su pierna y me miró.

—No... sólo vine aquí a pensar un poco

—Me contaron que Danna se fue de urgencia esta mañana, espero y no les haya causado un problema, sobre todo porque... —dejó de hablar dejándome intrigado y negó con la cabeza suspirando.

—Sobre todo porque qué —pregunté.

—Te ves feliz con ella —más culpabilidad atravesó mi pecho.

—Muchas cosas causan felicidad en esta vida —murmuré en respuesta.

—¿Eso qué significa? —cuestionó Sofía mirándome.

—A ti te hacía feliz Omar, ¿no? —ella asintió pero la curiosidad no desapareció de su mirada—, y el que te hiciera feliz no significa que estabas enamorada de él, Sofí —agregué deseando que eso dejara más claro el punto hasta donde quería llegar.

—Tú... Antonio...

—Sólo quiero que me digas si es que cuando te diste cuenta de que me amas, también te diste cuenta de que quieres regresar conmigo, si es así, dilo, y tú y yo estaremos juntos de vuelta —la interrumpí. Sofía desvió su mirada de la mía hasta el lago y suspiró pareciendo triste.

—¿Qué hay de Danna?, para mí tú no eres alguien libre hasta que hables con ella, tienes que hacerlo, ella no merece que algo así le pase, sobre todo cuando, a pesar de todo, te hizo feliz por tanto tiempo

—Hablaré con ella

—¿Cuándo?

—En cuanto me sea posible

—Sabes que para ti, mi respuesta siempre será sí —dijo luego de guardar su celular en el pequeño bolsillo de su pantalón.

♦♦♦

Tamara supo, incluso antes de que su amiga llegara hasta donde ella, que Sofía había obtenido lo que quería, y por la sonrisa en el rostro que puso en cuanto Antonio y ella se alejaron a una distancia considerable de donde todos los demás acampaban, se imaginó que quizá había obtenido un poco más.

—Cuéntame —pidió Tamara a Sofía en cuanto entraron a su tienda de campaña.

—Tengo flojera de hablar —se quejó Sofía dejándose caer sobre su saco para dormir.

—Sofía, sé que mueres por contarlo, vamos, te escucho —insistió Tamara.

—Ok, muero por contarlo —aceptó Sofía—, pero mejor que te lo cuente el celular —decidió, extendiendo su celular hacia su amiga luego de buscar por el menú la grabación de voz que había hecho y que, en opinión de Sofía, era un gran material para ser compartido, sobre todo con alguien en especial, alguien que en ese momento se encontraba lejos del campamento y que, probablemente debería ser advertida sobre la plática que Antonio planeaba tener con ella.

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