Capítulo Treinta y Ocho

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Danna.-

Ya que la señora Adriana nos había informado que no había mucho qué hacer ese día en la fundación y Daniel y Karly seguían sin hablarse, la tarde del sábado se tornó en una tarde de películas con las chicas en la habitación de Marlen, y mientras mirábamos "Cómo perder a un hombre en diez días" y yo me comía medio litro de helado de queso escuché a Karly quejarse de la hermosura del protagonista.

—Estúpido y sensual Mathew —espetó Karly mientras apuñalaba el helado sobre su regazo con una galleta de fresa—, estúpidos hombres —añadió.

—No todos son estúpidos, no Manuel —dijo Andrea defendiendo el honor de Manuel.

—De hecho —apoyó Marlen—, Genaro como que está exento de ese insulto

—¿Tengo que defender a Antonio? —pregunté sin despegar la vista de la pantalla.

—Es tu novio, no real, pero es tu novio, yo supongo que sí —respondió Andrea.

—Ya no es mi novio no real —anuncié.

—¿Qué? —cuestionaron Marlen y Andrea al mismo tiempo.

—Ella terminó con él ayer —les informó Karly cuando yo llené mi boca con helado de queso para no hablar sobre el tema—, y juro por mi delicioso helado napolitano que él parecía desolado —agregó.

—¿Pero... por qué? —quiso saber Andrea—, se veían tan bonitos juntos

—Y felices —añadió Marlen.

—Yo no quiero que él se estanque conmigo —respondí—, sé que hay un montón de mujeres que venderían su alma a buda por salir con Antonio, y él disfruta de las atenciones que las mujeres le prestan cuando está cerca, o por lo menos solía hacerlo antes de embaucarse conmigo sólo por mi seguridad, no quiero que pierda su tiempo —expliqué.

—Tal vez yo no lo conozco mucho, pero él no lucía como alguien que perdía su tiempo —opinó Andrea.

—Hay algo más —declaró Marlen, segura de sus palabras, pausó la película y me miró fijamente—, esa no es una razón de suficiente peso Dan

—Lo es —defendí.

—La verdadera razón debe serlo, pero no la excusa que acabas de darnos —espetó en respuesta.

—Bien —me rendí, era mejor darme por vencida ahora y no hondar más en el tema—, no quería llevar más allá la situación porque si me voy a Texas, no quiero regresar pronto y eso sería difícil para mí —en parte era verdad, eso debía bastar.

—Ya fue difícil para ambos —intervino Karly.

—Pero Texas es hasta iniciando el próximo año, por qué no disfrutar mientras se pueda —quiso saber Marlen.

—Creo que es mejor así —confesé—, no quiero estar muy apegada a él cuando me vaya y terminar siendo un fracaso en mi semestre foráneo por culpa de un corazón roto

—Eso es cierto, los corazones rotos por la distancia apestan —reafirmó Karly.

—Bien chica, esa explicación es mucho mejor, pero aun así yo creo que el amor no se puede evitar por más que quieras, sobre todo cuando lo intentas tan duramente, lo sé por experiencia —musitó Marlen.

—Cuñis, robaré tu frase y la pondré en mi facebook —avisó Andrea.

Yo sabía que Marlen tenía razón, yo había intentado duramente que Antonio no me afectara más de lo que debería, pero supe que había fracasado cuando comencé a preocuparme por él más de lo normal, cuando me besaba y yo podía pasar horas rememorando esos pequeños rápidos segundos una y otra vez, pero confirmé mi fracaso cuando mi pecho se había sentido pesado el día de ayer cuando lo había dejado en aquella mesa de picnic.

Mentiras de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora