Capítulo Cuarenta

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Karla observó desde el asiento del copiloto en el auto de Daniel toda la pequeña escena de amor entre su amiga Marlen y Genaro Rinalde, sin poder creérselo, porque, nadie hubiera adivinado que ellos terminarían juntos y haciendo una hermosa y feliz pareja, a pesar de no haber contado con una advertencia, era muy lindo ver como muchas personas a su alrededor parecían estar encontrando algo que las hacía felices, aunque no lo quisieran aceptar como en el caso de Antonio y Danna. Aunque, de ellos se encargaría luego, ahora estaba haciendo una lista mental de mujeres con las que podría organizarle a Carlos una cita. Estaba tan ensimismada en esa lista mental que casi le ocasiona un infarto cuando alguien golpeó ligeramente la ventanilla de su lado.

Bajó el vidrio de la ventana mientras preparaba otra lista mental con insultos para el hombre que le había causado tremendo susto.

—¿Qué se te ofrece? —cuestionó Karly a Omar.

—Tú no estás disponible Karly, así que no me tientes con esa pregunta —respondió el rey de los imbéciles con una sonrisa en la cara que seguramente él consideraba "atrapa nenas".

—Si yo fuera tú elegiría bien mis palabras Omar, ella es mi novia —interrumpió Daniel antes de que Karly hiciera uso de su don para hacer que las personas se sientan miserables con pocas palabras.

—Tranquilo Daniel, sólo vine a preguntarle a Karly si ha visto a mi novia, ¿la recuerdan?, solían conversar con ella de vez en cuando —respondió cruzando los brazos sobre su pecho y dando un paso hacia atrás

—Síp, la recuerdo —contestó Karly—, tal vez está revolcándose con alguno de tus mejores amigos, ¿no es ese su estilo? —agregó con una pequeña sonrisa en los labios, que hizo que la expresión de autosuficiencia en la cara de Omar desapareciera.

—Muy graciosa —murmuró— ya, en serio, ¿han visto a Sofía?

—Güey —comenzó a responder Daniel—, creo que si llegamos a verla ignoramos ese hecho, así que no somos las personas más indicadas para que les preguntes por Sofía

—Me caían mejor cuando no eran todos moralistas —espetó como despedida. Daniel se encogió de hombros y le entregó a Karly en un pequeño plato desechable lo que parecía ser un hot dog con crema y queso encima.

—Era lo más parecido a un burrito norteño —explicó Daniel en cuanto notó cómo su novia miraba la comida en el plato que, definitivamente no lucía si quiera antojable—, aunque tengo la corazonada de que esa jaqueca jamás existió —Daniel rodeó el auto para entrar al coche y salir de la escuela ya que era viernes y lo que menos quería era seguir allí otro minuto—; ¿no me vas a contar lo de tu dolor de cabeza? —cuestionó Daniel a Karly mientras esperaban que la fila de coches delante de ellos se moviera fuera de la escuela.

—Fue por una buena causa —explicó Karly.

—Tú siempre dices que es por una buena causa —le recordó Daniel.

—Esta vez sí fue por una buena causa

—Te escucho —incitó Daniel dedicándole una sonrisa.

—Pues... no sé si debería contarte —murmuró Karly recogiendo su cabello en un desordenado moño con algunos mechones de castaño cabello ondulando siendo dejados fuera—, supongo que a final de cuentas lo sabrás —suspiró y giró levemente en su asiento para ver el perfil de Daniel—, resulta que Danna está teniendo una cita de amigos con Saúl, aunque eso obviamente nadie lo cree, es Saúl, por Dios, él ha tenido como mil quinientas novias y ninguna de sus citas han sido de amigos solamente —apostó la castaña— y bueno, quedó de pasar por Danna para que comieran juntos pero yo estoy segura de que eso rompería un poco el corazón de Pollo, bien, tal vez no lo rompería, pero se pondría un poco tenso todo el asunto

Mentiras de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora