BABY SHOWER (confesión)

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-Dohko no se cuantas veces te he dicho que no siento nada por ti, no tengo idea de que es lo que te refieres yo se que eres mi mejor amigo.-Shion no se sentía listo para admitir las cosas, no quería, tenía miedo.

-¿Esa es tu última decisión?-Dohko estaba llegando a un momento en el que estaba dispuesto a todo.

-Ya te dije las cosas.

-Bueno entonces sobre aviso no hay engaño. Si no hay nada que se le ofrezca su Ilustrisima me retiro a descansar.-El tigre al ver que Shion no decía nada, lo reverenció y salió por la puerta principal en dirección a las doce casas, paso por todas sin decir nada.

Por otro lado Saori llegó a la casa de sagitario lista para ser recibida por el amable caballero que ahí dormía pero para su sorpresa este no contesto a la primera cuando la chica llamó, dudo un poco antes de entrar a su habitación pero tenía que desahogarse, así que siguió adelante hasta que se topó con la habitación vacía, desconcertada tomó asiento y de pronto Aioros salió de otra puerta justo enfrente de la pelilila solo con una toalla en la cadera, la chica sin dudarlo cerró los ojos y se dio la vuelta, mientras que el caballero se regreso al baño cerrando la puerta tras de si. Por los siguientes tres minutos la diosa mantuvo los ojos cerrados hasta que el caballero salió vestido, tanto la chica como el caballero de sagitario estaban rojos por la vergüenza.

-Yo siento mucho...-Aioros intento disculparse pero la pelilila lo interrumpió.

-Para nada fue mi culpa yo debí haber tocado antes de entrar y si no contestabas debía irme, perdón.-Las palabras de la chica causaron demasiada ternura en el caballero, que se sentó a un lado de esta, tomó sus manos y las beso.

-No fue tu culpa, fue de ambos; ya no te preocupes y mejor dime para que me necesitabas.-Aioros prefería cambiar el tema.

-Solo quería hablar con alguien y bueno desde la otra ocasión me di cuenta que puedo confiar en ti.

-Pues muchas gracias, puedes confiar en mi en todo el sentido de la palabra. Y si lo que deseas es desahogarte aquí estoy para lo que se te ofrezca es para mi un verdadero placer que pienses en mi.-Aioros comenzó a sentir un nudo en la garganta.

-¿Te ocurre algo?-La diosa lo notó a pesar de que intento ocultarlo.

-No es nada, solo se me metió una basurita al ojo.

-Creí que confiábamos mutuamente, puedes decirme lo que sea yo estoy dispuesta a escuchar y si lo necesitas intentaré darte un consejo.-Aioros sentía que ya no podía ocultarlo mas, debía de hablar.

-Saori tengo que hablar contigo, esto es muy importante y necesito que tengas la mente abierta.-La pelilila comenzó a preocuparse.

-¿Que pasa me asustas?

-Antes necesito que me acompañes.-Aioros no le dio tiempo de decir nada porque enseguida se levanto y salió de esa habitación; caminaron por algunos pasillos hasta que llegaron a un habitación cerrada, el caballero pensó un momento antes de abrirla pero sabía que solo prolongaría la situación; tomó valor y la abrió, en cuanto entraron una nube de polvo se hizo presente, ambos tosieron, Aioros entró aun sin decir nada mientras que la diosa estaba un poco asustada y desconcertada.

-¿Sabes que es este lugar?-Aioros por fin habló, pero la chica seguía sin entender hasta que se percató que esa habitación era la de una bebé.

-¿Esta es la habitación de donde me salvaste esa noche que Saga intentó matarme, cierto?-Saori entendía solo muy poco, aun estaba tratando de unir algo.

-Así es, hace 18 años yo estaba como el caballero de sagitario y me encargaba de cuidar el Santuario junto con mis compañeros; sin embargo yo en algún momento me deslinde de mis obligaciones debido a que conocí a una chica, ella era una de las de la servidumbre de la habitación del Patriarca; ella era muy hermosa, tenía los ojos azules, la tez blanca, sin pensarlo ambos nos hicimos amigos y mas tarde nuestra relación avanzo hasta convertirse en un noviazgo, ella y yo nos amamos muchísimo, pero el destino se encargo de separarnos cuando ella descubrió que estaba embarazada; lógico Shion no lo aprobó, él sabía que no podía permitir que alguien así se quedará en el Santuario, poco después cambio de parecer cuando se enteró que Athena descendería una vez mas en un cuerpo humano, en una bebé indefensa; él se enteró que aquella chica que quería que se fuera del Santuario les daría a la diosa en una reencarnación como era de esperarse le permitió que se quedará aquí con la condición de que cuando naciera la bebé se la entregara, tanto ella como yo te amamos desde el primer momento en que supimos que vendrías a este mundo, por desgracia Aileen falleció debido a las complicaciones del alumbramiento, antes de morir ella me pidió que te cuidará como si fuéramos ambos; yo siento mucho tener que ser yo quien te dice esto, pero esa es la verdad sobre tu nacimiento que ni siquiera el propio Patriarca tiene el valor de decírtelo.-Aioros estaba bañado en lagrimas, al igual que la pelilila; quien luego de escuchar eso no pudo evitarlo, se sentía engañada completamente, sentía dolor, sentía despreció, la pelilila tenía un mar de emociones que estaban a un segundo de explotar.-Saori yo no quise que lo tomaras tan mal, solo sentí la necesidad de decirle a mi hija la verdad, si porque yo soy tu padre o al menos el de Saori.-La diosa seguía sin reaccionar solo lloraba, las palabras no fluirían ahora y ella lo sabía perfectamente; de pronto Milo entró a la habitación al escuchar los sollozos de la pelilila y al ver a su compañero intentanto ayudarla no dudo en enfrentarse a este.

-¿Que le hiciste Aioros?-Milo estaba entrado en cólera.

-Yo no le hice nada solo...

-Dime que le hiciste, Aioros con un carajo porque esta así.-Milo ya tenía al caballero de sagitario contra la pared, mientras la chica continua perdida.

-Milo déjalo.-Afrodita entró quitando de encima a su pareja.-¿Pero que pasa aquí?

-No se que demonios le hizo Aioros a Athena, ve como esta.-Milo apuntaba a la diosa que estaba recargada sobre la pared intentando recuperar la respiración.

-¿Pero que le paso? ¡Ay, bola de alimañas!-Afrodita tomó a la chica y la saco de la habitación, no sin antes llamarles a algunos de sus compañeros que estaban cerca.

El caballero de piscis llevó a la diosa hasta la habitación de esta, la recostó sobre el sillón para que se calmara y le explicará que había ocurrido; pero la chica continuaba llorando, el caballero comenzó a preocuparse porque no decía nada y ya estaba muy roja, luego de algunos minutos Saori estaba mejor como para articular palabras; pero antes que nada Afrodita le trajo un té.

-¿Ya me vas a decir que te pasa?-Afrodita ya había intentado por todas las maneras que ella hablara pero nada.

-Solo quiero estar sola, necesito pensar.-La diosa le pidió aun con algo de lagrimas brotando.

-¿Dime que te pasa? Por favor Saori cuéntame.-Afrodita insistía muy preocupado.

-Por favor permite me estar a solas al menos por algún tiempo, necesito pensar bien las cosas; te pido que solo vengan para ayudarme con Seiya.-La diosa no dijo mas y le dio la espalda al caballero, por lo que a este no le quedo de otra mas que irse.

Afuera los dorados estaban a punto de golpear al caballero de sagitario luego de que Milo se encargara de decirles a todos que Athena estaba con Aioros sola en la habitación y que además estaba llorando; pronto llegó el Patriarca para calmarlos antes de que se agarraran a golpes.

-¿Que es lo que ocurre?¿Porque tanto alboroto?-Shion llegó para callar las voces de todos.

-Patriarca, yo se que ocurrió;-el escorpión no dudo en hablar,- yo fui de inmediato a la habitación donde dormía originalmente Athena, cuando era una bebé y ahí encontré a la diosa sola con este, ella estaba llorando desesperadamente.

-¿Aioros que puedes decir en tu defensa?-La voz del Patriarca resonaba en la habitación.

-Lo único que hice fue decirle la verdad, ella tiene todo el derecho de saber la verdad.-Aioros no dudo en alzar la voz para que todos la escucharan.

-¿Que? ¿Que verdad?-Todos los dorados preguntaron casi al unísono.

-¿Que tu hiciste que?¿Como te atreviste a hacerlo?-Shion lucía mas enojado que nunca.

-Tu tienes la culpa, eso te pasa por fingir lo que no eres.

A TRAVÉS DEL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora