EL RENACER

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Saori no comprendía que hacía en ese lugar, comenzó a caminar sin saber a donde ir; pero algo la detuvo, una luz brillante se apareció justo detrás de esta, no dudo en voltear pero era algo intensa y no le permitía ver bien; pronto la luz se consumió y en su lugar dejó una figura humanoide, la pelilila no lograba ente de que pasaba; pero pronto observó con mas cuidado esa figura a lo lejos y entonces vio a una persona que jamás creería volver a ver, era su abuelo; sin dudarlo corrió hasta donde estaba él y su sorpresa fue mayor al ver que no se trataba de su abuelo sino de Zeus.

-Padre.-Saori hizo una reverencia a tan grande eminencia.

-No es necesario hija mía, nadie nos ve aquí.-Zeus estaba muy tranquilo.

-Creí que estarías muy molesto conmigo, por mis acciones.-La pelilila bajó la mirada.

-No hija, si bien no haz hecho lo mas adecuado, estoy consiente de que eres humana y los humanos comenten muchos errores; sin embargo es gracias a estos que aprenden una lección.-Las palabras del dios eran sabias y tranquilizaban a la chica.

-¿Y que hago aquí?-La diosa no olvidaba au situación.

-¡Ha,ha,ha!, creí que no me lo preguntarías nunca. Verás mi niña, por ahora es incierto tu futuro; estas en este lugar porque estas muriendo.-La pelilila se alarmó.-Pero tranquila, tu tienes la solución, debes de despertar tu poder; eleva tu Cosmos al máximo como tus caballeros lo hacen, Athena tu salvación depende únicamente de ti y de cuantas ganas tengas de seguir viviendo. No olvides que tu deber en la Tierra aún no termina, tienes que cuidarla porque yo te elegí para hacerlo; yo confíe en ti para llevar tan pesada tarea, porque sabía que de mis hijos eres la mas justa, la mas leal, la que no se rinde, tu mi niña eres la indicada para cuidar de la Tierra porque sabes amar a la raza humana y tu propósito no es solo el poder.-El dios acarició el rostro de la chica.

-Esta bien, sé que debo de ser fuerte y proteger a la Tierra. ¿Pero padre, por qué mis hermanos insisten tanto en destruir a la Tierra?-La pelilila no entendía.

-Tú, mi niña eres la única que puede comprender a los humanos e incluso te enamoraste perdidamente de uno de ellos, aun cuando los dioses no podían amar tú fuiste en contra, luchaste por lo que deseabas y por lo tanto tus hermanos te envidian. En el caso de Afrodita, ella perdió al único hombre que amó y que tú te encuentres con el tuyo cada que renaces le molesta.

-¿Seiya ha estado a mi lado desde siempre, verdad?-La diosa sentía como su corazón latía con mencionar ese nombre.

-Ese caballero de Pegaso, el único hombre que ha logrado quitarme a mi niña; no obstante yo se que él te da fuerza, te inspira y te hace feliz. No tengo nada en contra suya, porque yo también se lo que es estar enamorado de una humana, ellos son fascinantes.

-Cuando te vi te confundí con mi abuelo. ¿Has notado cierto parecido con él?-Saori lo miraba detenidamente.

-¡Ha, ha, ha,! Yo siempre he estados tu lado mi niña, nunca te he descuidado.-De pronto la pelilila sintió unas enormes ganas de llorar.-No llores mi niña, que ya es hora de que decidas.-El dios tomó el rostro de la chica para mirarla de frente.

-¿Qué?¿No puedo estar mas tiempo contigo? Hay tanto que quiero decirte.-La diosa abrazó de repente a su padre.

-Lo siento mi niña. ¿Ya has elegido?-Zeus la separó para cuestionarla.

-Si, necesito volver.-Las lágrimas corrían por el rostro de la chica.

-Entiendo, bien ha llegado el momento de despedirnos mi niña.-El dios besó la frente de la pelilila de forma tierna, seguido de esto dio media vuelta alejándose.

-¡No, espera! ¡Padre!-Para cuando la chica gritó el dios había desaparecido entre aquella niebla que apareció de la nada.

La luz que había iluminado el lugar desapareció volviendo a observarse a la pelilila recostada, junto a sus hijos que seguían pataleando; pero de forma menos inquieta.

-¿Por que no despierta?-Seiya logró soltarse para acercarse a su novia.

-¿Que ocurrió Shion?¿Funcionó?-Dohko también quiso saber.

-No estoy seguro.-El Patriarca aun sostenía el báculo de su diosa.-Se supone que el báculo debería de haber absorbido la energía de Athena cuando la llamé, tus hijos están bien pero ella no lo se.-Shion bajó la mirada algo triste por que no dio resultado.

-Tu dijiste que funcionaría. ¿No te habrás atrevido a mandarla al otro mundo mas fácil, verdad?-Aioros lucía furioso, hasta sus compañeros lo desconocían.

-¡Hermano tranquilo!-Aioria no quería que ese tema siguiera.

-Saori,-pegaso se había atrevido a levantarla del suelo para tenerla en sus brazos;-mi princesa, despierta por favor.-Seiya sentía un profundo dolor en el pecho que incluso se consumía su voz; acarició su rostro que aun permanecía como el de una persona dormida.-Te amo princesa.-Sin importarle más levantó el rostro de la pelilila para besarla frente a todos; Artemisa prefirió dar la espalda a ese espectáculo, mientras que los compañeros del Pegaso también se pusieron sentimentales.

-Las estrellas son hermosas,-sin esperárselo las palabras salieron de la diosa que aun estaba recostada, provocando las miradas de todos; pero mas hermosa es tu mirada Seiya, al escuchar su nombre el moreno se emocionó y sin dudarlo volvió a besar pero ahora de forma pasional a la diosa, quien no tardó en corresponderle.

-¡Saori!-Seiya no deseaba dejar de abrazar a su novia.

-¡Hijaaa!-Aioros también se tiró al suelo para abrazar a su niña.

-Papá gracias.-La pelilila le devolvió el abrazo muy fuerte.

-¡Saoriii!-Los caballeros de bronce estaban emocionados.

-¡Athena!-Los dorados de la misma manera de acercaron.

-Gracias a todos por ayudarme.-Saori se puso de pie.

-¿Por que nos das las gracias?-Milo preguntó extrañado.

-A pesar de lo ocurrido estuve algo consiente de lo que pasaba, no diría que oí todo pero si algo y se que todos intentaron ayudarme,muy a su manera. Muchas gracias a todos.-Para los caballeros fue extraña esa acción pero lo agradecieron.

-¡Que ridículos!-Artemisa no dudo en burlarse por lo que observaba.

-No creas que me he olvidado de ustedes.-La pelilila alzó la voz sorprendiendo de nuevo a todos.

-¿Saori?-Para Pegaso era algo desconocida esa forma de hablar de la chica.

-No te tengo miedo Athena.-La diosa de la Luna conocía bien a la chica o a la reencarnación.

-Artemisa, yo no tengo inconveniente alguno con que un dios venga a la Tierra a visitarme, pero cuando este busca destruirme a mi o a los humanos, he de considerarlo un enemigo y por tus acciones Artemisa, eres mi enemiga.

-Ha,ha,ha; tu no eres capaz de matar ni a una mosca.-Sin que ninguno de los dorados lo evitara la pelilila tomó su báculo y encendió su Cosmos.

A TRAVÉS DEL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora