COMIENZA EL DESENLACE

331 12 8
                                    


-¡Athena!-Una voz conocida para la pelilila acababa de hacerse presente provocando tanto en su cuerpo.

La mirada de todos debía de centrarse en el recién llegado que a pesar de parecer una persona común tenia una presencia que ponía a temblar a cualquiera, de pronto aquella persona comenzó a moverse en dirección a la pelilila; siendo ese momento clave para que los caballeros se percataran de su poder divino.

-Lamento interrumpir sus conversaciones pero necesito hablar con Athena.-Con una voz gentil el hombre extendió su mano para que la diosa la tomara.

-Todo esta bien, no se inquieten.-Saori comunicó algo dudosa sus palabras pero aun así acompañó al hombre.

Al entrar en el salón principal todas las puertas que daban a dicha habitación se sellaron impidiendo el paso a cualquiera, el recién llegado caminó hasta la silla del Patriarca para tomar asiento.

-¿A que has venido, padre?-Tratando de ocultar su temor la pelilila expresó.

-No debes temer, Athena. No he venido a hacerles daño, solamente he venido a hablar con mi hija.

-¿Es por la boda?-Saori prefería encontrar una respuesta rápidamente, aunque sus palabras provocaron una risa que resonó por toda la habitación.

-¿Tú crees? ¡Mi hija se va a casar luego de tantos años de permanecer pura y yo ni siquiera soy notificado!-Más que un reclamo lo dicho sonaba a broma.

-¡Lamento no haberte dicho nada pero no es algo que los dioses del Olimpo vayan a recibir como la mejor de las noticias!

-Eres mi hija, no del Olimpo. Los dioses que viven arriba tienen sus asuntos; no tendrían por que involucrarse. En cambio yo merecía saberlo.-A pesar de sonar tranquilo, el dios causaba demasiado impacto en la pelilila.

-Solo lo oculté para evitar visitas desagradables como las de la última boda celebrada en este Santuario. Mi deber como diosa es cuidar a los seres humanos que habitan el planeta y eso incluye a los caballeros.-Athena sabía bien sus razones por lo que prefería ser clara.

-Athena, tu eres de las pocas deidades que han aprendido del ser humano; en el fondo siempre he sabido que sería así es por ello que pude irme tranquilo porque sospechaba de antemano que tú serías lo suficientemente capaz para cuidar de este territorio y que a diferencia de tus hermanos el poder no te puede manipular. Hija has estado tanto tiempo en la tierra que prácticamente te consideras un mortal, a pesar de tu condición de reencarnación; te has dedicado casi exclusivamente a proteger el planeta que no veo el por que no mi hija podría conocer a un compañero. Durante años y años tus reencarnaciones han tratado de no dejarse llevar por sus sentimientos respecto a ese mismo jovencito que desde la era del mito se convirtió en tu fiel guardián, cada vida nueva que obtienes él se encuentra a tu lado y creo que seguirá así por siempre.

-¿Estas aceptando mi relación con Seiya?-La pelilila sentía una enorme adrenalina recorrer todo su cuerpo con el simple hecho de imaginar una afirmación.

-Tú siempre has sido una liebre entre lobos, todos tus hermanos se dejan llevar por cualquier sentimiento banal; en cambio tú pusiste tu deber por encima de la felicidad y tarde o temprano el universo recompensa el sacrificio. Además yo jamás permitiría que mi hija este al lado de un ser despreciable, ese joven ha obtenido una aprobación.-Saori no pudo evitarlo más y terminó abrazando al dios.

-¡Perdón!-La pelilila se separó rápidamente con la mirada baja.

-Me alegra verte feliz Athena.

-¿Entonces nos acompañas, verdad?-La diosa no podía sentirse mas llena de alivio y emoción.

Cuando los dioses salieron de la habitación los caballeros se pusieron en guardia para esperar lo peor, pero para fortuna del Santuario entero la pelilila les dejó claro que se trataba de un invitado; aunque en ningún momento especificó de quien se trataba.

A TRAVÉS DEL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora