03

64.1K 8.3K 6.3K
                                    

Aquella noche, Taehyung tuvo que quedarse más tiempo en el café.

¿El por qué?

Un llamado de atención a su comportamiento.

—Pero, señor, usted no entiende... —intentó excusarse Taehyung, en frente de su Jefe, Park Seojun, mirando cabizbajo el escritorio.

—No, Taehyung, escúchame. Clientes difíciles hay en todas partes, y eso no te da... — comenzó diciendo el hombre de traje, con entradas en la frente y arrugas sobre la nariz. Pero Taehyung le interrumpió.

—Pero es que él...

—Eso no te da el derecho de llamarlo un "cínico idiota, petulante aprovechado hipócrita" y un "Prepotente amargado". —exclamó Seojun, leyendo con sus lentes el papeleo que le habían entregado por lo sucedido. Taehyung miró con atención aquellos documentos, e hizo un mohín mientras se cruzaba de brazos—. ¿Eh, Taehyung? ¿Piensas que esto está bien?

¿Por qué se sentía un mocoso en la oficina del director de nuevo?

—¿Quién escribió eso? —preguntó, evadiendo la mirada de su jefe. Seojun suspiró de exasperación.

—Eso no importa, siempre tengo un ojo sobre mis empleados.

El mohín de Taehyung se hizo más profundo. Si alguien lo analizaba con cuidado, tenía la apariencia de un niñato inmaduro que acababa de ser reprendido. Pero esta situación era tan injusta de tantas maneras, que no lograba soportarla de acuerdo a su edad.

Porque Taehyung había sido incapaz de quedarse callado cuando aquel cliente pelinegro había criticado cada rincón de su persona. ¿Quién, en su sano juicio, habría guardado silencio? El tipo era un aprovechado antipático, ¿Y ahora el del problema era él?

—¿Entonces? —insistió el mayor—. ¿Piensas que lo que hiciste estuvo bien?

Quiso decir que sí, se moría por decir que sí. Él era el bueno en esta ocasión, él era el que había sido irrespetado.

Pero claro, decir que "sí" solo iba a traer más problemas. Tragó saliva intentando llevarse lejos la emoción de irritación que se le enredó en los pulmones.

Negó con la cabeza antes de responder.

—No, Sunbae. No estuvo bien mi comportamiento.

Entonces el ceño de Seojun se relajó por fin un poco. Soltó el papeleo y dejó reposar los lentes ovalados en el puente de su nariz.

—Me alivia que lo reconozcas, Taehyung. Tú nunca sueles ser irrespetuoso con los clientes, de hecho siempre me he llevado buenos comentarios sobre tu actitud, así que tengo que admitir que me sorprendí mucho cuando llegaron estas noticias. —explicó, apoyando los brazos en el escritorio. Taehyung se limitó a asentir con la cabeza con una sonrisa tensa—. Es obvio que nunca lograremos agradarle a todo el mundo, pero es importante tener como base en la interacción el respeto, ¿Está bien?

El discurso de Park Seojun fue bastante pacífico hasta que mencionó las consecuencias. Taehyung tendría que ocuparse de la limpieza y el inventario por lo que quedaba de aquella semana. Intentó que en su expresión no se notara el desagrado, si de por sí su horario era pesado al finalizar a las seis de la tarde, saliendo a las ocho sí que se volvía un problema.

Salió de la oficina del jefe sintiendo sus hombros tensos y pesados. Claro, tendría que pagar por su error, pero no sé arrepentía de lo que había hecho. Prefería esto a sentir sus entrañas hirviendo de ira y represión.

Si tenía que romper su espalda aquella semana, sin rechistar lo haría. Porque a fin de cuentas, y dejando de lado su orgullo y su defensa, tenía un trabajo que cuidar: con o sin el pelinegro.

Control «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora