En dos años, la vida había traído una gran serie de cambios para el pelinegro Jeon Jungkook. En el momento en el que había bajado la guardia, su mundo había cambiado en un abrir y cerrar de ojos.
El correr del tiempo había pasado a ser un punto irrelevante, como a quien se le pasa la vida a oscuras. No estaba seguro de haber asumido los cambios realmente hasta aquel día, al despertarse. En la mañana se había quedado un rato suspendido en su cama mirando el techo con la mente en blanco frente a todos esos cambios. Sus días, quizá por la ausencia de relevancia o interés, corrían y casi volaban sin dejarlo ser consciente. ¿Cómo una persona podía perderse en un lapso de tiempo? ¿Qué tanto podía hundirse una persona en la rutina? Ni siquiera la Doctora Kang le había dado una respuesta clara cuando se lo había preguntado hacía unos meses.
Entonces, sintiendo el colchón contra su espalda, se refutó.
¿Unos meses? No habían pasado unos meses. Había pasado un año.
Pero, ¿servía de algo contarlo?
A partir de eso su mañana había sido un poco diferente a las que estaba acostumbrado. Además de quedarse observando su techo, había sido más lento en cada actividad que había realizado. Afortunadamente aquel día sólo había tenido que estar en la editorial unas horas, ya que el resto de trabajo podía hacerlo desde casa. Pero salir de casa y comunicarse en su cotidianidad no había alterado su estado meditabundo. Había llegado a casa antes del medio día, resuelto de todas sus responsabilidades, y después se había hallado a sí mismo recostado en el barandal de su ventanal, perdido de nuevo y más profundo que al abrir los ojos en la mañana.
Vagar en sus pensamientos había sido inevitable, después de eso. Y el despertar de su consciencia solo lo había despistado más. La brisa de primavera, arrastrando pétalos rosas del florecer de los cerezos, había alocado y despeinado su cabello cuando había dirigido la vista hacia el ventanal de su derecha. Ese ventanal.
Entonces sus labios se habían apretado hasta formar con ellos una fina línea. Su corazón, aletargado dentro de su pecho, se inquietó.
Su mirada se desvió hasta el fin de la calle, y más allá de lo que su vista le permitió. Yendo en aquella dirección que había memorizado casi odiosamente, y reprimió un suspiro.
Las preguntas surgieron, inevitablemente.
¿Qué tan grande era Seúl, a ese punto?
¿Qué tan grande podría ser, cuántas personas la recorrerían al día?
¿Cuántas caras nuevas vería?
¿Cuántas caras viejas... encontraría?
Debía existir al menos una posibilidad. En la infinidad de opciones. Debía haberse establecido un número. Una estadística.
Pero aunque no la conociera...
Las probabilidades estaban mal. Pensaba.
Las probabilidades no eran realistas.
Las probabilidades mentían.
Puso el dedo pulgar contra su ojo para intentar borrar aquella zona de su vista.
¿Qué tanto se podía desaparecer de la mente de alguien?
¿Desaparecían los lugares con los recuerdos?
Bajó el dedo obligándose a solo recostarse de nuevo.
No valía la pena pensar en aquellas cosas.
Lo sabía.
Como decía antes, su vida había cambiado. El Jungkook de hacía dos años no era el Jungkook que se levantaba ahora. Su cotidianidad se había sometido a demasiadas modificaciones como para permitirse salpicarse de pasado. Tenía un nuevo trabajo. Tenía nuevos amigos y colegas. Hacía muchas cosas nuevas. Había comenzado a ejercitarse. Había controlado casi en su totalidad su trastorno (la Doctora Kang decía que ya estaba en la etapa final). Y se había forzado a romper un poco de su caparazón para permitirse conocer de los placeres del mundo. Salía más, tenía una vida sexual activa e informalmente divertida. Todas esas eran cosas que merecían su atención todo el tiempo. Eran cosas que él mismo había conseguido y apreciaba con orgullo. Así que, ¿por qué se perdía en sus recuerdos?
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Control «KookTae» ©
FanfictionEn medio de la preponderancia y el saudade, Jeon Jungkook y Kim Taehyung se conocen. Si el dicho dice que los opuestos se atraen, en definitiva no aplica con ellos, y trae, como consecuencia, un enfrentamiento que sin fundamento los involucrará en u...