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Un estruendo le hizo despertar de su sueño ligero.

La profunda oscuridad fue lo que recibió a sus ojos. Orientarse no fue problema, él sabía perfectamente dónde estaba, y lo problemático que había sido dormirse mientras esperaba alguna señal de vida del grandísimo idiota, Jeon Jungkook.

Así que levantó la cabeza cuando el susodicho,- distinguible por los lentes redondos reposando en el puente de su nariz y encima su cabello azabache y oscuro siendo iluminado vagamente por la luz de los faroles de fuera que entraba por la ventana- se recostó en la puerta, en la mitad de la oscuridad, de brazos cruzados.

Taehyung parpadeó un par de veces obligando su vista a aclararse, y volteó el rostro hacia el reloj que el hombre mantenía en una de sus mesas de noche. Después de unos segundos observándolo, distinguió la hora.

Iba a ser la media noche.

Hizo un mohín.

Él debía llevar, por lo menos, un par de horas dormido.

Volvió de nuevo la mirada hacia la puerta, para mirar al hombre que lo había tenido esperando esa noche. Dios, que imbécil era Jungkook, haciéndolo esperar por él. Le había enfadado, en demasía.

Su orgullo rechistó. Jungkook estaba grandecito para hacer sus mierdas sin avisarle a nadie, y además, no era como si esperara que le avisara si iba a llegar tarde.

Solo que, era justamente lo que Taehyung había esperado que hiciera. Lo merecía, ¿no era así? ¿No era algo así como sentido común?

Reprimió las ganas de bufar.

No, no lo es. Protestó su orgullo, haciéndolo enojar un poco.

¿Era su maldita esposa? ¿Su estúpida mascota? ¿Por qué él, inicialmente, se había quedado esperándole?

Idiota. Eso había sido, al preocuparse por su tardanza.

¿Qué era que hacer el amor le había fundido las neuronas?

Sintió el calor expandirse por sus mejillas por aquel pensamiento. Acompañado entonces por recuerdos, aquellos malditos recuerdos que su cuerpo junto con el alcohol no habían sabido borrar.

Maldita sea.

Se quedó quieto, bajo la mirada de Jungkook, siendo consciente ahora del silencio que sus pensamientos habían nublado por un momento. ¿Qué hacía de pie, sólo ahí, estático? ¿En realidad no lo miraba? ¿No sabía que él ya estaba despierto por su presencia?

Se encogió un poco en sí mismo.

¿Sólo iba a quedarse allí?

Lo miró fijo, intentando sentir algo, lo que fuera, incluso el sonido de su respiración. Porque quizás era un sueño, porque quizás Jungkook no estaba ahí, porque quizás su mente jugaba con el temor que la actitud de golpe distante del pelinegro había provocado en él.

Lo odiaba, pero era inútil evadirlo o negarlo.

Aquel maldito silencio que el hombre había perpetuado desde que se habían despertado juntos en la mañana había abierto algo extraño en Taehyung. Algo que llegaba a sus sentidos y era percibido como temor. Sofocante temor.

Sólo que aún no sabía hacia dónde se dirigía, la emoción en particular.

¿Era porque algo había cambiado? ¿Porque esto no estaba en los planes? ¿Porque le había pedido que le hiciera el amor? ¿Porque le había pedido algo tan íntimo a alguien que se hacía llamar a sí mismo distante?

¿Era porque... estaba rechazándolo?

Tragó saliva, dejando caer entonces la cabeza, y recostándose de costado para poder seguir observando al pelinegro.

Control «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora