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El corazón de Kim Taehyung amenazó con salirse de su cavidad y lanzarse por un maldito abismo. Parpadeó un par de veces mirando hacia abajo, sintiendo en su pecho retoñar un extraño complejo de culpa.

Sin embargo, aquello no tenía sentido.

No tenía razones para reaccionar de ésta forma, ¿cuál era el problema?

Respiró profundo, recuperando la compostura.

No podía simplemente asustarse. No como lo había hecho en el pasado. Él era más que eso, él se había vuelto un poco más fuerte.

¿Entonces por qué?

¿Por qué su corazón le hacía sentir que tenía que ocultarse repentinamente?

Subió la mirada con lentitud hacia Jeon Jungkook con perplejidad brillante en sus ojos a través de la oscuridad, sintiendo el pecho del hombre subir y bajar bajo él, con normalidad, como si lo que acababa de pronunciar su boca no llevara ningún peso consigo.

"¿Qué es esto, Taehyung?"

Era francamente increíble.

Parpadeó, buscando entonces algún rastro de confusión en los ojos ajenos. ¿Qué él era el único sintiéndose así, a caso? ¿Cómo parecía tan serio preguntando eso? ¿Tenía sentido?

Retuvo su aire.

¿Decía lo que él pensaba que quería decir, tal vez?

Lo dejó salir lentamente.

Y, ¿que era eso, de todas formas? ¿eso, de ellos?

Sus divagaciones lo irritaron un poco. Lo suficiente, al menos, como para poner rígidos sus hombros.

―¿Qué quieres decir?― quiso rectificar Taehyung, sorprendiéndose por lo calmada que había sonado su voz. No se atrevió a desviar la mirada aquella vez. Algo en él sintió que perdería si lo hacía.

Jeon Jungkook, en cambio, no soportó la presión de su corazón y después de percibir un temblor de sus labios, cerró los ojos. Forzando más en sí mismo aquella actitud despreocupada de la que tanto se quejaba Taehyung.

Tomó una honda bocanada de aire antes de confrontarse a sí mismo.

Era un jodido idiota.

¿Por qué mierda había soltado eso?

¿Cómo había salido eso de su boca?

No era como si no quisiera una respuesta, pero...

Maldición.

¿Que tan perdido lo había dejado su orgasmo como para hacerlo bajar la guardia por los segundos suficientes para preguntar aquello?

Cuando las sensaciones estaban a flor de piel y en todo su esplendor, ¿tan vulnerable se volvía? El calor le subió a las mejillas, y agradeció en secreto que estuvieran a oscuras.

Te lo dije desde el primer momento, Jeon. Estás dejándote llevar demasiado.

Se odió un poco por admitir que su consciencia tenía la razón.

¿Se había dejado en evidencia?

¿O había logrado pasar como una pregunta de genuina curiosidad?

Reprimió el impulso de frotarse con ansiedad el puente de la nariz.

Ahora solo le quedaba fingir que así era.

Y hacer como si nada estuviera cambiando. Como si él fuera el mismo idiota que lo sacaba de quicio, como si últimamente no pudiera sacarle la mirada de encima, como si no fuera importante que no le hubiera hecho daño durante el sexo, como si no notara que su desorden quizá no era tanto problema ahora.

Control «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora