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Jungkook se quedó observando la puerta que relucía gracias al 2B de metal que tenía en el centro superior y tensó la mandíbula.

Había tocado el timbre un total de cinco veces.

Se dio la vuelta y respiró profundo intentando deshacerse de la rigidez que comenzaba a acumularse en sus hombros.

¿La razón de aquel acto?

No estaba muy seguro.

Su cabeza había estado bastante enredada desde el incidente con Taehyung—del cual ya habían pasado un par de días—. y quizá la congestión de emociones e ideas lo tenían lo suficientemente atrapado en sus pensamientos le habían hecho considerar que aquello era una buena idea.

Apretó el pequeño maletín negro que llevaba en las manos, frunció los labios y se alejó de la puerta, listo para irse al trabajo. Bajó las escaleras con un ritmo lento. Nadie, absolutamente nadie le había abierto la puerta. Ni una sola vez.

Y lo peor de todo era que había algo en él que le había dicho que eso sucedería.

Porque hace mucho tiempo que no sabía algo del hombre pelinegro que le había ayudado a subir la última caja de la mudanza, y si lo pensaba con cuidado, incluso había pasado más de un año sin verlo.

Y bueno, ¿se suponía que era el novio de Taehyung? ¿Por qué sonaba poco convincente? El castaño hacía un tiempo que se había presentado el edifico con aquel argumento, pero el apartamento parecía estar vacío.

Suspiró a sus adentros, y salió del edificio sintiendo el inicio de una jaqueca en sus sienes. Lo único que le inquietaba en verdad, y quizá el motivo más coherente por el que tocaba en aquella puerta, era para comprobar que hubiera alguien que se hiciera llamar "la pareja de Taehyung".

Porque si así era, Jungkook se había tirado entonces a un chico que no estaba disponible; y eso no estaba bien, iba completamente en contra de sus principios.

Y quizá le enfurecía un poco.

La luz fuerte del sol mañanero lo obligó a sacar su sombrilla negra, y mientras caminaba al trabajo —ya que odiaba los autobuses y los taxis, eran demasiado sucios y no le agradaba entrar en contacto con otros y sus fluidos corporales—. se obligó a sí mismo pensar en otra cosa.

Porque Taehyung había estado rondando mucho en su cabeza últimamente.

Y si follárselo ya había sido un error bastante grave, el que permaneciera en su cabeza era mucho peor.



[♦♦♦]

—Sabes que soy malísimo en esto de las cartas, Hoseokie. —aquejó Park Jimin, haciendo un ligero puchero mirando de reojo al peli-marrón que tenía los ojos clavados en su baraja. El chico permaneció en silencio aunque Jimin quisiera una respuesta.

Soltó un suspiro, y volteó la cabeza para comprobar que Jungkook estuviera en su oficina, con sus lentes puestos y concentrado en el trabajo y devolvió la vista a Hoseok, el cual ahora parecía extrañamente sonrojado.

―Si me enseñas, podremos jugar. ¿Te parece? ―preguntó, con amabilidad y sonriendo con amplitud.

Hoseok dejó la baraja de cartas en la mitad del sofá grande y blanco en el que se encontraban, y con la respiración algo inconstante se comunicó a través de las señas. Jimin, como siempre, puso atenta atención.

―Bien, entonces, ¿el propósito es dejar al oponente sin cartas?

Jimin soltó un ''ah...'' con alivio al recibir una respuesta afirmativa, y se dispuso a jugar con el peli-marrón.

Control «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora