Taehyung sonrió.
«Pueden apoyarse en mí a partir de ahora.» recordó mientras subía las escaleras, sintiendo a Jungkook subir tras él. «El caso está en manos de la policía, y supervisaré cada paso para tenerlos al tanto. No me sorprendería si se hace un juicio pronto si encontramos pruebas sólidas. Pueden descansar por ahora.»había dicho el Oficial Park mientras bebían cómodamente licuados de fruta en una cafetería cercana al Parque de Namsan. El camino a casa había sido el más tranquilo que había tenido en mucho tiempo, y su corazón parecía querer habituarse de nuevo a aquella paz.
¿Sería alcanzable?
¿Pronto, quizás?
Respiró profundo, sintiendo el aire frío por el invierno pasar por sus fosas nasales hasta calar sus pulmones. En su cabello pequeñas motas de nieve se derritieron humedeciendo y esponjando las hebras por el contraste cálido que hacía con el gorro gris cuyo dueño era el pelinegro que había estado extrañamente callado todo el camino.
Lo miró por encima de su hombro, casi inquisitivo. ¿Por qué no había dicho nada? ¿Estaba fastidiado con algo por él aún? ¿Por la pequeña discusión -o pequeñas discusiones- que habían tenido aquel día?
Jungkook, completamente inmerso en sus pensamientos, no logró percibir los ojos del contrario sobre él. Miró los escalones sin observarlos realmente, lidiando con la dualidad que se había tornado su cabeza la última media hora.
Seguía enfadado, sí. Específicamente por la poca atención que había recibido y la actitud tan risueña de Taehyung. Pero desde que se habían sentado a descansar y beber algo antes de despedirse, la calma reluciente en los ojos del peli largo castaño por la seguridad que las buenas noticias le habían provocado habían desarmado la mitad de las razones que tenía para ser duro con él.
Porque al fin, de tantos tortuosos días, el semblante de Kim Taehyung era tan brillante como la sonrisa cuadrada que solía poner trabajando en aquel pequeño y pintoresco café. No importaba que el café ya no existiera si había recuperado eso.
No extrañaba en lo absoluto sus ojos apagados y llenos de lágrimas. Así estaba mejor.
Entonces con todo eso, él no quería hacerle... mal.
Al menos no, en ese momento.
Quería prolongar aquella tranquilidad lo más que pudiera.
Lastimosamente, supo que no podría ser posible cuando su hombro chocó con la espalda del castaño de forma abrupta haciéndolo detenerse. Parpadeó dos veces, identificando rápido por qué se había detenido al pisar el segundo piso, y ampliando sus ojos de inmediato al asimilarlo.
¿Qué?
La puerta del apartamento 2B frente a su casa, estaba abierta.
Su cabeza se disparó en preguntas, reflejando genuino desconcierto en su rostro, intentó detenerlas y fue todo en vano. Sin embargo, entre confusiones y posibilidades que lo atontaron, su primer impulso fue el de tomar la mano de Taehyung y tirar de él para llamar su atención.
Su piel estaba fría.
Taehyung solo se volteó ligeramente hacia él no logrando captar con su mirada que dejó fija en la puerta, pareciendo incapaz de apartarla. Dejando así a Jungkook sólo ver su expresión.
Jungkook ni siquiera espabiló. Pero una profunda decepción le golpeó el pecho y le abrazó los pulmones.
Taehyung estaba tan pálido como una hoja de papel, con sus ojos avellanas amplios y completamente pasmados. Su boca, entreabierta, dejaba pasar una respiración inestable.
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Control «KookTae» ©
FanfictionEn medio de la preponderancia y el saudade, Jeon Jungkook y Kim Taehyung se conocen. Si el dicho dice que los opuestos se atraen, en definitiva no aplica con ellos, y trae, como consecuencia, un enfrentamiento que sin fundamento los involucrará en u...