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—Es ésta una coincidencia, ¿verdad? —preguntó, con la comisura de su labio ligeramente alzada, contribuyendo a su expresión de desconcierto y ligera altanería usual.

Taehyung a penas fue consciente de que en verdad estaba dirigiéndole la palabra, ¿Iban a comenzar una conversación? ¿Por qué era necesario? No tenían razones para hablarse.

Sin embargo, Taehyung se tragó su debilidad y alzó el mentón respirando hondo. Su corazón podría estar un poco roto, pero su orgullo no iba a ser pisoteado.

Aún sintiendo ganas de llorar, respondió:

—Por supuesto, no pensarás que estoy aquí para verte, ¿O sí?

Quizá el comentario no había sido apropiado.

No, de hecho no había sido para nada apropiado. Y había sonado completamente a la defensiva.

Y él no tenía que comportarse de aquella forma. Apretó los puños desviando la mirada. De verdad no iba a poder mantener una conversación civilizada con todos los sentimientos que se enfrentaban dentro de él. Cuando se alteraba era jodidamente sentimental, y no solía controlar su boca.

Por el otro lado, Jungkook se abstuvo de abrir con amplitud sus ojos por lo que había dicho. El tipo estaba enfadado, ¿Con él? Bien, tenía sentido teniendo en cuenta los incidentes anteriores, pero igualmente provocaba un mal sabor en su boca.

Quería decir más cosas de las que podía. No iba a comenzar una pelea sabiendo que el tipo presionaba todo los botones correctos en él para hacerlo enojar.

Lo observó de la cabeza a los pies: aún tenía puesto el pantalón verde del uniforme de la cafetería —al cual le faltaba un botón, y parecía nunca haber sido planchado—. y un gran saco gris por abrigo. Se abstuvo de mirar sus zapatos, ya había prácticamente memorizado la marca de pantano que ambos tenían. Una burbuja de exasperación explotó en su pecho, ¿De verdad le preocupaba tan poco la forma en la que se veía? ¿Tendría él que hacerle una lista para el cuidado mínimo de la ropa? Volvió a mirarle a los ojos, los cuales tenía vidriosos y más oscuros del color que brillante que había visto antes, gracias a la luz del techo podía notar el lunar de su pómulo y otro nuevo en su nariz. Su cabello, el cual ahora estaba suelto, estaba ligeramente alborotado y tieso.

Su análisis fue detenido por unos toquecitos torpes en su hombro.

—¡Jungkook! ¿Quién es, por qué no te mueves? —insistió Jimin, su amigo, tras él, y el mencionado soltó el aire que no sabía que retenía. Claro, estaba obstaculizando el paso, debía moverse.

Caminó con cuidado hacia fuera, y dejó que su amigo saliera. El rubio, de ojos pequeños con pestañas largas y bonitas, mejillas abultadas de apariencia tersa, labios regordetes y llamativos, y todo aquello en un atractivo rostro de mandíbula ligeramente cuadrada, sonrió al mirar al castaño. Taehyung sintió el corazón sobresaltarse por su belleza, y tomó sus manos tras la espalda para apretarlas.

—Oh, ¿Es tu vecino? ¡Buenas noches! —saludó amigablemente Jimin, y los hombros del castaño se encogieron cuando se cruzó de brazos.

—B-Buena noche. —respondió, aún bajo la mirada de Jungkook, que hizo un mohín con la boca.

—No es mi vecino- —afirmó Jungkook, más como un deseo que como una observación. Jimin parpadeó, y observó a Jungkook con inquietud.

—¿Ah, no?

Cuando el rubio volvió a mirarle, Taehyung apretó la boca. El tipo era tan petulante, que merecía ser tratado como tal. La idea de que existiera alguien que parecía soportarlo tenía a Taehyung más que sorprendido.

Control «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora