Taehyung apretó con fuerza la mandíbula cuando Yoongi negó con la cabeza. Intentó suavizar su expresión y abultar las mejillas en un puchero, pero Yoongi sacudió con más fuerza la cabeza, negándose rotundamente a atender al pelinegro.
Taehyung respiró profundamente antes de tomar una liga de su bolsillo y tomar su cabello. Ya había arreglado el botón de su pantalón, e incluso se había esforzado en peinar su cabello.
Se detuvo antes de que sus dedos tocaran la libreta de pedidos, y abrió con amplitud los ojos. ¿Por qué había hecho eso?
Se mordió el interior de la mejilla y se dijo a sí mismo que solamente era algo que debía hacer. No era como si se sintiera presionado a cambiar.
Porque él estaba bien con la forma en la que era. Y no iba a cambiar solo por la aprobación de un idiota.
Tomó por fin la libreta y se acercó a la mesa junto a la ventana. El hombre incluso se sentaba en el mismo lugar que el primer día, ¿Qué era lo que pasaba por su cabeza? ¿Cómo había llegado a ser así? ¿Sería consciente de la forma que era?
Cuando los ojos oscuros lo fulminaron a través de los cristales redondos, Taehyung retuvo la respiración en un impulso.
¿Por qué seguía volviendo?
¿Después de lo mucho que habían discutido?
—Bienvenido. —musitó, entre dientes. Uno de los clientes chocó por accidente con su hombro y se disculpó, el equilibrio de Taehyung disminuyó lo suficiente como para hacerlo tambalear, pero logró mantenerse en pie. Jungkook lo observó, con expresión de piedra, todo el tiempo. Taehyung casi se sintió sonrojar, pero logró reprimirlo.
En cambio, comenzó a irritarse.
—¿Qué desea pedir? —preguntó, abriendo la libreta y observando las pequeñas líneas que dividían los renglones—. ¿Lo de siempre?
Jeon Jungkook acomodó los lentes en el puente de su nariz y observó al muchacho tenso que tenía en frente. Se aliviaba un poco con el hecho de que siguiera tratándolo igual, ya que el no pretendía cambiar, tampoco.
Porque cambiar significaba que algo no estaba bien, lo cual era mentira.
Según él, claro.
—Sí. —afirmó, con un tono de voz neutro, que no dejaba pasar nada. Ningún rastro de emoción. Aprovechando la distracción del hombre mientras anotaba, le dio un repaso de pies a cabeza.
Sus zapatos seguían sucios, pero su pantalón ya tenía todos los botones.
Fue inevitable el sentirse un poco sorprendido. Habían pasado casi un mes desde la primera vez que había ido al café y por fin se había dignado en arreglarlo.
Bien, eso estaba muy bien. Se tomó las manos bajo la mesa y las entrelazó. El castaño se alejó suspirando a sus adentros, y Jungkook siguió mirándole.
Taehyung se internó en la cocina para hacer su café. Ya incluso había memorizado las instrucciones, servir el café, luego las dos de azúcar y la adición de crema.
El azúcar debía deshacerse por completo, y la crema no podía ser ni muy abundante, ni muy escasa, y no debía de mezclarse con el líquido. O así era, al menos, como no había sido rechazado.
Lo hizo todo pacientemente, no queriendo una discusión de nuevo por el café. No tendría la amabilidad de reprimirse aquella vez, y no tenía ánimos de hacer la limpieza y el inventario por una semana de nuevo. Unos mechones rebeldes se cruzaron por su frente, y con manos un poco resbalosas puso la taza en un pequeño plato y la bebida lista en una bandeja de plata.
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Control «KookTae» ©
FanficEn medio de la preponderancia y el saudade, Jeon Jungkook y Kim Taehyung se conocen. Si el dicho dice que los opuestos se atraen, en definitiva no aplica con ellos, y trae, como consecuencia, un enfrentamiento que sin fundamento los involucrará en u...