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Esa noche hablaron sobre todo.

Luego de lo anonadado de Jungkook tras la iniciativa que Taehyung había pretendido inculcar en él, para deshacer las tensiones, solo habían cambiado de tema.

Y de allí, prácticamente habían volado.

Todo había resurgido: los años sin el otro, la universidad de Taehyung, la renuncia de Dong Yul de la editorial de Jungkook luego de todo el incidente, el concurso de Taehyung que le había dado su galería, y la estadía casi definitiva de su ex-sunbae (ahora hyung) Kim Namjoon con Min Yoongi en Daegu. —al cual, sorpresivamente, solo había visto un par de veces después de todo el incidente al venir por todas sus cosas a Seúl en plan de mudanza definitiva. Había sido increíble lo mucho que ambos habían avanzado como pareja después de aquel drama con Ji Taehyung.

En ese tema se detuvieron casi de forma abrupta.

Ji Taehyung.

Ambos se quedaron en silencio unos segundos, como si hubieran mencionado algo maldito, algo malo.

El agarre de ambos se afianzó, como si sus cuerpos buscaran algo de seguridad espontánea en el otro. La cabeza de Taehyung descansando en el brazo de Jungkook frente a él se acercó un poco más, con ganas de ser abrazado.

Jungkook no dudó dos veces en hacerlo al percibir aquel ademán. Acunó su cabeza, besando su cabello y inhalando profundo su aroma.

El silencio se alargó hasta que Taehyung soltó un largo suspiro y levantó la mirada hasta conectarla con Jungkook.

—Faltan ocho años.— fue lo único que dijo. Y fue suficiente. Jungkook entendió perfectamente a lo que se refería.

Faltaban ocho años para que Ji Taehyung saliera de prisión.

El pelinegro hizo un mohín profundo, pasando las manos por el rostro de Taehyung.

—Sí, faltan ocho años.— musitó en respuesta.—Pero... ¿sabes? no me preocupo por eso. Sé que aprenderá.

Aquello hizo a Taehyung fruncir el ceño ligeramente.

—¿Aprenderá?

Jungkook asintió.

—Él no es un criminal. Creo firmemente en que cuando salga, buscará rehacer su vida en vez de buscarse otra vez ser encarcelado. —le dijo, realmente intentando sonar tan seguro como se sentía. —Aprenderá de su error.

Taehyung lo miró fijo, y cerró los párpados para respirar profundo.

—Quizás tengas razón...—musitó en respuesta, regocijándose más en la calidez del contrario, y solo decidiendo no pensar más en eso.

Porque en ese mismo momento no tenía sentido.

Porque todo estaba bien. ¿De qué se preocupaba? Todo iba a salir bien.

Si tenía a Jungkook a su lado, no tendría miedo.

Entonces abandonaron el tema, y continuaron conversando. Tenían mucho sobre qué hacerlo, igualmente.

Y entre abrazos, y tiernos besos, más temas salieron a luz.

Más temas... Algo curiosos.

—¿De veras?— exclamó Jungkook, ampliando sus ojos— Déjame ver.

—O-oye— respondió Taehyung, intentando detener al hombre cuando puso sus manos encima para subirle la camiseta blanca que llevaba. Sus mejillas se sonrojaron casi con violencia, y sólo se tapó el rostro en su urgencia de no ver su cara.

Control «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora