Dentro de su perplejidad, Kim Taehyung se volvió hacia el pequeño niño que tenía a su costado, y del cual a penas era consciente en presencia.
Su corazón, desbocado y ruidoso, volvió todo difuso e imposible de digerir los primeros segundos.
Él había dicho... ¿qué?
«¡¡SEOKJIN HYUNG!! ¡¡BÁJATE DE AHÍ, SEOKJIN!! ¡¡ALÉJATE DEL BORDE!! ¡¡TODO ES MI CULPA, TODO ES MI CULPA!!»
¿Seokjin...?
Las frías gotas de lluvia golpearon su rostro y sus ropas, haciéndolas más oscuras.
No lo entendía. ¿Seokjin había...?
¿Él había caído?
No... el rubio. El pequeño. Lee Chung Hee, su vecino de arriba. Él... Él...
Se llevó las manos hacia la boca, abrumándose. Y asustándose, y angustiándose mucho más de como había subido hasta allí.
No podía ser. No podía ser cierto.
Ojalá hubieran podido detener los caminos por donde volaba su cabeza.
Ojalá supiera la verdad.
Ojalá se detuviera.
¿Chung Hee lo había empujado?
Él sólo supuso a partir de lo que la situación, hacia cualquier ignorante, le decía.
Qué gran error.
Pero, ¿se le podía culpar?
Taehyung no sabía lo que Jungkook sabía. No lo había dimensionado. Él no había estado ese último día de vida de Kim Seokjin, y el universo a partir de allí parecía haberlo privado de todas las respuestas.
Porque tampoco había visto al gato aterrado y atrapado en la antena satelital.
Y no sabía de los sueños de Jungkook.
Así que no pudo evitarlo.
Él sólo era un hombre dolido.
Con impulso ciego, violento y totalmente incorrecto, volvió su cuerpo a su costado y tomó al niño, al tembloroso Chung Hee, del cuello de su camisa.
El pequeño niño se tambaleó y lloriqueó al sentir el jalón, y amplió sus ojitos irritados al chocar su mirada con la de abrumo y enojo de Kim Taehyung. Del hombre que a veces se pasaba por allí. Del hombre que había visto hacía años incontables veces con Seok.
Hoy no se veía tan gentil como solía hacerlo. No.
Hoy se veía como los monstruos de la tv que su madre aún no le dejaba ver.
El manto de la lluvia no fue suficiente para ocultar las lágrimas. De ninguno de los dos.
—¡T-tú...! —Taehyung lo sacudió. Chung Hee volvió a lloriquear—. ¡TÚ LO EMPUJASTE! ¡T-TÚ...!
Ambos, de momento, parecieron olvidar al hombre que de pie en la corniza ahora los fulminaba a ambos. Su cabeza resonó en todas las alarmas de emergencia que tenía, y desvió su atención del gatito solo para detener aquella crueldad injusta.
—¡TAEHYUNG!
Pero él no escuchó.
O fingió no hacerlo.
—¡¿QUÉ TE HIZO ÉL?! ¡¡É-ÉL HACÍA TANTAS COSAS POR TI!! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?!
Chung Hee lloró más fuerte, incapaz de fluir hacia sus reclamos. Sólo sintiéndose maltratado y mucho más angustiado. ¿Por qué lo tocaba? A él no le gustaba que lo tocaran.
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Control «KookTae» ©
FanfictionEn medio de la preponderancia y el saudade, Jeon Jungkook y Kim Taehyung se conocen. Si el dicho dice que los opuestos se atraen, en definitiva no aplica con ellos, y trae, como consecuencia, un enfrentamiento que sin fundamento los involucrará en u...