Jeon Jungkook se levantó de su cama, sintiendo algo de rigidez naciente en su nuca. Con los calcetines pisó el suelo helado y caminó lentamente por su departamento hacia la puerta, encendiendo las luces por cada espacio que cruzaba. Sus ojos se entrecerraron por el esfuerzo en el cambio de luminosidad, y con una de sus manos intentó organizar un poco su cabello.
Detuvo aquel último movimiento, intentando recordar si tenía las manos limpias. Bajó las manos, inseguro, y continuó su caminata. Más ido en el mundo de morfeo que en el real.
¿Quién rayos tocaba la puerta a las malditas dos de la mañana? Era una locura, y por el solo hecho de levantarse ya estaba algo molesto. Su mente adormilada intentó vagar por las posibles razones por las cuales la persona que estuviera afuera hacía lo que hacía; pero no halló ninguna lo suficientemente convincente o lógica.
A menos de que fuera Jimin en una emergencia. O Hoseok. Porque, ¿a quién más conocía?
No, quizá esa no era la pregunta indicada. Sacudió la cabeza antes de hacerse alguna idea loca que le desatara la paranoia.
Alcanzó de su perchero un abrigo para que el frío de la noche no le golpeara demasiado fuerte al abrir la puerta y llevó su rostro con cuidado al ojo mágico apoyando las yemas de los dedos en la superficie tallada de madera.
Frunció ligeramente el ceño intentando distinguir lo que su vista le mostraba. Sí, había una persona, pero no veía su rostro. Tenía la frente apoyada en la puerta, y lo único que lograba verse era su cabello.
El cual, cuando su mente estuvo lo suficientemente espabilada, reconoció que por culpa de la luz, soltaba destellos dorados desde su naturaleza castaña.
Fue entonces que se pasmó, su cabeza comenzando a maquinar. Su pulso, necio a sus impulsos, acelerándose.
¿Era posible...?
¿Podía ser posible... que fuera Taehyung?
¿Kim Taehyung?
Se alejó de golpe, y se frotó los ojos, incrédulo. Volvió a acercarse a mirar, esperando no ver a nadie, y se sobresaltó cuando el dueño de aquella cabellera volvió a tocar la puerta. Jungkook retuvo el aliento. ¿Por qué no levantaba el rostro? ¿Por qué no facilitaba las cosas? Las hebras enmarañadas que confirmó al dar el segundo vistazo provocaron que su estómago se hiciera un nudo. ¿Quizá estaba aún lo suficientemente dormido para confundir estas cosas? Era consciente de que era vulnerable a sus pensamientos estando somnoliento.
Porque no podía ser Taehyung. ¿Por qué lo sería?
Volvió a alejarse y respiró profundo. Claro que no podía ser Taehyung. El hombre había insistido en acabar las cosas. No podía ser más que un bastardo loco que quisiera molestar.
Un gruñido profundo se hizo en su garganta. Sólo había una forma de averiguarlo, y era abriendo la condenada puerta. Apretó la mandíbula mientras quitaba los pestillos y le daba vuelta lento al pomo.
No iba a ser jodidamente amable.
La puerta se abrió casi de golpe contra su cuerpo por culpa del bulto humano que estaba recostado contra la madera. La frente de Jungkook sufrió las consecuencias de eso, y sintiendo el dolor del golpe, quiso maldecir mientras alejándose un poco terminó de abrir la puerta.
Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos. El mismo cuerpo pesado cayendo sobre Jungkook, el el hombre respingando por aquella invasión, sus manos teniendo que agarrar la cintura del intruso para que no se desplomara...
Y el olor a café.
El inconfundible olor a café.
Mezclado, claro, con el aroma a alcohol.
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Control «KookTae» ©
FanfictionEn medio de la preponderancia y el saudade, Jeon Jungkook y Kim Taehyung se conocen. Si el dicho dice que los opuestos se atraen, en definitiva no aplica con ellos, y trae, como consecuencia, un enfrentamiento que sin fundamento los involucrará en u...