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El color avellana en los ojos de Taehyung pareció más brillante mientras miraba fijamente a Jungkook, su expresión denotaba a la perfección las emociones que se le enfrentaban en el pecho: inseguridad, duda, emoción y tentación. La manos manos cálidas y grandes de Jungkook le tomaban por las mejillas, sentía la piel arder justo donde tocaba, y estaba tan cerca del hombre que podía asegurar que se compartían el poco oxígeno que circulaba entre ellos.

¿Cómo era que habían llegado a este punto? Se sentía desorientado. Él se suponía que estaba enfadado y desquiciado por el daño que le había hecho a su cuerpo, quizá cuando despertó completamente aturdido decidiera no alarmarse para no humillarse en llanto como la última vez —quería pensar que era más maduro que eso, era solo sexo al fin y al cabo—. pero al verse mientras metía su cuerpo en la camisa blanca de Jungkook —la cual le quedaba grandísima. Nunca se había sentido pequeño hasta utilizarla—. había perdido los estribos. Jamás en su vida se había visto tan amoratado y mordido, y aunque no le desagradaran esas marcas, la cantidad había sido completamente sorprendente. No tenía la más mínima idea de cómo iba a ocultarse en el trabajo o en la calle. Y eso lo había hecho explotar.

Pero claro, ahora, casi que por arte de magia, estando bajo su mirada penetrante y con el toque haciendo que su piel se calentara había drenado todo su enojo.

Ojalá pudiera decir que lo reprimía, pero ahora mismo, no encontraba como volver a enfadarse.

No entendía cómo era posible, ni en lo más mínimo.

Su cabeza tardó en volver a la tierra, y se dio cuenta de que había estado un buen rato en silencio solo en su cercanía con Jungkook. ¿Qué más podía hacer, de todas formas? Las palabras del hombre habían hecho que su boca se sellara.

¿Un acuerdo? ¿Entre ellos dos, de ese tipo? ¿Folladas sin compromiso? Creía que era la primera vez que oía al hombre siendo tan sincero, y aunque la idea no sonaba tan descabellada, aún le extañaba un poco.

Tenía que dejar de ser tímido, y admitirlo: Jungkook lo encendía, a su forma, muy peculiar, y más de lo que debería. Y aunque la forma en la que llegaran a estar tan juntos no eran las más civilizadas, y su propuesta pareciera una invitación al "lado oscuro" —ya que, bueno, si seguían con esto, ¿En qué estado terminaría su cuerpo?—. una parte de él estaba considerándolo.

Cerró los ojos, inhaló el aroma a menta del hombre y levantó las manos para ponerlas sobre las de Jungkook.

—No pensé que tuvieras que pensarlo tanto. —dijo entonces Jungkook, haciéndolo abrir los ojos y volver a conectarlos con los suyos—. No estás presionado a nada, puedes decir que no.

—No me dejas pensar estando tan cerca. —exclamó, más como una excusa para hacerse más tiempo.

—Es una pena, no voy a moverme. —respondió, con su expresión neutra de siempre, y pegó su frente con la del castaño—. Si comienzas a quejarte, solo lograrás que esté más cerca.

Taehyung hizo un mohín, y bajó las manos con lentitud. ¿Cómo funcionaría todo si decía que sí? ¿Cada cuánto estarían juntos, cómo, dónde?

Decidió preguntarlo.

—¿Cómo funcionaría esto?

Jungkook frunció un poco la boca, y luego dijo: —No es tan complicado, podemos quedar cuando alguno de los dos necesite salir de la rutina, o esté caliente.

Un pequeño nudo de vergüenza se hizo en el pecho de Taehyung. ¿El hombre no tenía pudor al hablar? Parecía que no.

¿O quizá era él demasiado tímido?

—¿Y hasta cuándo será? —preguntó.

—Hasta que alguno de los dos encuentre algo mejor qué hacer, ¿no?— espetó, haciendo sentir extraño a Taehyung con esas palabras. Si se trataba de Jungkook, no le importaba lo que dijera, pero esto tenía que ver con él y... lo hacía sentir ligeramente incómodo.

Control «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora