La noche había arrullado a aquellos dos jóvenes que, respirando lento de arriba hacia abajo como la marea del océano, acumulaban toda la calidez del mundo con la estrechez de sus cuerpos.
La lluvia, cayendo desde hacían unas horas, era incapaz de perturbar en aquel cuarto. Las pequeñas gotas de agua se deslizaban tiernamente por el cristal de la ventana, siendo pintadas de naranja por el neón de las luces de la calle. Cada motita casi acariciaba la superficie, cayendo con sutileza de puertas a fuera, como tocando una canción de cuna. Kim Taehyung, y Jeon Jungkook, abrazados contra el otro en la mitad del cuarto, sobre la cama, completamente a oscuras, complementaron perfecto el fluír de las cosas con corazones calmos y a gustos.
Era como si nada pudiera tocarlos, en ese momento.
Nada podía perturbar aquella burbuja de zozobra en la que descansaban.
Permanecer así era la única necesidad latente que, como droga, les hacía querer sólo más y más.
Los dedos de Jungkook, enredados en las hebras platinadas del chico encima suyo, recorrieron caminos infinitos de placer en la suavidad de su textura. Las yemas de Taehyung, fascinadas de contacto, dibujaron paisajes únicos en el brazo de Jungkook, acariciando su piel.
El silencio era entonces la más fina y deliciosa melodía. Cómoda, perfecta y adecuada a ambos.
Sin embargo, sus corazones eran inquietos y curiosos. Quizá por eso se habían quedado despiertos al pasar de las horas. Al fin y al cabo había pasado demasiado.
Fue entonces que Taehyung levantó la mirada, deteniendo su obra de arte incolora, y con los ojos como retoños miró al hombre que amaba. Jungkook sintió su mirada y bajó los ojos hasta él.
Las caricias que yacían en su cabello bajaron por su frente y delinearon su mejillita, que se sintió cálida y suave por sus yemas.
Aquello hizo a Taehyung esbozar una pequeña sonrisa de paz.
—Jungkook...—le llamó, bajito, en un tono sólo para ambos. El mencionado, pareció entonces más lúcido del sueño en el que parecía sumergirse con el cuerpo cálido de la cabeza hasta el dedo pequeño del pie, estando contra el chico que jugaba amorosamente con su cordura.
—¿Sí, Taehyung? —preguntó sólo cuando su atención logró desenfocarse de sus ojos. Si se quedaba en ellos, no lograría pronunciar nada.
La palma de la mano de Taehyung se expandió sobre el pecho del hombre antes de hablar.
—¿Qué ha sido de tí...—comenzó a preguntar, no evitando sentirse un poco cohibido—... en todo este tiempo?
Jungkook parpadeó sin desviar la mirada, sintiendo un extraño nudo en su pecho hacer fuerza. ¿Entonces quería saberlo?
No todo había sido malo, pero... sin duda no habían muchas cosas buenas por contar.
El brillo curioso en sus orbes lo hizo respirar profundo. Era lógico que lo preguntara, ¿no era así? Incluso él tenía incertidumbre por muchas cosas suyas.
Pero, ¿estaría bien contarlo?
¿Contarlo todo?
¡Claro que lo está! Contraatacó su subconsciente. Lo tienes a él contigo, ¿qué más cosas tendrían que estar bien? Son sólo cosas del pasado. Cosas que ya no importan.
¿Qué podría pasar si lo contaba?
Uno de los dedos de Jungkook, tentado, delineó el labio superior de Taehyung. El castaño se quedó realmente quieto disfrutando de la caricia.
ESTÁS LEYENDO
Control «KookTae» ©
FanfictionEn medio de la preponderancia y el saudade, Jeon Jungkook y Kim Taehyung se conocen. Si el dicho dice que los opuestos se atraen, en definitiva no aplica con ellos, y trae, como consecuencia, un enfrentamiento que sin fundamento los involucrará en u...