Capítulo 54 "¡Anciano Val!"

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Capítulo 54 "¡Anciano Val!"

Un viento fuerte llegó, y delante de ellos, inmediatamente después de que bajaron, llegó el Jefe Principal de los Guardias Imperiales, Alfredo. Su rostro era neutral, ni amigable ni hostil. No obstante, estaba ya preparado para cualquier intento de ataque de este anciano y la joven.

Pero eso no se pudo ver en su rostro. En cambio, llevaba una pequeña sonrisa, dijo: "Espero que el viaje hasta aquí haya sido pacifico, viejo amigo Val" Su voz era tranquila.

Val soltó una carcajada como amistosa, cuando dijo: "No te preocupes Alfredo, ¡El viaje hasta aquí definitivamente fue pacifico! Después de todo, este lugar no es el Continente Diablo, donde puedes ser atacado en cualquier momento al moverte por ciudades u otros lugares" Llevaba una sonrisa igual de pequeña que Alfredo, pero esta sonrisa pequeña contenía una pizca de frialdad casi imperceptible: "Tal vez, deberíamos traer al Continente Santo en nuestra próxima visita un par de bestias para que haya algún caos y los guerreros puedan templarse, ¿Qué te parece viejo amigo?" Sus palabras eran amables, como si les estuviese ayudando. Aunque había algo de cierto detrás de sus palabras, por ejemplo, que un guerrero puede templarse al luchar con estas bestias, era muy poco probable que este viejo Val trajese a unas simples bestias.

Seguramente, estas bestias que traería podrían... ¡incluso enfrentarse a los grandes guerreros en el Reino Carnal Avanzado! Por lo tanto, todos, exceptuando Alfredo, tuvieron un cambio de expresión en sus rostros. Ahora, sus rostros eran rígidos y sus corazones nerviosos.

El único que no cambio fue Alfredo. De hecho, sonrió gratamente cuando dijo con tranquilidad: "Tendré que declinar viejo amigo Val. A nuestro Continente Santo le gusta la tranquilidad. Si no fuera por esta tranquilidad, temería que nos volviésemos salvajes y barbaros" Aunque sus palabras parecían agradables y tan solo parecía rechazar la oferta... ¡En realidad había insultado a todas las personas en el Continente Diablo que vivían en caos y matanzas!

El rostro de Val se mantuvo tranquilo, cuando dijo: "No hace falta declinar, era una broma. Quería ver si nuestros amigos en el Continente Santo tenían un gran espíritu de lucha. Lamentablemente, ese espíritu de lucha seguramente grandioso se ve opacado por querer tener una gran y perfecta armonía y tranquilidad. No los culpo" Al decir estas palabras, daba a entender que Alfredo representó a todos en el Continente Santo al rechazar la propuesta. Y por lo tanto, eran débiles e inútiles que no se atrevían a pelear contra simples bestias.

A su lado, la dama abrió ligeramente su boca, pero su expresión volvió a la normalidad, fría e inexpresiva. Pero por dentro, estaba pensando sorprendida: 'Así que por esto los Jefes de Familias querían que el Anciano Val viniese aquí para encargarse de esta Asamblea de Paz. Definitivamente tiene una inteligencia rápida para hablar con las personas y contrarrestar a las personas. Algo bueno en cosas como esta Asamblea de Paz...'

Los más preocupados de todos no eran Val o Alfredo, ni siquiera la joven dama. Los verdaderos aterrorizados en esta situación... eran los más de doscientos guaridas imperiales. Ellos estaban nerviosos y aterrorizados por dentro. Casi todos maldecían por dentro: '¡Maldita sea! ¡¿Cómo pueden intentar actuar como amigos cuando la presión densa en el aire es tan obvia!?' Estos guardias imperiales temían que estos dos desencadenaran una pelea aquí, y ellos resultasen heridos en el proceso.

No es que estos guaridas imperiales fuesen débiles o temerosos. Era lo contrario, eran fuertes y casi siempre sin temor. El verdadero problema... es que no todos los días una pelea entre Expertos en el Reino Carnal se pudiese desatar. No estaban acostumbrados a una batalla semejante.

Con una sonrisa, Alfredo dijo: "Bueno, ya basta de los saludos. ¿Por qué no nos ponemos en marcha al Palacio Imperial?" Igual que él, Val llevaba una sonrisa y asintió.

Todos los guardias imperiales suspiraron casi al unísono al ver que ya se estaban dirigiendo al Palacio Imperial. Y afortunadamente, una pelea no se había desatado. Al menos, aun...

...

Dentro del callejón, Alan y Oriana decidieron su movimiento. Alan fue el primero en volver a la Familia Blay. Para no levantar sospechas, diez minutos después, Oriana volvió a la Familia Blay.

De inmediato, al volver, Oriana le informó a Mario que perdió al asesino. Naturalmente, no le dijo quién era. Y de hecho, aunque le dijese quien era, Mario seguramente no le creería hasta verlo con sus propios ojos.

"¿Quién era esa persona para escapar tan fácil de ti?" Esa fue la pregunta que Mario le hizo a Oriana. Oriana no estaba sorprendida por esta pregunta. Había pocas personas que podrían escapar con relativa facilidad de su velocidad y extraños ataques asesinos. Entre ellas, se encontraba el Emperador. Pero él era completamente diferente, habiendo llegado al Reino Santo. Pocas cosas posiblemente podrían dañarle. Las otras personas que podrían escapar de Oriana, aunque con más esfuerzo, serían los jefes de familias de las Tres Grandes Familias. ¡Eso quería decir que la persona que intentó asesinar a la Segunda Princesa tenía una fuerza similar o superior a los jefes de familias de las Tres Grandes Familias! La única persona que pudo pensar Mario que tuviera tan buenas habilidades seria el Jefe de la Organización de Asesinos Lotos Sangrientos. Pero rara vez aparecería. Y aunque era fuerte, no intentaría iniciar una relación hostil con la Familia Imperial. Al final, terminaría perdiendo más que ganando. Ahora mismo, Mario solo podía pensar que este ataque venia del Continente Diablo mismo o alguien completamente desconocido.

Oriana solo suspiró y sacudió su cabeza, pensando con una sonrisa irónica: 'Aunque te dijese que fue el Segundo Joven Maestro Alan, ¡No me creerías!' Ni ella lo creería si no lo hubiese visto con sus propios ojos...

...

Dentro de su residencia, Alan se sentó en su cama con el ceño fruncido. Soltó un largo suspiro, al pensar: '¿Qué hare ahora? ¡Debo deshacerme de este problema! Pero no puedo pensar en una solución...' Volvió a suspirar, y realmente se lamentaba de no matar con mayor rapidez a Oriana. Si lo hubiese hecho, ahora no estaría en esta grave situación.

Con la cabeza llena de pensamientos complicados, se recostó en la cama y se durmió con rapidez. Aunque había venido hace relativamente poco a este mundo, ya había hecho muchas cosas. Tanto su cuerpo como su mente estaban agotados.

Y ahora, con este Contrato Eterno apareciendo en escena, todo su cuerpo estaba aún más agotado...

Ascensión del Segundo Joven Maestro Sin IgualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora