Capítulo 84 "¡Estos tiempos caóticos!"
Luego de esa conversación extraña, ya nadie tocó el tema. Pero Alan sentía varios pares de ojos sobre él. Cuatro pertenecían a los dos príncipes, quienes lo miraban de forma amenazante. Esto resaltaba más en el Segundo Príncipe, quien lo miraba hasta con intención de matar. El Primer Príncipe manejo mejor su furia, y pudo contener cualquier intención de matar que tenía en mente. Y el otro par de ojos venía de la Segunda Princesa, quien lo miraba pensativa. Pero al que Alan más le divertía era el último par de ojos. Venia nada más y nada menos que de la... ¡Princesa del Clan Diablo Sagrado, Mariana! Sus ojos, aunque tranquilos, revelaban muy dentro de ellos una furia sin igual. Riéndose por dentro, Alan pensó: 'Esta pequeña sí que guarda rencores. ¡Aún está enfadada porque la hice quedar como una tonta delante de todos!' Le devolvió la mirada y le sonrió de forma burlona.
Fue ese momento que el Emperador finalmente habló del asunto verdaderamente importante; El Clan Demoniaco. Con una voz seria, empezó: "Como ya sabemos, la amenaza del Clan Demoniaco es inminente. Por lo tanto, ¡Decidí que lo mejor sería enfrentarlos antes de que hagan cualquier otro movimiento! Pasado mañana zarparemos hacia la isla donde estaban anteriormente sellados. Aunque estemos en un territorio mejor para ellos, ya que es donde estuvieron sellados por tanto tiempo, ¡Tenemos la ventaja numérica!" Diciendo eso, miró a Val, quien asintió y habló: "Como dijo el Emperador, tenemos la ventaja numérica. Cuando vi lo que sucedía en la isla y sus alrededores, de inmediato mande una pequeña flota para que le avisara a su Majestad el Emperador del Continente Diablo" Muchos pusieron una expresión bastante fea cuando se mencionó a esa persona, pero Val los ignoró y continuó: "La bestia adiestrada de Su Majestad, el Halcón Diablo, acabo de llegar hace apenas una hora. Trajo una carta, ¡Y dijo que estarían zarpando al mismo tiempo que nosotros!"
El Emperador luego continuó hablando: "Aunque seamos enemigos, cuando hay un enemigo mutuo, ¡Debemos ayudarnos entre nosotros para acabarlo! Y con la ayuda del Continente Diablo, ¡Rodearemos la isla y acabaremos con el Clan Demoniaco de una buena vez!"
En ese mismo instante, Alan levantó su mano, queriendo obviamente hablar. El Emperador asintió. Alan no tardó en decir: "Su Majestad, puede que tengamos la ventaja numérica, ¿Pero no le resulta extraño?" Muchos adultos asintieron. Algunos llevaban expresiones un poco confundidas, pero no dijeron nada. Esas personas recibieron una mirada de desprecio de sus contrapartes, quienes entendían lo que Alan quería decir.
Alan rápidamente continuó: "El Clan Demoniaco nos atacó, así que obviamente sabrían que tomaríamos medidas contra ellos. Si son lo suficientemente inteligentes, ¡Ya habrían supuesto que podríamos unirnos con el Continente Diablo para acabarlos! Y sin embargo... ¡Aun decidieron atacarnos! Su Majestad y todos aquí, ¿Saben lo que eso significa, verdad?"
El Emperador asintió con un rostro grave, y dijo: "Quiere decir que tienen la confianza suficiente como para enfrentarnos en conjunto. Pero aunque tengan varios trucos, ¡Aun así debemos eliminarlos cuanto antes! Si tardamos demasiado en acabarlos, ¡La amenaza que supondrían sería aún mayor! Sé bien el peligro que conlleva, ¡Pero debemos atacarlos de igual forma!"
Alan sonrió levemente y asintió, al decir: "De hecho, ¡Su Majestad está en lo correcto! Aunque ahora mismo sea extremadamente peligroso, ya que no sabemos cuáles son sus cartas de triunfo, ¡Aun debemos atacarlos en este momento para que no puedan extenderse como una plaga por el mundo!" Después de decir eso, Alan ya no dijo nada más. No obstante, hubo muchos que le lanzaban miradas de admiración...
"Serán un total de ciento diez barcos los cuales partirán hacia el Clan Demoniaco, y yo mismo estaré en uno de ellos. Mis dos hijos y mi hija controlaran cada uno un barco. Otro barco será liderado por Aron, y otro por Joan. En cuanto a los otros, ¡Allí ira la mitad del poder militar de la Ciudad Santa y el líder será Alfredo, el Líder de los Guardias Imperiales!"
Uno de los nobles no tardó en preguntar porque no se usaría la otra mitad del poder militar. El Emperador le respondió con pesadez: "Aun no sabemos si de alguna forma no quedo en este lugar alguno de ellos. Si usásemos todo el poder militar, que serían quinientas mil personas, ¡Dejaríamos desprotegida la Ciudad Santa! En ese momento, si el Clan Demoniaco decide atacar la ciudad, ¿Quién quedaría para proteger la Ciudad Santa y todo el Continente Santo en sí?"
Alan estaba contento con este arreglo, ya que su padre estaba en cama y era alguien que sin duda quedaría en peligro una vez que se fuera a luchar contra el Clan Demoniaco. No obstante, todavía creía que era muy poco. Miró a Gabriel, y pronto decidió que él se quedaría aquí para proteger a Carlos. Gabriel sintió la mirada de Alan, y no tardó en asentir al saber lo que pensaba. Aunque le gustaban las batallas, ¡No dudaría en quedarse para proteger a Carlos!
"Mañana cada uno recibirá una carta para saber en qué barco estarán y si irán o no y también el horario para partir. Los que se queden, ¡Deben proteger a la Ciudad Santa y al Continente Santo sin importar que!"
Justo cuando el Emperador se estaba por levantar, Alan decidió volver a hablar: "Su Majestad, ¡Le ruego que escuche una demanda mía!" El Emperador le miró con sospecha, y habló: "Si es para evitar no ir a la guerra por la condición de tu padre, ¡Iras de igual manera! Tú y Antonio, y el fallecido Luca, ya estaba decidido que irían desde el principio"
Alan negó con su cabeza, y respondió: "No me interesa tener que ir a la guerra. ¡Pero quiero que Gabriel se quede aquí así puede proteger a mi padre!" El Emperador miró con brevedad a Gabriel y termino asintiendo. Luego, volvió a subir al primer piso del Palacio Imperial.
Varios sirvientes los guiaron hacia los cuartos preparados por Joan y el Emperador. Pronto, toda la aristocracia quedó acomodada en el Palacio Imperial y sus cercanías. Aunque estaban cómodos, en el aire se respiraba un aire de pesadez y tensión.
Dentro de poco, ¡Partirían para enfrentarse al Clan Demoniaco! La última gran guerra fue hace diez años y muchas personas que deslumbraron en esa guerra ya estaban viejas o muertas. Al final, las personas que enfrentarían esta guerra, o bien eran personas que nunca habían ido a la guerra o personas de la generación joven de la aristocracia que incluso temía luchar una lucha a muerte. Y ahora, muchos temían ser elegidos para ir. Claramente, incluso la vida de los hijos del Emperador estaría en peligro. La vida y la muerte en esta lucha... ¡Era completamente incierta!
Aunque había varias personas que estaban nerviosas, había otros como Alan que tenían un pensamiento bastante diferente: 'En esta lucha, ¡Ascenderé! Puede que después de luchar contra el Clan Demoniaco, ¡La batalla contra el Continente Diablo no se haga esperar! Estos tiempos caóticos... ¡¡Son los mejores para que alguien como yo pueda ascender y hacerse más fuerte!!' Aunque no estaba emocionado por ir a esta guerra, ¡Sí que estaba decidido a hacerse más fuerte que nadie!
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Ascensión del Segundo Joven Maestro Sin Igual
ActionAlan murió, con su alma poseyendo otro cuerpo en un nuevo planeta. En este nuevo planeta, Alan tiene el estatus del segundo joven maestro de una de las grandes familias. Sigue a Alan en su camino, enfrentándose a innumerables oponentes como príncipe...