Capítulo 113 "¡¡¡Luchar!!!"

132 16 0
                                    


Capítulo 113 "¡¡¡Luchar!!!"

Mientras tanto, en los barcos y buques del Continente Santo...

En el barco dirigido por la Segunda Princesa, Alan estaba parado dentro de su camarote, con una expresión incomparablemente seria. Sus manos se movían ligeramente, y el poder espiritual de la zona dentro de su camarote se movería a donde él quería.

Sus ojos brillaron al pensar: '¡Definitivamente es una gran mejora a comparación a antes! Si ahora mismo usase este poder espiritual para atacar a alguien en el Reino Carnal Intermedio, ¡Podría matarlo sin dudar! En cuanto a los del reino avanzado, aunque no necesariamente podría matarlos, ¡Sí saldrían seriamente heridos!' Sus ojos estaban llenos de ganas de luchar como de matar.

Desde que salió del Continente Santo, aunque pudo desquitar su furia por lo que le pasó a su padre al luchar y matar a varias personas del Clan Demoniaco, ¡Aún no estaba satisfecho!

Y anteriormente, en la emboscada, no se centró en matar a los débiles. Solo a los fuertes, para poder obtener puntos de méritos. Pero ahora, ya no acumularía puntos de méritos. En cambio, ¡Masacraría sin pensar! ¡No le importaría nada además de matar, matar y matar!

Sin importar si fuese mujeres, hombres, ancianos o jóvenes, mientras fuesen del Clan Demoniaco, ¡Desquitaría su ira en ellos por lo sucedido con su padre!

Por dentro, pensó: 'Ya que ustedes se atrevieron a intentar matar a mi padre, ¡¡Entonces no me culpen por masacrarlos!!' Todo su cuerpo parecía una espada que estaba siendo contenida para no ser desenvainada. Una vez que su intención asesina se liberase, y la espada conocida como Alan sea desenvainada, ¡¡La sangre que correrá será suficiente para llenar mares y pintar los cielos de rojo!!

...

¡Muchas personas eran igual que Alan! Aunque podrían tener mayor o menor poder, ¡Todos tenían algo en común, el odio profundo hacía el Clan Demoniaco! Dentro de poco, ¡Podrían desquitarse sin piedad con ellos!

Sus únicos pensamientos fueron; ¡¡Matar!! ¡Matar y masacrar al Clan Demoniaco!

Con esos pensamientos en mente, se prepararon física y mentalmente para la enorme batalla que estaba por empezar...

Faltaba una hora para llegar... En un parpadeo, pasaron veinte minutos, y ya todo el ejército del Continente Santo salió de sus camarotes, con una intención asesina capaz de sacudir los cielos.

Aunque puede que su intención asesina y de batalla no sea tan fuerte individualmente, si se juntaban todos como ahora, ¡Sacudir el cielo e impactar al mundo podría ser fácil!

Karina estaba cerca de Alan. Debajo de sus ojos, había unas ojeras apenas discernibles. Claramente, estuvo durmiendo poco y hasta llorando...

Alan se acercó a ella, con su poder completamente oculto. No quería que nadie se enterase aún de que su fuerza se había disparado hasta la cima del Reino Carnal. A menos que alguien como el Emperador se centré por completo en él, nadie, ni siquiera los líderes de las grandes familias, podrían ver a través de él.

Al verlo acercarse, el rostro de Karina se mantuvo inexpresivo, pero por dentro, ella estaba hecha un desastre al pensar: 'Si me vienes a buscar a cada momento, ¡Entonces no me podre olvidar de ti!' Aunque pensaba esto, no lo dejó ver en su rostro y reveló una sonrisa.

Pero si uno veía bien, su sonrisa contenía una gran tristeza. Ella dijo: "¿Supongo que ya estarás preparado para luchar entre la vida y la muerte en la batalla final contra el Clan Demoniaco?" Su voz sonaba un poco forzada, pero lo intentó ocultar como pudo.

Pero Alan era una persona cuidadosa que siempre veía a las personas con cuidado y las juzgaba a cada momento. Pudo ver que las emociones de Karina eran un desastre, y sus ojos se llenaron de dudas. Al final, solo suspiró y negó con su cabeza al decir: "Verdaderamente, ¡La batalla será algo capaz de sacudir los cielos y la tierra! Tan solo espero que nuestro lado no pierda demasiado..." Karina asintió. Al final, hablaron de varias cosas, como para disipar la tensión en el ambiente.

Poco a poco...el tiempo pasaba... Ahora, ¡Tan solo faltaban veinte minutos para poder llegar a la isla donde se encontraba el Clan Demoniaco!

La intención de matar no bajo para nada en este tiempo, al contrario, ¡Subió a nuevas alturas! Justo cuando estaban a quince minutos de llegar, ¡El Emperador se elevó al cielo y empezó a hablar!

"Gente del Continente Santo, puede que no quisiesen luchar en esta guerra. Pero si no luchamos, ¡¡Entonces las vidas de nuestros amigos, familiares y amantes se perderán a manos de estas basuras del Clan Demoniaco!! ¿Quieren ver como sus familias son asesinadas y sus mujeres violadas?" La voz del Emperador resonó por todos los buques y barcos, haciendo que los corazones de todos palpitasen con fuerza.

Fue imposible saber quién lo dijo primero, ¡Pero un 'no' lleno de intención de matar se elevó al cielo! Si hubiese sido uno no sería tan increíble. Si hubiesen sido cientos, o incluso mil, tampoco sería tan sorprendente. Pero... ¡¡Estas voces eran decenas de miles de personas, superando las cien mil personas!!

¡¡El cielo pareció opacarse ante la intención asesina y de matar!! ¡El mar empezó a sacudirse hacía todos lados! ¡¡Y el tiempo para llegar a la isla seguía reduciéndose!

Los ojos del Emperador estaban llenos de una intención asesina extremadamente fuerte al hablar: "Entonces, nuestra única opción... ¡Es luchar! ¡Luchar y vengar a los caídos! ¡¡Luchar y masacrar al Clan Demoniaco!! ¡¡Luchar y obtener la victoria!! ¡¡¡Luchar y poder proteger lo que queremos!!!" Su voz contenía unas ganas de matar y batallar increíbles que impactaron a todos, incluido Alan.

¡La moral de todos se levantó al instante! Se escucharon rugidos llenos de ganas de matar y de batallar, ¡Todos sacaron sus armas y se quedaron mirando con intenciones asesinas ardientes hacía adelante, donde ya se veía desde lejos la isla!

Alan no pudo evitar sentir admiración por el Emperador aunque este fuese su enemigo. Para levantar la moral de esta manera, ¡Sin duda era un Emperador digno de esta generación!

Ascensión del Segundo Joven Maestro Sin IgualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora