City of Sin [ 1 ]

Capítulo 40:

Todo tipo de pensamientos en su mente, el maestro no se atrevió a quedarse en el lugar. Saber que Sharon le daría a Steven algo de su Deleite era suficiente, esa noticia traería al joven suficiente alegría para obtener aún más beneficios.

En el camino hacia el punto de teletransportación, el maestro de repente redujo la velocidad de sus pasos. Estaba sorprendido de cómo había cambiado; ¿Desde cuándo se había vuelto tan filisteo como para ayudar a un joven noble con el que no estaba familiarizado a perseguir a alguien que le gustaba? ¿Fue solo por el dinero?

El hombre comenzó a luchar en su mente, y una voz le dijo que prácticamente todos los grandes magos luchaban por el Deleite de Sharon. ¿No fue todo por el oro? Si todos los grandes magos hacían eso, entonces ¿de qué podía jactarse un pequeño mago como él?

Sin embargo, la racionalidad y la experiencia le recordaron sin piedad a este maestro que los dos escenarios eran diferentes. Todos los grandes magos tenían sus propios resultados: contribuyeron a Deepblue a su manera para recibir las recompensas que recibieron. Sharon's Delight definitivamente no surgió de la nada, fue una muestra de reconocimiento por sus logros y arduo trabajo. Estos grandes magos que habían envejecido todos veían a Sharon como si fuera una linda niña, dispuesta a bromear con ella. Por supuesto, también había personas que trabajaban solo por oro, pero el rasgo común entre ellos era que eran leales a su trabajo. Cada moneda de oro que ganaron se ganó con la conciencia tranquila. Alguien sin principios definitivamente no podría sobrevivir al lado del mago legendario.

Con este pensamiento, el maestro de arte sintió de inmediato que las monedas de oro y los cristales mágicos en su bolsillo comenzaban a calentarse. No pudo evitar preguntarse si fue esta actitud autodestructiva lo que no le permitió crear un trabajo con el que estaba realmente satisfecho en años.

En la sala de reuniones, Sharon siguió mirando el retrato después de que el maestro se fue. Había una mirada complicada evidente en sus ojos que hizo que los grandes magos intercambiaran miradas de preocupación. El significado de Steven era obvio y no temían que Sharon no lo entendiera. Sin embargo, ahora estaba actuando de manera muy extraña, lo que los dejó incómodos. ¿Podría este mago legendario ser tan tonto como para ser tocado por este joven astuto?

Un rato después, Blackgold no pudo soportarlo más y tosió un par de veces. Llamando la atención de Sharon, el enano gris habló en voz alta: "Su Excelencia, no ha decidido la recompensa de Steven para este mes".

Sharon escuchó el tono inusual de la enana gris, pero sus ojos aún estaban fijos en su retrato mientras decía con indiferencia: "Solo cien monedas de oro son suficientes".

"Esto... ¿cuánto?" Esta fue la primera vez que el enano gris se encontró dudando de sus oídos. Al ver lo cautivado que estaba el mago legendario con el retrato, incluso un millón no lo habría sorprendido tanto como esto.

El mago legendario finalmente se asomó por detrás del retrato y respondió molesto: "¡Cien! ¿No me he aclarado? ¿Cuánto más quieres dar? ¿Vas a pagar por ello?"

"¡Oh no, por supuesto que no! Estás bromeando aquí. ¿Cómo podría tener el dinero? El enano gris se apresuró a levantar las manos, asustado. Los enanos grises y los dragones tenían gustos similares. El oro no era una moneda para él, sino un artículo de colección donde más era mejor. Lograr que renunciara a su dinero fue tan doloroso como cortarle la barba.

La pequeña nariz de la maga legendaria se arrugó mientras tarareaba: "Está bien entonces. Además, dale diez mil a ese tipo que acaba de salir. Esto se dibujó bien, y ha mejorado bastante. Necesita ser recompensado".

Blackgold no podía entender por qué Sharon estaba mirando el retrato que Steven le había dado, pero dijo que quería recompensar al maestro de arte. Algunos grandes magos parecían estar sumidos en sus pensamientos. Según lo familiarizados que estaban el uno con el otro, intercambiaron miradas y luego asintieron levemente. Por supuesto, a nadie se le ocurrió aclarar la confusión del enano gris que carecía de un solo hueso artístico en su cuerpo.