012 | Hagamos la paz y no la guerra

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HAGAMOS LA PAZ Y NO LA GUERRA

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HAGAMOS LA PAZ Y NO LA GUERRA

Louis no se esperaba esa pregunta para nada, de ser así ni siquiera hubiera empezado la discusión. Por un lado, su amiga estaba ahí, mirándolo con ojos amables y rostro comprensivo, pero por el otro, Harry temblaba y apostaba a que era un manojo de nervios.

—No-No sé a que te refieres —negó, haciéndose el tono, realmente era un mal actor.

—Por favor, —soltó, liberando sus brazos —cualquiera podría notarlo si presta atención.

—Pues te equivocas, somos amigos —le dijo, a la defensiva, moviéndose levemente para cubrir al chico de Holmes Chapel con su propio cuerpo.

—Los amigos no se mirando como ustedes lo hacen y tampoco se tienen tanta complicidad —aseguró, manteniendo la mirada fija en los zafiros de Louis, quien le sostuvo la mirada —. Ahora, si quieres más pruebas, dime, ¿Por qué estás tan nervioso y Harry está así?

—Nos pones incomodos con tus preguntas fuera de lugar —respondió inmediatamente, temiendo cuando sintió la mano de Harry temblar contra su espalda.

—¿Harry? ¿No dirás nada? —alzó una ceja, manteniendo su rostro apaciguado.

—Yo... No sé que decir —su voz le temblaba.

—Esto es absurdo y no tiene sentido. —Zayn intervino para sacar a su mejor amigo de esa situación —Alexis, solo son amigos y Harry tiene mucho frío, es todo.

—¿Es así? —frunció el ceño, pero miró a los aludidos en busca de respuesta.

—Si.

—Es obvio que sí —bufó Louis.

—Bien. —sonrió, dejando por olvidada la situación en cuanto el auto se estacionó cerca de ellos, les hizo una seña antes de empezar a caminar —Pero deberían saber, que si lo fueran, por mi estaría bien, todos merecen libertad —sonrió por lo bajo y aceleró el paso, dejándolos pensando en eso.

—¿Por qué no se lo dijeron? —susurró Nial ya cuando ella ya no estaba cerca como para escuchar.

—No estamos listos para que alguien más que ustedes y nuestras familias lo sepan aun —les dijo Louis suspirando, pasando un brazo por los hombros de Harry.

—Pero ella dijo que estaba bien con eso —intervino Zayn.

—Eso no significa nada, no expondré a Harry hasta saber que puedo confiar en ella de cualquier manera —terminó por decir Louis, sintiendo el brazo de Harry bajar hasta su cintura.

—Algo me dice que lo sabremos pronto —asintió Liam.

—Eso espero —dijo Harry, con una pequeña sonrisa que calentó el corazón de Louis.

El día después a su pequeña escapada con los chicos, Alexis estaba en una habitación de hotel junto a Liam, que acababa de llegar a visitarla, charlando sobre las mejores frutas para hacer un jugo.

Probablemente eso era lo que más le gustaba de él, la facilidad con la que los temas de conversación solo fluían y ya, sin mucha presión o nervios torpes de por medio, solo química.

—Me sorprendiste ayer, no sabía que podías ser tan... Intensa —dijo Liam en un momento, sacando el tema casualmente.

—Lo sé, no es algo que me enorgullece, pero... De echo, usualmente soy muy insoportable —comentó, tomando por sorpresa al Británico —, por eso Ben y Tyler siempre tratan de mantenerme en control, desde que te-los conocí, ya no me siento tan enojada —siguió explicando.

—¿Enojada? ¿Por qué estabas enojada? —preguntó con verdadera curiosidad.

—No lo sé, yo solo siempre estaba enojada, como lista para gritarla a la primera persona que hiciera algo que no me agradara —dijo, avergonzaba de sus palabras y sintiendo pena por todo lo que hizo —, era como una bomba a punto de explotar con el primer inocente que estuviera enfrente mío.

—No lo sabía, eras tan dulce y amable todo el tiempo, así que... —Liam se rascó la nuca avergonzado.

—Gracias... —sonrió suspirando, él eran tal lindo —Es cierto, soy así, pero antes vivía molesta y muy pocas cosas no me desagradaban.

—Suenas dura contigo misma.

—Debo serlo si quiero ser objetiva, no estoy orgullosa.

—¿Crees que estabas enojada por lo que hizo Joe? —sugirió un poco temeroso él, no sabía cómo se lo podía tomar.

—Tal vez, no lo sé —negó —, solo sé que me dolía la cabeza todo el tiempo y explotaba con todo.

—Es bueno saber que te conocemos en tu mejor momento —sonrió él.

—Si... Creo —susurró pensativa, llamando su atención.

—¿A qué te refieres? —indagó.

—Pensarás que soy muy rara si te lo digo, Liam.

—Intenta probarlo.

—Quien soy ahora no lo es todo de mí, hubo una persona antes que me hizo quien soy —dijo, una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios —. Esa niña de pueblo pequeño que nunca pensó en llegar tan lejos, que se emocionó cuando ganó su primer concurso de talentos en la escuela —ambos sonrieron ante el recuerdo —, que trabajó por meses de niñera y podando el pasto de sus vecinos para ahorrar dinero para su viaje a Los Ángeles.

—¿En serio hiciste eso? —ella asintió, impresionándolo.

—Incluso me despidieron una vez por un tipo odioso de Fried Chicken.

—Vaya... 

Él sabía que la gente suele idealizar a la celebridades, relacionándolos con vidas perfectas y de lujo, a él le pasada eso mismo, pero por algún motivo, nunca creyó que hubiera una gran serie de cosas como esa en la historia de la gran Alexis Blake.

—Estaba en el equipo de atletismo y en el club de la banda, solo porque me dejaban usar los instrumentos en los recesos —comentó, viéndose a sí misma con el uniforme del equipo y sus zapatillas deportivas, cubierta de sudor y casi sin poder respirar, luego de haber perdido sus competencias —. Era una pésima corredora, pero el entrenador no podía sacarme del equipo porque no se puede rechazar a alguien de séptimo grado

—Lo imagino.

—Mamá me regaló una guitarra un verano antes del séptimo grado y fue cuando decidí que ese era mi momento.

—Es una buena historia —halagó.

—Eso creo.

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