047 | Desafortunados

35 4 1
                                    

DESAFORTUNADOS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

DESAFORTUNADOS

—¿Qué estabas pensando al meterte en una pelea como ésa? Si Jaden tenía ganas de ser un idiota lo hubieras dejado —regañó.

Eran los únicos en la zona VIP, el lugar estaba casi vacío, ella tenía un botiquín en el regazo y con un poco de algodón en la mano mojado con alcohol le limpiaba la herida al chico frente a ella.

—Está claro que no lo pensé —admitió avergonzado, tanto de sus decisiones como de la situación en la que se encontraban.

—¿Y por qué tuviste que peleárte con él? —musitó aún enfadada, todo se había salido de control —De entre todas las personas con las que podías desahogarte, lo elegiste a él.

—¡Lo lamento! Solo pasó, aunque no es excusa —suspiró arrepentido.

—No entiendo por qué lo hiciste, ¿Se te olvidó que no somos nada? —exclamó manteniendo su postura firme.

—¡Eso ya lo sé! Pero él me provocó, dijo muchas cosas y después de lo que te escuché decirle a Emy...

—Espera, ¿Espiaste mi conversación Emy? —se indignó —¡Y yo que traté de ser gentil contigo! —botó el algodón al suelo y se levantó.

—No las espié, ya estaba ahí cuando llegaste —se explicó.

—Como sea... No debiste golpear a Beck.

—Y tu no debiste conseguir un novio tan basura —devolvió el chico en el mismo tono.

—Parece que es mi especialidad, tu debes saberlo, ¿O no, Joe? —pronunció, saboreando el nombre.

—Bien, me lo merezco, pero —el aludido se levantó el sillón —tu no mereces un novio poca cosa como él.

—Te diré justo lo que le dije a él, púdrete —dijo recelosa.

—No voy a entrometerme en tu obvia relación perfecta, Alexis —resopló el chico, desordenándose el cabello con la mano, en otros tiempos ella se abría acercado y se lo habría acomodado, sabiendo lo quisquilloso que era con su imagen.

—Aleluya.

Realmente era hora de que Joe entendiera que lo suyo estaba muerto y enterrado.

Como era de esperarse las noticias volaron como pólvora. Pronto todo el país lo supo, entonces no pasó mucho para que el resto del mundo conociera la hazaña de Beck.

En un hotel cerca del centro de la ciudad, Harry despertaba luego de una larga siesta casi a la hora del almuerzo, tenía libre hasta dentro de un rato más así que no se preocupó mucho. Se dio un rápido baño y en ropa interior fue a la pequeña y elegante sala de su habitación, encendió la tele y se sentó en el sofá a comer un poco de cereal.

Solo pasaba canal tras canal, intentando encontrar algo que no apestara tanto, estaba a punto de darse por vencido y ver las aburridas noticias cuando la presentadora de un programa de espectáculo mencionó el nombre de su amiga.

SpacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora