025 | De donde vengo

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DE DONDE VENGO

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DE DONDE VENGO

—Hola, Alex —la cálida sonrisa que le dio Jacob, mostrando sus hoyuelos, cegaron por un segundo a Alexis —, no sabía que habías vuelto.

—Nadie sabía, vine ayer de sorpresa —respondió, recobrando los sentidos.

—Es bueno tenerte de regreso —ella asintió, conforme con sus palabras —¿Te presentarás?

Riley y Megan comenzaron a responder, interrumpiendo a la otra con sus exclamaciones.

—No lo haré —hizo una mueca por su respuesta.

Le habría gustado hacerlo, en verdad que sí, pero si lo hacía temía no poder irse del pueblo de nuevo. La primera vez había sido muy difícil, si volvía a donde todo empezó no se creía capaz de irse nuevamente.

—¿De qué hablas? Es el picnic anual del cuatro de Julio, es lo tuyo —señaló incrédulo Jacob, acomodando su guitarra en el hombro —. Lo haces cada año.

—Prefiero ver, en realidad, —murmuró guardando sus manos en los bolsillos de su abrigo, sonriendo por lo bajo —estoy descansando mi voz por ahora —mintió descaradamente, solo así dejaron se insistir y el tema murió.

Estuvo el resto de la tarde con Jacob a su lado, el algún momento se unió Tina. Fue como en los viejos tiempos, en un pasado donde lo tres eran mejores amigos e iban a todos lados juntos como chicle.

Para nada le preguntaron sobre lo que hacía en California, se mantuvieron lejos del asunto como si fuera algo tabú y por alguna razón eso hizo que Alexis se sintiera cómoda.

Hubo ocasiones en la que se le acercaban para pedir autógrafos y fotos, por supuesto que lo hizo, haciéndoles prometer que no las publicarían hasta dentro de unos días. Solo esperaba que lo hicieran.

Entre bromas y espectáculos, fue conociendo las nuevas facetas de sus amigos. Habían cambiado, claro que sí, nadie es el mismo para siempre. La dinámica seguía siendo la misma, aunque notó que Tina y Jacob tenían más complicidad entre sí. Debió suponerlo, ella se fue, sin embargo, el mundo siguió y su amistad creció.

Ya de noche, el alcalde se paró en el escenario con un micrófono y saludó a todos.

—Antes de anunciar al ganador, queremos que nuestra cantante estrella suba al escenario —las luces que habían estado apuntando al escenario desde que anocheció, le dieron a Alexis en la cara, cegándola por un momento —¡Vamos, Alexis! Cántanos una canción.

La celebración de la gente sirvió como presión social para ella, no supo quienes la cargaron hasta el escenario y cuando se dio cuenta estaba al lado del alcalde.

—¡Eso es! Haz lo tuyo, Alexis —animó el hombre mayor, entregándole el micrófono y saliendo de ahí.

Blake se quedó parada en medio, medio confundida y un poco aturdida, pero recobró los sentidos al sentir como un muchacho al rededor de su edad la guiaba a un piano marrón en el centro del escenario. Una bella y amplia sonrisa se abrió paso en sus labios cuando volteó a mirar al público.

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