013 | Rumores

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RUMORES

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RUMORES

La conferencia de prensa había sido un éxito absoluto. Sus blakers estaban volviendo masiva la noticia, cada vez más revistas hablaban de ella, pero no exactamente por su futuro en la industria musical.

Durante ese pequeño tiempo, encontró un poco de inspiración para escribir Wish you were here, una canción que hablaba sobre extrañar a alguien, quererlo a tu lado, aunque al mismo tiempo no lo tuvieras contigo. Esperaba que no fuera tan evidente, ella misma se regañaba, era para Joe.

Los últimos dos días se la había pasado caminando en lugares públicos con Dylan O'Brian, el chico estrella de Teen Wolf. Tal vez no hacían la gran cosa hasta ahora, solo eran inocente roces de manos lo que captaban las cámaras, pero esta noche sería la estelar, pues harían una entrada triunfal en un club campestre de Londres y saldrían, para ir al mismo hotel... Bueno, ya podrían imaginar lo que se daría a pensar.

En pro de su nuevo estilo, que ya podría mostrar gracias al fin de su gira, se vistió en un entallado vestido corto negro, con de vaquero y maquillaje a juego. Era perfecto.

Sabía que Dylan usaría algo casual, pero vamos, ambos eran estrellas, estaban acostumbrados a provocar suspiros por donde pasaran.

—¿Tienes novio? —preguntó Dylan con un tono sereno cuando ambos estaban dentro del taxi, esperando por llegar al local.

—No, pero hay alguien, ¿Y tu? —le preguntó ahora ella, sentía el frio en sus piernas hacerlas temblar, mas era una sensación agradable.

—Si... Ella no es de este mundo —enfatizó señalándolos, Alexis asintió en comprensión sintiendo lástima por la pareja —, esta es mi primer stunt, los productores pensaron que sería buena publicidad para el estreno en América.

—¿Eres profesional, cierto? —él asintió confundido, sin entender su cambio de conversación, pero lo hizo —Te lo diré solo porque creo que puedo confiar en ti —advirtió, mirándolo con seriedad —. Hay muchas cosas que se pondrán difíciles a partir de acá, pero ten en mente tu sueño y se fiel a el, aférrate a tus principios y no permitas que te quiten tu opinión —sus recomendaciones, acompañadas de una amable sonrisa, venían con ademanes.

—Cuando eres una persona normal, te dicen que la fama no es tan glamurosa como parece y no lo crees, pero es cierto —negó para sí mismo el chico.

—Hay muchas cosas dentro de la industria que tu descubrirás por tu cuenta, Dylan O'Brian —suspiró.

Dentro del club, bailaron y bebieron lo suficiente como para entrar en confianza con el otro, probablemente no lo recordarían al día siguiente, sin embargo, ahora no importaba si podían desahogarse con alguien.

—... ¡Y él es ta-an lindo! Tiene ojos de cachorro —musitó Alexis arrastrando sus palabras, junto a Dylan estaban sentados en los sillones individuales de la pequeña sala que les habían encomendado —, si tan solo no fuera amable con todo el maldito mundo sabría si me corresponde.

—¿Lo besaste? —cuestionó entrecerrando los ojos y haciendo una cara de que estaba pensando.

—Obvio no.

—Los chicos solemos ser tontos con las chicas, si no son claras no lo sabemos —le dijo él, riéndose solo de sus palabras.

—Él me confunde —se excusó, casi exclamando —, actúa dulce y luego me dice amiga, ¡No lo entiendo!

—Los chicos somos confusos cuando estamos confundidos, usualmente una chica lo causa —asintió, dándose la razón —¿Qué hora es? —frunció el ceño, recordando el punto de todo eso.

—Casi las diez, ¿Empezamos?

Él asintió al tiempo en que se levantaba del sofá, se acercaba a ella y le estiró la mano, Alexis la tomó y sintió como él le ayudaba a pararse.

Salieron del establecimiento viendo a los paparazzi parados con sus cámaras listos para atacar. Pronto, Dylan puso su brazo al rededor de la cintura de Alexis, quien en sus hombros llevaba su saco y le inclinaba a él.

Ambos traían gafas para cubrirse de los flashes, así que cuando los buitres se acercaron estaban listos. 

No dijeron una palabra, solo caminaron entre ellos hasta que sus guardaespaldas llegaron y los ayudaron a llegar al auto. Como se planeó, los paparazzi los siguieron hasta el hotel en que ambos se quedaban.

Sus guardaespaldas los ayudaron a pasar entre todos esos reporteros, Dylan incluso le había tomado del hombro para no perderla de vista, de esta forma llegaron a la recepción del hotel.

Tan pronto como estuvieron salvo en el vestíbulo, se despidieron con un abrazo lo suficientemente largo como para ser captado y partieron en direcciones diferentes, buscando cada uno el piso en el que se hospedaba.

Su alarma diario no fue lo que la despertó la mañana siguiente, fue el ruido de su celular explotando en notificaciones, claro que sabía a que se debía.

Tenía mensajes de Emy, Ariana y Selena preguntando qué carajo había pasado, incluso dos llamadas perdidas de su mamá y Justin se oía ofendido en el audio que le envió, ¡Hasta Gregg le había escrito!

Su cara aparecía en la portadas al lado de la de Dylan, los chismes empezaban a esparcirse como pólvora.

—Esto apesta —musitó apartando su teléfono sin responder a los mensajes, solo enterrando su cara en la almohada antes de gritar dramáticamente.

Pero no podía quedarse ahí para siempre, pues según su representante debía estar en el aeropuerto en dos horas.

Durante el camino en auto aprovechó para escribirle a su mamá y decirle las palabras justas para calmarla. Olivia no parecía contenta con el asunto y aun así aceptó sus explicaciones.

En el aeropuerto, cuando ya había pasado check-in y estaba esperando a que llamaran a su vuelo, su teléfono volvió a sonar, era una llamada de Niall. ¿Qué podría querer decirle Nialler?

—¿Niall? ¿Qué sucede? —indagó al escuchar el saludo del rubio.

Eso debería preguntar yo, ¿Es cierto que sales con O'Brian? —su voz se oía preocupada, Alexis apostaba a que tenía los ojos entrecerrados.

—Es un stunt de mi discográfica y sus productores, relájate —explico. De haberse tratado de otra persona, no habría dicho palabra en absoluto, pero era Niall, ese chico eran demasiado leal como para decírselo a alguien más —. Nuestro pequeño falso romance de revista terminará cuando esté en California.

Vaya, esta vez conseguiste darme un ataque —dramatizó haciéndola reír.

Entonces a través de las bocinas llamaron a su vuelo.

—Debo irme, Niall, pero hablamos luego —se despidió.

Claro —él fue quien colgó.

Abordó ese avión más tranquila una vez que la situación era del conocimiento del rubio, seguramente pronto los demás lo sepan, incluyéndolo a él.

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