089 | Como en casa

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COMO EN CASA

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COMO EN CASA

Desde su aniversario con Liam y la maravillosa noche que tuvieron, Alexis estaba en un sueño, una nube flotante de algodón de azúcar de la cual se negaba a bajar. Realizó siete shows a la perfección, los títulos decían que había una brecha entre la gira anterior y esta, que ella había evolucionado a mejor.

El veintinueve de Junio volvió a encontrarse con Taylor en Canadá, donde la acompañaría para la única fecha en Vancouver, cantaron Complicated. Recibió un mensaje de Ed, las felicitaba y prometía verla en algún momento.

Liam y ella hablaban durante el almuerzo, ambos tenían pequeños descansos para comer a la misma hora, se contaban todo y juraban hacer nuevas cosas cuando terminaran sus giras.

El día antes de su primera presentación en Los Ángeles, Margaret se sentó con ella y le dio una charla sobre guardar las apariencias y comportarse, que su comportamiento con Liam Payne estaba comenzando a dar que hablar. De cualquier forma, Emma fue con ella al teatro donde presentaría su concierto y fue un gran apoyo moral, y Andrew G. también fue bueno. Tampoco podía olvidar los buenos deseos que Miranda Kerr le enviaba.

Las cinco fechas en LA le dieron un poco de emoción tranquila, porque pudo dormir en su cama y usar su propia ducha.

Todos los días comenzaron a parecerse entre sí, como si ella entrara en la monotonía de estar en gira.

But every time I try to make you smile
You'd always grow up feeling sorry for yourself
Every time I try to make you laugh
You stand like a stone
Alone in your zone
Is it too much that I'm asking for?

Ella tarareaba tratando de matar el tiempo, las ansias calaban sus huesos y masticaba el chicle de fresa más fuerte de lo necesario. No podía sacar de su cabeza la tragedia de Cory, es decir, fue muy repentino.

Hoy era veinticuatro de Julio, más de un año desde que vio a su familia y hoy por fin los volvería a ver, abrazar y disfrutar. Estarían con ella las dos fechas en Portland, verían el espectáculo desde el área VIP y se quedarían a dormir en un hotel cinco estrellas en el que ella se aseguró de que tuvieran una mesa reservada.

Tyler había ido a recibir a sus padres a la entrada, los haría pasar por la parte de atrás para que nadie llegara a fotografiarlos. 

—Ya entraron —le informó Tory, mirando su teléfono, estaba sentada junto a la mesa con comida que, esta vez, Alexis se encargó de hacer que añadieran ciertas cosas —, estarán aquí en diez minutos.

—Bien —asintió. 

Usaba su primer vestuario, un traje negro de lentejuelas, antes de empezar el show le pondrían la capa del mismo color que era de morado al reverso y decía Complicated.

Estuvo atenta a la hora y se desanimó cada vez que veía que solo avanzaba un minuto o dos.

—Deben ser ellos —comentó, muy tranquila para el gusto de Alexis, Tory, ella se acercó y abrió —. Bienvenidos —saludó amable y, después de dejar la puerta abierta, se fue en compañía de Tyler.

—¡ALEX!

Definitivamente si existía un niño por el que Alexis aceptaría jugar un partido de fútbol, pese a que realmente apesta y detesta hacer cosas en las que no es buena, ese sería Damy. El pequeño de los Blake sin duda tiene los ojos verdes que todos los hijos heredaron, sin embargo, los suyos transmitían algo.

—¡Damy! —devolvió el abrazo encorvándose a su altura. No le importó lo ajustado que estaba su atuendo y que casi no podía respirar, abrazar al niño de seis años era como sentir que aún tenía trece años y cargaba al bebé recién nacido por primera vez  —Te extrañé muchísimo —dijo con la voz rota, las lágrimas en sus ojos no caían por su práctica en esos asuntos, pero estaban ahí.

—Y yo a ti, Alex.

A los ojos de Damien Blake, Alexis era algo así como un superhéroe. Jamás pasó tanto tiempo con ella y nunca pudieron conocerse en el día a día, y aún así Damien entendía que su hermana mayor era alguien ocupada que debía estar fuera todo el tiempo, sabía que el mundo gritaba su nombre y muchos aspiraban a conocerla, se sentía afortunado de ser su familia.

—Mi bebé —su madre fue la siguiente en abrazarla. 

Ella llamaba cada fin de semana y le preguntaba sobre el trabajo, los amigos y Liam, se lo decía todo sobre los dos últimos. Olivia Blake es la única que sabía sobre lo más último con Liam y se moría por conocerlo.

—Mami —rodeó con sus brazos el cuello de su madre y frotó su mejilla en el hombro de la mujer mayor.

—¿Para mi no hay abrazo? —su padre levantó los brazos y esperó a que ella se acercara. 

Asher Blake era un padre relajado, no era celoso ni pretendía encerrar a sus hijos hasta que creyera que podían valerse por sí mismos, los apoyaba y creía en sus convicciones siempre que demostraran cuanto lo querían. Él siempre la conoció y apoyó en todo momento, y, cuando ella lo necesitó, la dejó ir.

—Hola, Lex —su hermano del medio la rodeó con sus brazos ni bien su padre se separó, ella devolvió el afectó de inmediato.

Cuando vivía en Medford y nadie sabía su nombre, Steve Blake era la única persona que la escuchaba dar conciertos en su sala con el control remoto como micrófono, él fue el primero en oír la primera canción que escribió en su vida. Steve solo era un año y mes menor que Alexis así que crecieron como gemelos, una extensión del otro, compartiendo todo hasta que no lo hicieron.

—¿Estás más alto, Eve? —ella tocó su cabeza y probó con la suya.

—¡Estás usando plataformas, no vale! —se quejó Steve al ver su sonrisa.

—¿Puedo comer esto, Alex? —cuestionó Damy, haciéndola voltear. Él sostenía un pastelillo de buen aspecto.

—Claro, Damy, lo pedí para ustedes —admitió sonriente, simplemente porque no podía dejar de sonreía ahora —, de echo, coman lo que quieran, incluso pueden poner música —señaló el aparato en una esquina.

—¿Nos harás oír tu música sosa? —se burló Steve y ella abrió la boca, muy ofendida —Mamá no deja de poner tu disco en la consola, estoy agotado.

—¿Y cómo estás acá? —regresó ella.

—Me obligó —señaló a la madre de ambos, quien había estado comiendo uvas junto a su hijo menor y al verse observada los miró confundida con una uva en la boca.

—Será mejor que se comporten —advirtió severamente después de tragar.

—¿Qué es esto? —preguntó su padre, apuntando a una fruta que no reconocía. 

Alexis miró y miró, pero en realidad no sabía.

—No tengo idea.

El concierto fue una dicha más grande, los nervios se le pasaron en cuanto hizo su ritual y disfrutó de todo.

Esos cuatro días lo tendría en su corazón.

Convivir con su familia y tener cierta monotonía a su lado, casi estuvo tentada a conducir hasta Medford y pasar unos días ahí, pero no podía, aún tenía un gira que continuar.

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