102 | Tiempos de paz

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TIEMPOS DE PAZ

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TIEMPOS DE PAZ

Alexis tenía planeado quedarse cuatro días en Medford, lo suficiente para ver a su familia y ponerse al día. Ella no era demasiado pegada a su madre o a los demás aunque si lo fue hace algún tiempo; se fue a los trece años y había trabajado desde muy jóven lejos de su familia, su madrina la cuidaba, pero no estaba todo el tiempo con ella, eso la hizo independiente y la quitó de su apego. En el fondo, Alexis creía que si se quedaba mucho tiempo empezaría a extrañar vivir ahí, cuando la vida era más simple.

Ella disfrutó ver a Liam jugar con la consola con Damy, ella los acompañaba sentada en el otro mueble y pretendía entender el punto de todo eso.

Liam se llevó muy bien con su hermanito de inmediato, su padre no lucía tan tenso con él como lo había estado con sus ex-novios, su madre lo amaba, de verdad, esa mujer estaba encantada de Liam. El único que no se relacionó mucho fue Steve, este salía toda la tarde y volvía para la cena, tampoco es que pudiera culparlo mucho, estaban en clases.

—¿Tan pronto? —murmuró Damy en un tono bajito y agachando la cabeza, cuando descubrió que se irían al día siguiente.

—Damy, sabes que Alex está ocupada —regañó suavemente su mamá.

—¿No es su descanso de la gira? Creí que tenían más tiempo —habló Steve, fruncía el ceño y hacia un mueca con la cabeza.

Almorzaban.

—Bueno, Liam debe volver a Inglaterra pronto por sus propios asuntos, —este asintió asegurándolo —yo tengo mucho que componer y tengo una reunión en LA la próxima semana.

—¿Y cuando descansas? —su padre preguntó, sin definir a cual de los dos iba esa pregunta.

—Bueno... —Liam se acomodó en su asiento y pensó en sus palabras —No tengo vuelos programados o shows, tampoco estaré en el estudio pronto y no estaré dando entrevistas, es... Es algo más técnico.

—Como para relajarte un rato y hacer lo que quieras, pero aún hay responsabilidades —terminó ella la explicación a lo que Liam asintió, apoyándola.

—Entonces, hay que asegurarnos que se diviertan hoy.

—¿Fútbol de patio? —propuso Steve, mirando a la pareja y al niño entusiasmado.

—¡Fútbol!

—No...

—¿Fútbol?

Olivia no los dejó ir al patio trasero a jugar hasta las tres de la tarde, entonces pudieron llevar sus pelotas al área verde.

—Muy bien, Alexis viene conmigo —anunció Steve.

La nombrada se miraba las uñas con tristeza, tendría que visitar a su manicurista al regresar a LA, porque fútbol siempre terminaba en desastre.

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