023 | En casa para las fiestas

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EN CASA PARA LAS FIESTAS

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EN CASA PARA LAS FIESTAS

Era la primera vez en cinco años que estaba en casa para el 4 de Julio.

Había visto el último concierto de One Direction online y lo había disfrutado mucho, llenó de halagos a sus amigos y felicitó mucho a Liam por su participación. Estaban más unidos, cada vez confesando más cosas sobre su vida, compartiendo con el otro anécdotas más íntimas y privadas.

No le sorprendió cuando ya estaba componiendo una canción sobre él, Things I'll never say fue como decidió nombrar, sería una sorpresa para su novio.

Logró convencer a Ben de dejarla ir a casa, lo que era difícil cuando estaba en proceso de creación ahora que ella componía su música. Le dijo que conectar con su familia y su hogar sería una buena forma de tener más inspiración. En realidad no lo sabe, solo quería ver su familia.

Hizo de su viaje lo más discreto posible, muy pocas personas lo sabían y estaba bien disfrazada.

Consiguió un auto rentado y condujo cuarenta minutos a su casa, algo alejada de la urbanización. Su amplio jardín fue lo primero que vio, con las bicicletas de sus hermanos desparramadas por ahí, la suya solía estarlo también.

Estacionó a la entrada detrás del auto de su padre. Se quedó un rato observando la construcción, hacía dos años que no estaba ahí. Respiró un par de veces antes de comenzar a caminar a la entrada, muchas macetas decoraban ahí, recordándole la obsesión de su madre por la jardinería.

Tocó la puerta un par de veces y esperó, no mucho después oyó unos pasos acercándose, la puerta se abrió y de ahí su abuela salió, ambas se abrazaron contentas.

—¡Mi cumpleaños fue hace una semana, pero mi regalo por fin llegó! —exclamó la mujer de avanzada edad, atrayendo a Alexis dentro de la casa y cerrando la puerta.

—Oh, abuela, ¿Te gustó el regalo que te envié? —preguntó ansiosa, quitándose el abrigo y dejándolo en el perchero.

—¿Hablas de esa cosa con la firma de Bruno Mars? ¿Qué es eso si te tenemos en casa, estrellita? —las cálidas palabras de su abuela fueron suficiente para darle diez años de vida a su corazón.

—Laura, ¿Quién tocó? —se escuchó a la mamá de Alexis acercarse, nieta y abuela se miraron cómplices y aguardaron en silencio —¡ALEX! —pronto la mujer de cuarenta años se lanzó a abrazarla —¿Cómo es posible? —dijo entre lagrimas.

—Solo moví unas cosas —respondió en el mismo estado —, los extrañaba mucho.

—Ven, los chicos estarán felices de verte.

Tuvo un almuerzo lleno de afecto y pudo probar la deliciosa comida de su mamá y abuela luego de tanto tiempo. Escuchó las historias de Damy toda la tarde, ¡Incluso vio el desfile en vivo! Todos sentados en el sofá pretendiendo que era muy interesante.

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