8. Perspectiva de Madame Esther

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Narrado desde la perspectiva de Madame Esther.

Hace diez años, en un rincón discreto de la ciudad, se encontraba un lugar pequeño, enigmático y misterioso, conocido solo por unos pocos como La rana que baila. Al frente de este misterioso establecimiento se encontraba una mujer con una presencia imponente y elegante, conocida como Esther Cooper, la bailarina de pole dance mejor pagada de Londres.

Esther Cooper, esa soy yo, una mujer con una historia intrigante y una personalidad magnética. Fui conocida en la industria como la bailarina más respetada y empoderada. Llegué a este lugar atraída por una jugosa propuesta por parte de la familia Van Amstel, ellos necesitaban una instructora de baile para sus chicas, que las convirtiera en artistas únicas e insuperables, tal y como lo era yo en aquel entonces. Lo hice, las convertí en el mejor espectáculo que un par de ojos masculinos pudiesen disfrutar. Tanto fue el éxito, que, hace ocho años, nos vimos en la obligación de mudarnos a un lugar más grande; y sin miedo a nada, los Van Amstel se establecieron frente a la carretera más transitada del centro de Londres. Ahora somo un club nocturno élite, frecuentados únicamente por clientes de alto nivel adquisitivo. No hay competencia que se nos pare al lado.

Y es que mis bailarinas son la mata de la seducción, desde el momento en el que suben a las barras, se presencia algo especial. Su habilidad para combinar fuerza, flexibilidad y elegancia en cada movimiento se ha convertido en algo simplemente asombroso. Recuerdo que hubo un tiempo en el que los clientes quedaban tan excitados que hasta exigían servicios sexuales con mis chicas. No lo podía permitir, ellas no eran trabajadoras sexuales. Los Van Amstel deseaban más dinero, querían abrir una sección para atender con servicios sexuales, yo ya les había dejado claro mi postura al respecto, por tal razón empezaron a reclutar prostitutas de otros clubes.

Y así es como ahora he terminado dirigiendo dos secciones de este club: las bailarinas y las trabajadoras sexuales. Siempre me paro frente a todas ellas usando una mano firme y un corazón compasivo. No solo soy su guía, sino también su protectora, cuido de estas chicas como si fueran mi familia, me aseguro de que sean tratadas con respeto y dignidad en un mundo que las ve a todas como objetos sexuales.

Esta noche viene una nueva chica, una que está a punto de convertirse en trabajadora sexual, fue encontrada por la única hija de los Van Amstel, Murgos Hikari: una holandesa de 33 años que tiene una increíble habilidad para encontrar personas que están pasando por problemas financieros, les estudia con la mirada y, si cumplen con su expectativa, les da una probadita de lo que podría ser una nueva vida para ellos, ya sea como mula en uno de los clanes de la mafia de su esposo o como trabajadora sexual de su club nocturno. Ahora encontró a una mujer joven que es realmente hermosa y que posee un cuerpo con buenas medidas, Miriam cumple con los entandares del club; sin embargo, no sé que tan buena sea en la seducción y cuan atrevida pueda ser, esto lo sabremos al contar cuantos clientes regresan con ella.

Ahí está, Miriam Douglas, entró por la puerta exclusiva del personal del club, tal como se lo había pedido. La chica saluda al agente de seguridad de aquella entrada y luego se aproxima caminando en medio del pasillo. Se percata de mi presencia y enseguida se pone nerviosa, empieza a caminar con pasos que denotan miedo, inseguridad y preocupación, nada fuera de lo normal para una novata. Cruza frente a la cocina del chef y le echa un rápido vistazo. Luego pasa frente al camerino y le da una ojeada a las perlas blancas y las plumas negras que adornan el marco de puerta. Al tenerla frente a mí, no puedo evitar echarle un vistazo al atuendo que lleva puesto hoy: un t-shirt negro que le queda completamente holgado, un jean stretch que se le ajusta perfectamente desde los tobillos hasta la cintura y enganchado a unos tirantes rojos que hacen combinación a unas desgastadas zapatillas converse y a los aretes de color rubí que parecieran esconderse entre su esponjado cabello. Nada mal para una chica de su edad, solo espero y no se ponga tímida al momento de usar uno de nuestros babydoll.

De Prosti a CEO  - [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora