La ceremonia de graduación llega a su fin con aquel gesto simbólico que todos hemos esperado: siguiendo la indicación de la rectora, desplazamos el hilo de nuestros birretes de un lado a otro. Es un movimiento pequeño, pero su significado es enorme; es el punto final a estos años de esfuerzo, dedicación y crecimiento. Las luces del anfiteatro brillan con más intensidad, como si la sala entera se llenara de una energía vibrante.
—¡Felicidades a todos los nuevos egresados de negocios! —anuncia la rectora con un orgullo evidente en su rostro. Al instante, se desata una explosión de júbilo cuando todos lanzamos nuestros birretes al aire en un movimiento sincronizado. El cielo se llena de pequeños trozos de tela negra y, por un momento, parece que estamos suspendidos en un espacio de pura celebración y libertad.
El anfiteatro se llena de risas y felicitaciones. Nos abrazamos, compartimos sonrisas, y me giro para buscar a Giovanni. Nuestras miradas se encuentran, y antes de que pueda pensarlo, mis brazos ya están viajando hacia él. Siento un impulso incontrolable de celebrar este momento con un beso, pero me contengo justo a tiempo y solo nos damos un abrazo... A pesar de que todos aquí creen que Giovanni es mi novio, no quiero meter a mis padres en esta mentira.
—Eh... Gracias por incluirme en tu discurso, Giovanni —le digo, aún un poco agitada, aún entre sus brazos—. Fue mucho mejor de lo que yo podría haber sentido allá arriba.
Giovanni deja de abrazarme para fijar su mirada en la mía.
—Lo que dije en mi discurso es lo que sento veramente, Miriam —responde con una sinceridad que me derrite—. Ti ammiro molto. Sei una donna incredibile.
Nos quedamos mirándonos por un segundo, compartiendo esa sonrisa que dice mucho más que cualquier palabra. Y justo cuando siento que podríamos acercarnos aún más, los amigos de Giovanni aparecen para felicitarlo. Me aparto un poco, dándoles espacio, observándole rodeado por sus amigos, todos dándole palmadas en la espalda y riendo con entusiasmo. No hemos compartido mucho hoy, pero no importa, ahora quiero celebrar con alguien que ha estado a mi lado desde el primer día de esta travesía: Danna.
Camino entre la multitud, buscando su rostro familiar. Apenas me acerco, nuestros ojos se encuentran y, sin necesidad de decir nada, nos lanzamos la una hacia la otra en un abrazo que contiene todo lo que hemos pasado juntas. Es un abrazo cálido, lleno de risas, lágrimas y palabras de felicitación que se mezclan con el ruido de la celebración.
—¡Lo logramos, Danna! —le digo, sintiendo cómo mi corazón se llena de alegría.
—¡Sí, lo hicimos! —responde ella, riendo con emoción—. No podría haberlo hecho sin ti. Gracias por todo.
No pasan muchos segundos antes de que los padres de ambas se acerquen a felicitarnos. La madre de Danna llega primero, con los brazos abiertos y una sonrisa radiante, aunque hay algo en su entusiasmo que parece un poco exagerado y prepotente.
—¡Mi niña! Sabía que lo lograrías —exclama, abrazándola con una mezcla de orgullo y cierta presunción. A pesar de ello, veo la alegría sincera en el rostro de Danna, quien no puede contener una sonrisa mientras recibe el abrazo de su madre.
Después, siento una mano en mi hombro, y al girarme, veo a mi madre frente a mí, en su rostro hay un torrente de emoción. Lo primero que hace es envolverme en un abrazo apretado.
—¡Miriam! Estoy tan orgullosa de ti, mi amor —dice con la voz quebrada por la emoción—. Siempre supe que llegarías lejos. Siempre tuve fe en ti.
Siento cómo me inunda el cariño y la seguridad que solo mi madre puede darme. Cuando finalmente me suelta, mi padre se acerca, un poco más tranquilo, pero con una sonrisa amplia que refleja su orgullo.
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De Prosti a CEO - [Libro 2]
HumorMiriam Douglas es la universitaria con mayor índice académico de la facultad de negocios, es una mujer inteligente y ejemplar, nadie podría imaginarse que, por las noches, esta prodigio de los negocios ensucia su cuerpo para poder pagar los gastos d...