Retrocedo dos pasos, doy media vuelta y comienzo a caminar con el peso de la derrota colgando sobre mis hombros, exhausta. Las lágrimas amenazan con desbordarse, y el sollozo en mis labios es la batalla más difícil que he enfrentado en mucho tiempo. Me falta el aire, y siento que mi autoestima se ha evaporado. Me siento como un pedazo de estiércol arrastrándose por el pasillo.
—Miriam, no deberías ser tan dura contigo misma —dice Danna, sorprendiendo con su presencia a mi lado, a la que no había notado hasta ahora.
El nudo en mi garganta me impide responder. Con un fuerte empujón, abro el portón principal del campus, y la frialdad del paisaje nevado me azota, como si la nieve misma me acusara. Me dirijo hacia los estacionamientos, hacia mi auto. Solo quiero escapar de este lugar y estar sola...
—Danna —digo mientras me vuelvo para mirarla—, necesito un tiempo a solas, por favor. Y disculpa, prometo ir a visitarte cuando me sienta mejor.
—No pienso dejarte sola, Miriam —responde Danna con firmeza—. No permitiré que caigas en la depresión. Podemos superar esto juntas. Si quieres, podemos salir a cenar, ver una película, ir a una disco... Puedo decirle a Bárbara que nos acompañe y nos divertimos las tres juntas.
—Danna, quiero irme a casa sola...
—No vas a irte manejando sola, Miriam —interviene Giovanni, acercándose desde el lado derecho de los estacionamientos—. No lo permitiré, no en el estado que estás.
—No me jodas, Giovanni. No estoy de humor.
—No intento molestarte, solo quiero asegurarme de que estés bien, o al menos que llegues sana y salva a casa.
—¿Y qué sugieres? ¿Que Danna maneje? No voy a permitir que ella maneje estando embarazada.
—No te preocupes, Miriam —responde Danna—. Apenas se nota la panza, puedo conducir bien.
Niego con la cabeza. Me hice responsable de llevar a Danna en mi auto, y ella aún se marea. Prefiero evitar cualquier accidente.
—No, yo me encargaré de llevarlas a ambas a sus casas —propone Giovanni con una seriedad inusitada y con su característico acento italiano, exhibiendo un aire de caballerosidad.
Danna y yo compartimos una mirada de sorpresa. La consideración de Giovanni no es algo que se espere de él.
Nuestra primera parada es dejar a Danna frente a la imponente mansión Hikari, ubicada en el sur de Londres. Durante el trayecto, Danna, con claras intenciones de distraerme, comienza a hablar sobre su nueva vida como miembro de una familia tan poderosa y prestigiosa. Y es que al principio del viaje, me encontraba bastante decaída, incapaz de superar la derrota que había sentido al ver los resultados en el tablón de notas. Sin embargo, la conversación de Danna me brinda un respiro, un pequeño alivio en medio de mi abatimiento.
—Ese viejo parece haber sido engendrado bajo la sombra del mismísimo Satanás —cuenta Danna con un tono de voz que evoca una historia de terror —. Todos en esa mansión le tiene miedo. Cuando Takashi Hikari clava su mirada en la de los demás, hace que el espíritu de uno empiece a deshojarse como cebolla, que sientas ganas de llorar producto de la acides y la amargura de esa cebolla, hasta impulsarte a salir huyendo lejos de él.
—En resumen, el padre de Gabriel es una cebolla con patas —añado, mientras observo el paisaje nevado a través de la ventana, sentada al lado de Giovanni.
—Sí, incluso su apariencia es acorde: pequeño, redondito, pálido, y con esos rasgos asiáticos tan característicos.
—¿Ti ha insultato o dicho algo inappropriato? —pregunta Giovanni sin apartar la vista del camino.
—No, cuando me lo encontré cara a cara, solo me dijo: «Bienvenida a la familia Hikari, Danna. Somos una familia muy unida, pero también bastante reservada. Lo que veas aquí, no puedes comentar por ahí». Quedé con un signo de interrogación en la cabeza y una enorme curiosidad por descubrir los secretos que esconde esa familia. Y, para ser sincera, es una familia bastante rara: los hermanos de Gabriel son un espectáculo por sí mismos. Uno de ellos, cuando sonríe, irradia luz y paz, mientras que el otro tiene una sonrisa que parece que podría desmembrarte en pedacitos. Luego están Murgos y su constante fricción con su suegro, y a veces con su propio marido. La única que parece un respiro de normalidad en medio de todo esto es Delancis, la hija de Murgos; es un amor de persona.
—Tienes razón, he conocido a algunos miembros de esa familia, y definitivamente es una familia bastante rara y misteriosa —le confirmo.
—Definitivamente sí. Por suerte, dentro de una semana empezaré a trabajar en el club con Murgos durante un par de meses antes de que el embarazo me impida seguir laborando.
—Supongo que en esos primeros meses vas a conocer los procesos del negocio —comento.
—¿Quali processi podría tener un prostíbulo? ¿Calentar il cliente, bajarle los pantaloni y hartárselo? —cuestiona Giovanni en tono jocoso.
—No seas idiota, Giovanni. Hay muchas cosas detrás de un prostíbulo, no todo es putería.
Giovanni estalla en risas, y Danna, encontrando el chiste, también se une a la risa.
— A proposito, Miriam —dice Giovanni, su rostro risueño de repente se torna serio—, ¿cómo es que ya non lavori en el club? Ayer visitato il posto y Madame Esther me comentó que ya no estás ofreciendo tus servizi allí.
—Es cierto, ya no estoy trabajando allí —respondo con una mezcla de orgullo y satisfacción—. Ahora estoy en una posición mucho mejor.
—Oh veramente? ¿Dónde?
Me tomo un momento para responder, disfrutando la idea de que Giovanni crea que estoy saliendo del bajo mundo y encontrando finalmente mi camino. Después de todo, eso será verdad dentro de un mes cuando empiece a trabajar con Gabriel.
—No pienso decirte, Giovanni. No quiero que aparezcas nuevamente en mi lugar de trabajo para armar un alboroto.
—Si non vuoi dirmelo, no hay problema. Yo tengo mis medios para averiguarlo.
Le dedico una mirada amenazante.
—Ni se te ocurra mandar a alguien a espiarme.
Giovanni me sonríe con un toque de malicia, tratando de parecer amenazante. Sin embargo, la luz de la tarde ilumina su mirada verde, dándole un aire más tierno y accesible.
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De Prosti a CEO - [Libro 2]
HumorMiriam Douglas es la universitaria con mayor índice académico de la facultad de negocios, es una mujer inteligente y ejemplar, nadie podría imaginarse que, por las noches, esta prodigio de los negocios ensucia su cuerpo para poder pagar los gastos d...