La noche se desliza hacia su final, y yo deseo regresar a casa, pero hace quince minutos que Danna, de manera repentina, desapareció del grupo, y no tengo idea de dónde podría haber ido. Si ya me preocupaba Marthuski, que no estaba tan borracha, ahora mi inquietud es aún mayor por Danna, quien está completamente ebria. No es seguro que una mujer en su estado ande sola por la discoteca.
He buscado en el bar, en la pista de baile y detrás de los sofás del VIP, por si acaso se hubiera desmayado de la borrachera, pero no la encuentro por ningún lado.
—¿Podría estar en el baño? —me sugiere Marthuski, quien, desde que regresó del bar, ha vuelto a tratarme con amabilidad.
—No lo creo... ¿Qué mujer va sola al baño? —respondo, encogiéndome de hombros.
Marthuski asiente en acuerdo, como si fuera la cosa más obvia del mundo.
A pesar de ello, decido ir a buscar a Danna en el baño, acompañado por Tenté, otra chica con la que he mejorado mi relación. Al entrar al baño, lo primero que hago es llamar a mi amiga por su nombre. Al no escuchar respuesta de Danna, Tenté y yo empezamos a abrir todos los cubículos del baño, inclinando la cabeza para ver por debajo de las puertas cerradas, en busca de los tacones de Danna, pero ella no está aquí.
—Dime algo, Miriam... ¿Tu amiga es de esas aventureras que monta cualquier dragón que se le presente? —Tenté cuestiona con una leve preocupación en su semblante.
—Mi amiga Danna, ¿montando dragones? ¡Jamás! Si hay algo que sé de Danna, es que ella es más selectiva que un gourmet en una tienda de chocolates. Dragones, unicornios, o lo que sea, ¡nada que ver! —respondo con una risa nerviosa mientras niego el cuestionamiento de Tenté, sabiendo que Danna tiene sus propios estándares muy altos—... Y, por cierto, ¿cómo sabes que me llamo Miriam?
—Porque escuché a tu amiga llamarte así —Tenté me guiña un ojo, mostrándose divertida.
—Bueno, no importa —reacciono sacudiendo mi mano.
Después de buscar por todos lados y no encontrar rastro alguno de Danna, Tenté, Marthuski y yo decidimos que lo mejor es dar por concluida la noche en la discoteca. Con Valquiria guindando de nuestros hombros, nos acercamos a las demás chicas del grupo para despedirnos. La jefa Murgos nos mira con una ceja levantada, notando que falta Danna.
—Chicas, nos vamos, pero Danna no aparece por ningún lado —explico, mostrando mi preocupación.
—¿Dónde habrá ido esa chica? —se pregunta una de las bailarinas con una risa nerviosa.
—Esperemos que esté bien, Mimarie. Mañana, apenas llegues al club, me informar si apareció Danna —dice la jefa Murgos con seriedad.
Asiento con la cabeza y nos despedimos del grupo, sintiendo una mezcla de ansiedad y preocupación.
En los estacionamientos, vemos a Tenté subir a su auto y alejarse. Ofrezco llevar a Marthuski y a Valquiria a sus respectivas casas en mi coche, y Marthuski acepta la oferta con una sonrisa llena de gratitud. Mientras nos alejamos de la discoteca, mi mente sigue inquieta por la inexplicable desaparición de Danna, y no puedo evitar preguntarme dónde podría haber ido.
—Quizás tu amiga ya haya llegado a casa —comenta Marthuski mientras la observo en el retrovisor central del auto.
—Ella nunca se iría sin avisarme.
—¿Estás segura?
—Absolutamente.
Marthuski comienza a acariciar el lacio cabello de Valquiria, quien duerme plácidamente en su regazo.
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De Prosti a CEO - [Libro 2]
HumorMiriam Douglas es la universitaria con mayor índice académico de la facultad de negocios, es una mujer inteligente y ejemplar, nadie podría imaginarse que, por las noches, esta prodigio de los negocios ensucia su cuerpo para poder pagar los gastos d...