Como la estudiante responsable que soy, me voy de parranda antes que ponerme a estudiar lo de la próxima semana, ¡es la próxima semana!, aún tengo tiempo para estudiar. Además, es la primera vez que me invitan a una actividad del club, no podía despreciar la invitación.
Esta vez invité a Danna, quien saltó emocionada al escuchar mi invitación. Justo ahora, estoy esperándola fuera de su casa, a la orilla de la calle y bajo un par de enormes árboles que dejan caer sus hojas secas sobre mi reluciente Honda Civic escarlata.
De pronto, veo que Danna sale corriendo de su casa, mostrando un rostro angustiado, como si se tratara de una princesa recién escapada de su torre.
—¡Danna, a donde crees que vas, regresa aquí! —la mamá de Danna se escucha muy enojada, se asoma por la ventana y gruñe como si se tratara de un infernal dragón—. ¡¿Crees que esos trastes se van a lavar solo?!
—¡No lo sé, fíjate y me avisas! —responde mientras abre puerta de mi auto.
Me le quedo viendo con ojos exaltados.
—¡Amiga, ¿te le estás revelando a tu mamá?! —la cuestiono mostrándole mi asombro. Es que ella no es de desafiar a su madre.
—¡Vamos, vamos! —me apura dando suaves golpecitos sobre el hombro.
Enciendo el motor del auto y, escuchando el chirrido de mi primer derrape, nos ponemos en marcha rumbo al sur de Londres para gozar de la noche en una desconocida discoteca.
—Maldita vieja, por eso es que siempre anda sola —Danna refunfuña entre dientes.
—Ay, amiga, tu mamá nunca está sola, ella siempre anda con el diablo encima.
La discoteca se alza ante nosotras, brillando con luces de neón incrustadas en las columnas que están frente al portón y con una música atronadora que hace que el suelo tiemble bajo nuestros pies. El letrero luminoso en la entrada parpadea "Dance Fever" en colores fluorescentes, una invitación para ir a sumergirnos a la pista de baile. Los guardias de seguridad, vestidos con chaquetas de cuero, nos dejan pasar después de una rápida revisión.
Nada más entrar, somos recibidas con el inconfundible aroma de la pista de baile: mezcla de cigarrillos, perfumes baratos y emoción desenfrenada. Las luces giratorias pintan destellos de colores en todas direcciones, y la música disco nos envuelve en su abrazo rítmico. La pista de baile está abarrotada de personas, todas ellas danzando al ritmo de «Beat it» de Michael Jackson.
Levanto la mirada hacia el área VIP, donde un largo balcón metálicos se extiende a lo largo de la discoteca. Allí está ella, Murgos, una imponente rubia de belleza exagerada, recreando la coreografía del coro de "Beat It" al estilo inconfundible de Michael Jackson. A su lado, Tenté y Anne siguen sus pasos con gracia y entusiasmo. A un lado de las bailarinas, las trabajadoras sexuales disfrutan también de la música, aunque parecen un poco apartadas del grupo central.
Volteo a buscar a mi amiga y la encuentro en plena acción, moviéndose al ritmo de la música con entusiasmo reprimido. En sus ojos brillan las ganas de lanzarse a la pista de baile y entregarse por completo a la diversión.
—Danna, mira —grito en su oído, luchando contra el estruendo de la música—. Esa que está allá es mi jefa.
Danna alza la mirada y observa a Murgos ejecutando la coreografía con una precisión impresionante. Es innegable, Murgos es una bailarina talentosa... ¿Será que también sabe de pole dance?
—¡Vaya, vaya, vaya! Parece que tu jefa no solo es una jefa en el trabajo, ¡sino también en la pista de baile!
Nos reímos mientras seguimos bailando, nos entregamos a la música y así iniciamos el disfrute de la noche. La discoteca es una explosión de colores y ritmo, y estamos decididas a aprovechar cada minuto de diversión que nos ofrece.
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De Prosti a CEO - [Libro 2]
HumorMiriam Douglas es la universitaria con mayor índice académico de la facultad de negocios, es una mujer inteligente y ejemplar, nadie podría imaginarse que, por las noches, esta prodigio de los negocios ensucia su cuerpo para poder pagar los gastos d...