52. Paussinipatía

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No puedo negar que me preocupa un poco la reacción de Danna, pero no puedo darme el lujo de desviar mi atención de los estudios. Seguramente lo de Danna es solo un malestar estomacal, lo más probable es que mañana esté mejor. Decido enfocarme en lo que realmente importa y continúo mi camino hacia la biblioteca.

Al llegar, mis ojos se posan en Giovanni Paussini, quien está sentado frente a una de las mesas de la biblioteca. Se le ve sumamente concentrado, absorto en sus estudios. Paso frente a él, esperando que note mi presencia. Por alguna razón, siento una necesidad repentina de llamar su atención. Giovanni levanta la mirada y me observa brevemente, pero luego vuelve a sus libros. Es evidente que está decidido a mantenerse en el primer lugar. Decido concentrarme en mis propios asuntos; necesito recuperar el puesto que siempre me ha pertenecido: el primero.

Cuando llega la hora del examen, todos los estudiantes de la clase nos encontramos en espera de recibir la hoja del examen. Mi atención se divide entre dos lugares: la silla desocupada de Danna y el rostro serio y concentrado de Giovanni. Danna debería estar aquí ya, y Giovanni al menos debería regalarme una mirada. Como es Giovanni quien está aquí y a quien debo superar, decido actuar para sacarlo de su concentración. Hoy vine usando una minifalda, así que la subo un poco más para mostrar más muslo, desabrocho un botón de mi camisa y dejo expuesto el escote. Sé que en algún momento va a voltear a verme, y cuando lo haga, acapararé gran parte de su atención.

Es un examen que requiere mucho análisis, pero confío en mis habilidades. Dejaré que mis escotes hagan su magia mientras yo me concentro al cien por ciento en resolver cada pregunta. Para mi sorpresa, encuentro las respuestas fluyendo con facilidad. Cada pregunta parece encontrar su respuesta en mi mente sin esfuerzo, y pronto me doy cuenta de que puedo resolverlo todo sin problemas. Mis estrategias de estudio y mi preparación están dando resultados, y siento una oleada de confianza mientras avanzo en el examen.

Entrego mi examen y salgo del aula antes que Giovanni. Después de unos quince minutos, lo veo salir con una expresión furiosa en el rostro. No es el último en entregar, ha sido uno de los primeros. Cuando está frente a mí, mantengo mi mirada firme. De repente, me sujeta del brazo y me arrastra con él. ¿Hacia dónde vamos? No hace falta decirlo, todos conocemos el destino: aquella antigua aula de música en el campus donde hemos compartido momentos íntimos. Está claro que lo he dejado mal. No dice una palabra mientras me lleva hasta el aula. Al cruzar la puerta, la cierra con rapidez detrás de mí, atrapándome entre ella y su pelvis. Sus ojos brillan con furia, pero también con deseo.

—¿Jugando sucio, amore mio?

—¿A qué te refieres?

—¿Pensi che non me di cuenta? —su tono es acusatorio.

—¿Cuenta de qué? —mi voz suena confundida.

Mi stavi provocando en medio del examen.

—Por favor, Giovanni, yo ni siquiera estaba por ti.

—Me esforcé duramente para sacar un risultato eccellente en este examen, y ahora estoy dudando de mis risultati a causa tua.

—Ese es tu problema, no el mío —replico, tratando de no ceder a su intimidación.

—Oh, sí que lo es —dice, con una sonrisa maliciosa que me eriza la piel.

Sus dedos empiezan a deslizarse ascendiendo por mi muslo con intenciones pervertidas. Cruza bajo mi minifalda y, con su índice, traza círculos cerca de mi entrepierna.

—En cambio, a mí me fue de maravilla —le respondo, tratando de mantener la compostura—. Y por lo que veo, intentas premiarme por mi buen desempeño.

De Prosti a CEO  - [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora