45. No soy una muñeca

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Ambos han optado por ignorar mis deseos de estudiar y han aparecido frente a la puerta de mi apartamento; uno ya está cómodamente sentado en uno de los sillones de mi sala, con un vaso de whisky en la mano, mientras que el otro está de pie frente a mí, sosteniendo una pila de libros entre sus brazos. Este último no parece estar muy contento; es evidente su furia, las llamas en sus ojos arden como si la presencia de Gabriel estuviese atizando el fuego que le quema por dentro.

—Vaya —reacciono, soltando una risita nerviosa—. Normalmente, suelen aparecer bajo mi puerta con rosas —comento, antes de tomar los libros entre mis manos—. Pero como soy una nerd, supongo que los libros son mi preferencia —añado. Como si se tratara de un ramo de rosas, acerco los libros a mi rostro y disfruto de su fragancia—. Qué bien huelen, gracias.

Giovanni deja de prestar atención a Gabriel y clava su mirada en mí con un ceño fruncido, lo que me hace sentir aún más nerviosa.

—E-Es que me encanta el olor a libro nuevo —balbuceo.

—Veo que ha llegado tu novio de mentirita —suelta Gabriel, sarcástico.

—Gabriel Hikari... ¿Qué haces en la habitación di una mujer soltera?... Y, encima, prostituta —arremete Giovanni con descaro. Me pasa por el lado y entra sin ser invitado—. ¿Non deberías estar atendiendo a tu esposa?

«Se sabe su nombre... ¿Cómo ha investigado tanto en tan poco tiempo? Es... impresionante».

—Miriam es una buena amiga, solo eso. No deberías ponerte celoso por cosas tan insignificantes como estas —responde Gabriel, con calma.

Non estoy celoso...

—Pero no te preocupes —interviene Gabriel, dejando su vaso sobre la mesita de café y levantándose del sillón—. Ya me voy.

No quiero que se vaya... pero necesito que lo haga. Y todo por culpa del imbécil que tengo como compañero de clases. Gabriel se detiene frente a mí y sus labios cálidos rozan mi mejilla, provocando una oleada de emociones en mi interior. Mis pulmones se llenan de aire, mientras él permanece cerca de mí.

—Estoy ansioso por comenzar a trabajar juntos —susurra cerca de mi oído—. Tú y yo juntos seremos imbatibles.

Y mi corazón ha entendido que le han propuesto matrimonio. Estúpido órgano, ¡controla esos latidos!

—A-Así será —respondo con una sonrisa, ensimismada.

—Hasta pronto, Miriam.

—Hasta pronto.

Gabriel cruza la puerta y la cierra tras de sí, dejándome a solas con Giovanni... Maldición...

Fijo mi atención en el italiano, quien ya está sentado en el sofá de la sala.

—¿Estás innamorata di él? —cuestiona, con suma seriedad.

—Deja de preguntar tonterías... Además, no es asunto tuyo —respondo mientras camino hacia el sillón donde estaba Gabriel. Me siento y siento el calor que ha dejado su cuerpo en el terciopelo.

—Sí lo estás. —Giovanni me mira con esa sonrisa ladeada y sarcástica.

—No suelo enamorarme tan fácilmente, Giovanni. No te confundas.

Giovanni muestra esa peculiar sonrisa ladeada, sarcástica.

—Estás Innamorata del marito de tu jefa.

—¡No lo estoy!

Giovanni ríe mientras se levanta del sofá y camina hacia la cocina soltando carcajadas que me resultan molestas.

De Prosti a CEO  - [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora