De repente, Giovanni se ha convertido en una melodía que resuena constantemente en mi mente, una canción que no puedo dejar de cantar. Sin embargo, a veces me inquieta el verdadero significado de cada letra en esta lírica. ¿Estas notas evocan una bendición o presagian una tragedia?
El primer día de las prácticas de graduación ha llegado, y no puedo evitar sentirme nerviosa. Sé que me encontraré con él, y no puedo dejar de imaginar cómo, en su esplendor característico, captará toda mi atención. Mi rostro no podrá ocultar la fascinación que siento, porque estos sentimientos son nuevos para mí. Nunca nadie me había interesado tanto como Giovanni; nunca antes alguien había invadido mi mente de tal manera. No sé cómo reaccionar ante esta avalancha de emociones.
Al abrir la puerta del anfiteatro universitario, lo veo a lo lejos, tan guapo como siempre, rodeado por su grupo de amigos, destacándose como el centro de atención. Lleva una camisa negra con dos botones desabrochados, dejando ver una pizca de su pecho, unos pantalones jeans grisáceos y zapatos negros e impecables. Me detengo en la entrada, sintiéndome torpe y vulnerable, como una adolescente enamorada que no sabe cómo comportarse frente al chico que le gusta. Mis piernas se entumecen al igual que mi mente, que lucha por procesar la presencia de Giovanni.
Camino hacia donde se encuentra Danna, y el eco de mis pasos en el salón llama la atención. Varios de ellos se vuelven hacia mí, ofreciéndome saludos cálidos que devuelvo con una sonrisa nerviosa. Pero cuando mi mirada vuelve a Giovanni, lo encuentro observándome con una intensidad que hace que mi corazón se acelere. Su guiño tiene un poder casi mágico, capaz de encender un rubor instantáneo en mis mejillas.
Giovanni se abre paso entre sus amigos y se dirige hacia mí, y en el instante en que se acerca, siento que mi respiración se detiene. Frente a mí, toma mi mano con suavidad y me da un beso tierno que deja un delicado sabor a caramelo de menta en mis labios.
—Giovanni, no deberíamos estar haciendo esto —le susurro, mi voz temblando cerca de sus labios—. No somos novios.
—¿È necessario ese título per darti un beso? —responde con una sonrisa—. Tú y yo abbiamo compartido molto más que eso.
Mientras pasa su pulgar por mis labios, recuerdo los momentos exquisitos que hemos vivido juntos, grabados en mi mente de manera indeleble.
—No me recuerdes eso, que me prendo en deseos.
—Ataquemos questi deseos después de la práctica, en el aula di musica.
Y ahí estamos, en el salón de música que ahora alberga el intenso frío del invierno, él sentado sobre el taburete del piano y yo moviendo mis caderas sobre él, sintiendo su rigidez dentro de mí mientras nuestros cuerpos se esfuerzan por mantenerse cálidos. Esta vez, lo que compartimos va más allá del sexo: hay pasión palpable, miradas cargadas de anhelos, y besos que parecen intercambiar promesas silenciosas. Cada roce, cada caricia intensifica el deseo de quedarme con él durante todo el maldito día. Estoy jodida, completamente perdida en estos sentimientos. Ahora que lo pienso, rechazar su propuesta sería como ejecutar mi propio suicidio emocional; no podría soportar la idea de separarme de él, y eso me enferma. Cada vez que esos ojitos verdes se conectan con los míos, siento que el destino teje hilos invisibles que unen nuestras almas, sin mi consentimiento.
Llega el siguiente día de práctica, y he tratado de mantenerme alejada, necesito reflexionar sobre las consecuencias de corresponder a estos sentimientos y de aceptar su propuesta. Necesito encontrar la fortaleza para alejarme, y que al hacerlo, no duela tanto. Pero se me hace difícil, porque desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzan, mi cuerpo entero se paraliza, permitiéndole acercarse a mí.
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De Prosti a CEO - [Libro 2]
HumorMiriam Douglas es la universitaria con mayor índice académico de la facultad de negocios, es una mujer inteligente y ejemplar, nadie podría imaginarse que, por las noches, esta prodigio de los negocios ensucia su cuerpo para poder pagar los gastos d...