38. La revelación de la noche

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Nota del autor: Antes de que se sumerjan en la lectura de este capítulo, quiero aclarar que los pensamientos y las opiniones de la protagonista no reflejan las del autor.


Siento que hay personas que se nutren del tormento y la irritación ajenos, dedicándose exclusivamente a perturbar la vida de los demás para luego saborear los malos momentos que causan. Es como su pasatiempo favorito, y Giovanni Paussini parece ser un maestro en ello. Su diversión y camaradería con sus amigos se basan en mí; soy su centro de entretenimiento. No puedo evitar sentirme incómoda y observada, esas miradas intensas y sonrisas burlonas hacen que mi piel se erice y mi cuerpo se tense.

Amore mio, nos han descubierto. —Giovanni, con una sonrisa que mezcla burla y malicia, extiende sus brazos como si esperara que saliera corriendo hacia él.

Apenas lo dice, todas las chicas emiten chillidos, se oyen aplausos y el bullicio de todos los asistentes a esta fiesta de Halloween. Es como una declaración de amor en público, la gran revelación de la noche.

¿Qué debo hacer? ¿Gritar al aire que esto es una farsa? ¿Que no tengo una relación romántica con este chico? Podría ganarme el título de mujer aromántica y sin sentimientos, que acaba de rechazar a uno de los chicos más deseados del campus. Podría dejarlo en ridículo y, al instante, conseguir una noche de tortura en uno de los calabozos que de seguro debe poseer el señor mafioso aquí presente.

Odio caer en sus jueguitos. Camino hacia él y, al llegar frente a Giovanni, le tomo las manos y apoyo mi frente junto a la suya. Utilizo toda la fuerza que poseo para apretar sus manos, con mucha ira. Y mi mirada, que fácilmente puede calcinar la suya como todo el fuego que emerge de mi enojo.

—¡¿Qué carajos crees que estás haciendo, Giovanni?! —cuestiono entre dientes, muy molesta, pero tratando de disimular mi enojo con una falsa sonrisa para que nadie sospeche.

—¿De qué estás disfrazada Miriam? ¿De puta callejera? —ignora mi cuestionamiento solo para insultarme.

—Hazte el idiota Giovanni.

El muy descarado empieza a reír.

—Me estoy vengando de ti... y de tu amiguita la rompe nariz —por fin responde, muy cerca de mis labios.

—¿Yo qué mal te he hecho? Imbécil.

—Descubriste quien soy.

—Ni que te hubiese delatado con media universidad... Yo lo que creo es que realmente te mueres por ser mi novio. Te gusto, ¿verdad? —suelto junto con una expresión arrogante.

—¿Gustarme tremendo desperdicio de mujer?... No, que va...Velo como un aviso de lo mucho que te puedo destruir. Por ejemplo, con esto podría destruir esa querida amistad que tienes con Danna. Así que mantén tu boca cerrada.

Viene y planta un beso en aquello que acaba de llamar «Tremendo desperdicio de mujer». Es un beso amargo y con rencor, agresivo, devorador de almas. Un beso francés que alborota el ánimo de todos los que nos rodean, quienes creen estar presenciando algo verdadero, cual la verdad ya Giovanni me la ha soltado: se está vengando de mí y de... ¿Danna?... Pero ella no está aquí, ¿o sí?

Rápidamente me desprendo de los labios de Giovanni y busco tras su espalda la presencia de Danna, pero no está. Doy media vuelta y la encuentro, con un rostro abatido por la tristeza, a través de su mirada puedo encontrar un alma rota.

«No comprendo por qué le afecta tanto la idea de que yo esté saliendo con Giovanni. Muchas veces le negué que tenía una relación con este tipo».

Danna ve que me dirijo hacia ella y decide no esperarme, da media vuelta para huir de mí, y yo la persigo entre la multitud, para dejarle claro lo que está pasando. Conociéndola bien, sé que se puede enojar al pensar que le he mentido respecto a Giovanni. Danna es una chica que odia las mentiras.

De Prosti a CEO  - [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora