74. Frente al tablón de notas

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A medida que diciembre avanza, mis días parecen deslizarse entre cenas elegantes y eventos festivos. Las citas como ranita dorada se han vuelto constantes, y cada encuentro con mis clientes es una mezcla de sofisticación y glamour que al final siempre termina con una velada de sexo casual. Desde cenas íntimas en restaurantes lujosos hasta eventos privados en mansiones de alto perfil, la temporada navideña no da tregua. A pesar de que he conocido increíbles lugares, no puedo evitar sentirme un poco agotada por la rutina de las apariencias y las sonrisas forzadas.

He tenido suerte de que ninguno de los amigos de mis clientes me haya reconocido como prostituta. Durante mi tiempo en el club, la mayoría de mis encuentros se llevaban a cabo con un antifaz, lo que me permitió mantener mi identidad oculta y proteger mi privacidad. Ese pequeño detalle, que en su momento parecía insignificante, se ha convertido en una gran ventaja ahora que trabajo como ranita dorada. Gracias a esa protección, puedo interactuar con mis clientes y sus círculos sociales sin el temor constante de ser descubierta. Espero que esta situación continúe cuando empiece a trabajar para Gabriel Hikari... Y por cierto, Murgos aún no sabe nada de mis planes con su marido.

Por otro lado, la dinámica con Bárbara y Danna ha cambiado de manera sorprendente. Nos hemos visto con frecuencia, compartiendo salidas de compras y momentos que, aunque simples, han creado un vínculo inesperado. Bárbara, con su energía desbordante, ha logrado que Danna se sienta más cómoda en su presencia. Al principio, Danna parecía reservada y algo incómoda con el entusiasmo de Bárbara, pero poco a poco ha comenzado a adaptarse. Ahora, las risas y las charlas sobre moda y decoraciones se han vuelto comunes, y Danna incluso responde con más calidez a la energía de Bárbara.

Sin embargo, no puedo evitar preocuparme. Conozco bien la naturaleza ninfómana de Bárbara, su búsqueda constante de sexo y su actitud desenfadada hacia las relaciones. Danna, en cambio, evita hablar de temas sexuales, especialmente después de los recientes eventos que le han dejado secuelas emocionales. Comprendo que es un trauma difícil de superar. Temo que, con el tiempo, Danna pueda sentirse atraída por Bárbara de una manera que podría complicar las cosas, dado que ambas se han guardado sus secretos más oscuros. Aunque ahora parece que la relación entre ellas se puede definir como una amistad, me inquieta la posibilidad de que esta amistad evolucione en algo más complicado.

Cada vez que las veo juntas, me pregunto si permitir que esta relación avance sería lo mejor para todas. Por ahora, me consuelo pensando que lo que tenemos es solo una amistad. Sin embargo, no puedo evitar prepararme para cualquier eventualidad que pueda surgir de esta dinámica tan peculiar. La navidad puede ser la época del año para estar rodeada de gente, pero a veces la verdadera complicación está en las personas que uno elige tener cerca.

Hoy, dieciocho de diciembre, los noticieros comienzan con una noticia devastadora: un avión alemán que volaba hacia Nueva York se ha estrellado y explotado, causando la muerte de los 259 ocupantes a bordo. Esta tragedia empaña el ambiente navideño que se respira en toda Europa, es una noticia que golpea directamente en el corazón.

—Patrona, ¿qué tal si cambiamos el adorno de renos que está sobre la televisión y lo ponemos en el librero de allá, a un lado del guacamayo? —pregunta Bárbara, con una mano señalando el librero que está a un lado de la ventana y en su otra mano una cálida taza de café negro.

El aire está lleno de una mezcla de aromas a café y pino, creando un ambiente acogedor a pesar de la tristeza en el aire.

—Supongo que estaría bien... El guacamayo estará feliz de tener compañía.

Bárbara deja la taza de café sobre la mesita que tiene enfrente y se dispone a hacer el traslado del reno. Mientras tanto, yo me preparo para salir. Hoy es un día sumamente importante para mí, es cuando recibimos los resultados de los últimos exámenes y conocemos el índice académico final. Me siento un poco nerviosa, ok, muy nerviosa; todos estos años he estado soñando con quedar en la primera posición y ganarme el derecho de decir el discurso de la graduación.

De Prosti a CEO  - [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora