86. Noche de disco y celebración

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La discoteca está en su máximo esplendor, un lugar vibrante y lleno de energía que parece sacado de una película de Jhon Travolta. Las luces giratorias bañan el espacio en tonos rojos, verdes, amarillos y azules, mientras la bola de disco en el centro del techo proyecta destellos de luz que danzan por las paredes y el suelo. Sobre los sofás de cuero y las mesas se han colocado abrigos que han quedado relegados allí, olvidados por un rato, ya que dentro de este lugar reina un calor que es casi imposible de conseguir en una noche tan helada como lo es afuera.

«Funky Town» de Lipps Inc. resuena con fuerza a través de los altavoces, una melodía pegajosa que invita a moverse. Bárbara, siempre la más animada del grupo, comienza a mover las caderas al ritmo de la música apenas ponen un pie dentro, y Danna, siguiéndole el ritmo, se une a ella con risas y movimientos exagerados que hacen que varios volteen a mirarlas. Giovanni y yo no podemos evitar sonreír, contagiados por la alegría de las chicas. Es imposible no sentirse animado con ellas tan desinhibidas.

Mientras avanzamos entre la multitud vibrante, encontramos una mesa alta y pequeña en un rincón más apartado del bullicio. Nos quedamos de pie alrededor de ella, observando cómo la noche comienza a tomar forma a nuestro alrededor. No es que no haya sillas, pero está claro que no hemos venido aquí para permanecer sentados; el aire está cargado de energía, y la música invita a moverse. Giovanni, que ha asumido el papel de anfitrión con naturalidad, se inclina hacia mí con una sonrisa traviesa.

—¿Devo andare al bar a buscar algo para tomar? —pregunta, con la mirada chispeante.

—¡Por supuesto! —responde Bárbara antes de que yo siquiera pueda abrir la boca, y Danna asiente con entusiasmo.

Giovanni nos levanta sus pulgares en gesto de aprobación, da un par de pasos hacia atrás e inmediatamente se pierde entre la multitud.

El ritmo de la música se adueña de nuestros cuerpos, y pronto estamos moviéndonos casi sin pensarlo, como si nuestros pies tuvieran vida propia. Nos dejamos llevar, bailando juntas al lado de la mesa, riendo y girando al compás de las canciones. La energía que emana de la pista es contagiosa; en un instante, nos encontramos inmersas en el frenesí de la música y las luces, olvidándonos de todo lo demás.

De repente, tres chicos que han estado observando nuestros bailes se acercan con interés. Uno de ellos, alto, de piel morena y con un moderado peinado afro, se aproxima a mí con una sonrisa amplia y radiante que resulta difícil de ignorar.

—¿Te gustaría bailar? —me pregunta, extendiéndome la mano con una expresión de esperanza.

Danna y Bárbara ya han aceptado sin dudarlo las invitaciones de los otros dos chicos y se están dirigiendo hacia la pista de baile, riendo.

Me quedo indecisa por un momento. Giovanni todavía no ha regresado con las bebidas, y no me siento del todo cómoda dejando la mesa sola. Además, no puedo evitar pensar en cómo reaccionaría él si me viera bailando con otro chico. Sin embargo, la lógica me golpea: no hay nada entre Giovanni y yo que justifique ese tipo de preocupación. Él no tiene ningún derecho sobre mis decisiones, y después de todo, he venido a divertirme. Además, el chico frente a mí mantiene su mano extendida, todavía bailando, con una expresión que es mitad súplica y mitad reto.

No quiero ser descortés ni parecer aburrida. Suspiro, sonrío y finalmente tomo su mano.

—Está bien, vamos.

El chico toma mi mano con suavidad y me guía hacia el centro de la pista de baile. El ritmo de Funky Town retumba a nuestro alrededor, vibrando en cada fibra de mi ser. Y el chico, desde el primer paso, deja claro que él es un excelente bailarín. Sus movimientos son seguros y fluidos, como si cada acorde de la música hablara directamente a sus pies. Mantiene una distancia prudente, un gesto que no puedo evitar apreciar. Mientras otros en la pista parecen más interesados en acortar espacios, él se mantiene como un caballero, respetando mi espacio sin perder la conexión.

De Prosti a CEO  - [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora