Mientras el agua tibia cae sobre nosotros, mis pensamientos se enredan en una maraña de dudas y temores. Puedo sentir cómo la mirada de Giovanni, esos ojos verdes que brillan con una intensidad inesperada, se clava en mí con un amor tan puro que me asusta. No es bueno, no es para nada bueno que un mafioso esté enamorado de mí. Conozco la naturaleza obstinada de estos hombres, cómo se aferran a lo que desean con una tenacidad peligrosa. Y si Giovanni ha decidido que yo soy suya, sé que hará cualquier cosa para que le corresponda, y «cualquier cosa» en su mundo puede significar cosas malas, cosas que no quiero imaginar. El peso de esa realidad me aplasta, y aunque una parte de mí anhela dejarse llevar, la otra sabe que corresponder a ese amor podría arrastrarme aún más hacia las sombras.
Estoy tan cerca de salir de esa oscuridad, de por fin alcanzar una vida decente, una vida que me permita dejar atrás este mundo lascivo. No es que quiera denigrar a las prostitutas; sé que cada una tiene su historia, su lucha, y respeto profundamente a todas las mujeres que, como yo, han tenido que enfrentar realidades difíciles. Pero en estos tiempos, sé que es mejor alejarse pronto, antes de que este mundo te consuma por completo. Con la ayuda de Gabriel, tengo la esperanza de conseguir esa vida que tanto anhelo, una vida que me permita vivir en paz, sin el constante miedo de ser arrastrada nuevamente a la oscuridad.
—Quiero invitarti a almorzar en un buon ristorante.
—Pues invítame entonces.
—Miriam, ¿ti gustaría venire a almorzar con me?
—Por supuesto, me encantaría.
Salimos del apartamento y el frío nos recibe con una mordida gélida que penetra hasta los huesos. Giovanni toma las llaves de mi auto con una sonrisa y, con un gesto suave, me pide tomar el puesto del copiloto. Mientras nos deslizamos por las calles cubiertas de nieve, el mundo exterior se transforma en un lienzo blanco, donde los contornos de los edificios se desdibujan y las luces navideñas de la ciudad adquieren un resplandor difuso. La nieve cae en silencio, creando una atmósfera casi mágica, como si estuviéramos dentro de una esfera de cristal que alguien ha agitado.
Le veo conducir con calma y con mucho cuidado, porque una calle congelada es muy propensa a ocasionar accidentes. Sus manos firmes en el volante y su mirada fija en la carretera me transmiten una sensación de seguridad que pocas veces he experimentado. A pesar de la nevada, su conducción es impecable, y la suave vibración del motor nos acompaña mientras avanzamos por calles que parecen desiertas bajo el manto blanco.
De vez en cuando, su atención se desvía hacia mí, y noto cómo sus ojos se suavizan con una calidez que contrasta con el frío exterior. Conversamos en voz baja, nuestras palabras mezclándose con el susurro de los limpiaparabrisas y el crujir de la nieve bajo las ruedas.
—¿Sabes? Gran parte de los negocios de mia familia se da en nord di Londres. Los Paussini son dueños de un hotel allá.
—¿De verdad? —pregunto, genuinamente interesada—. No tenía idea.
—Sí. Y uno de mis lugares preferiti è un ristorante que se llama «Le Gavroche». Tiene la mejor cucina francese en Londres.
Me suena, pero nunca he tenido la oportunidad de ir. No puedo evitar sentir una pequeña punzada de emoción al pensar en lo que nos espera.
El trayecto es breve, y pronto llegamos a «Le Gavroche». El edificio es discreto desde el exterior, con su fachada de ladrillo oscuro y ventanas pequeñas que esconden el lujo que se encuentra adentro. Al entrar, me quedo impresionada por la elegancia del lugar: los tonos dorados, las sillas tapizadas en terciopelo rojo, y las luces tenues que crean un ambiente cálido y sofisticado.
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De Prosti a CEO - [Libro 2]
HumorMiriam Douglas es la universitaria con mayor índice académico de la facultad de negocios, es una mujer inteligente y ejemplar, nadie podría imaginarse que, por las noches, esta prodigio de los negocios ensucia su cuerpo para poder pagar los gastos d...