29. Declaraciones en otoño

69 11 0
                                    

El otoño se ha instalado por completo a finales de octubre, y el frío empieza a hacerse notar en el campus universitario. En estos días, he experimentado una serie de altibajos emocionales, pero una cosa es segura: Danna sigue evitándome. No importa cuánto intente acercarme, ella parece encontrar maneras de esquivarme a toda costa. Curiosamente, este distanciamiento ha tenido un efecto inesperado: Giovanni y yo nos hemos vuelto más cercanos.

Giovanni, aquel chico simpático, popular y extrovertido que comparte varias clases conmigo, comienza a acercarse con más frecuencia. En la cafetería, suele sentarse en mi mesa con el pretexto de que me veo rara comiendo sola, como si temiera que mi empanada tuviese una crisis existencial al ser comida sin un sorbo de refresco. Hoy, durante una de esas incursiones en la cafetería, Giovanni se acerca a mí con una taza de chocolate caliente en la mano. Sus ojos verdes brillan con complicidad, y una sonrisa traviesa se asoma en su rostro. Se sienta frente a mi silla y pone la taza a un lado de mi plato. ¡Y vaya que pone a prueba mi capacidad para mantener una conversación entre mordiscos!

—Estás de vuelta, Douglas —dice con su singular tono italiano.

Trago mi empanada, tomo un sorbo de chocolate y respondo:

—¿A qué te refieres?

—Que has migliorato tus notas. Has vuelto a estar por encima de mí.

—¿Te gusta estar por debajo de mí? No seas ridículo, Paussini —suelto un par de risas.

—Tú me retas a ser mejor, Miriam.

Vuelvo a morder de mi empanada. Seguido, le lanzo una sonrisa amplia y forzada.

—¿Y cuándo te convertirás en un reto para mí, Giovanni? —le guiño un ojo con cinismo—. Yo igual busco ser mejor, pero, estando siempre en la cima, no logro conseguir retos. Es aburrido estar en la cima.

Giovanni bufa tras mi comentario egocéntrico.

—Miriam, tengo fe de que, en el mejor de tus momentos, sobrepasaré tus notas. Así que... no vuelvas a decaer.

Sé a lo que se refiere, regresar a aquella situación me hace tragar un gran sorbo de chocolate.

—Temes que mis problemas con Danna vuelvan a afectar mis notas, ¿verdad?

Giovanni aprieta sus labios y asiente. Luego de un corto silencio, dice:

—Miriam, puedes confiar en mí. ¿Qué está succedendo con Danna? —usa un tono suave.

Han sido varios días en los que he ignorado completamente los cuestionamientos sobre Danna, no solo los de Giovanni, sino los de todos mis compañeros. La verdad es que necesito hablar de esto con alguien, siento que esta situación me está asfixiando. Tal vez sea hora de confiarle mi problema a Giovanni, dado lo insistente que ha sido.

Mientras termino de comerme mi empanada, le cuento en detalle todo lo que ocurrió la última noche en la discoteca: cómo Danna desapareció misteriosamente y terminó en un hospital sin querer decir una palabra. Giovanni asiente con solemnidad, como si entendiera perfectamente el comportamiento de Danna.

—Veo que no lo entiendes —dice Giovanni.

—¿Qué no entiendo?

—Que, de seguro, Danna esté pensando que ha defraudado a la persona que ama —dice en un tono bajo, como si soltara el oscuro secreto de una persona.

—Explícate —pido, confundida, frunciendo el ceño.

Giovanni, con una sonrisa pícara y una chispa de cinismo en sus ojos, me lanza una directa:

De Prosti a CEO  - [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora