Ken Sato, estrella del béisbol japonés, siempre había sido conocido por su orgullo y su tendencia a centrarse solo en sí mismo. Para él, nada más importaba que su carrera y su éxito personal. Sin embargo, había una persona en su vida que siempre lograba desafiar su perspectiva egocéntrica: su amiga de infancia, [Tu Nombre].
[Tu Nombre], una mujer latina con una personalidad vibrante y una actitud decidida, siempre había sido el contrapunto perfecto a la arrogancia de Ken. Desde niños, sus discusiones y competiciones habían sido la chispa que mantenía su amistad viva, aunque con el tiempo, esta relación había evolucionado en una mezcla confusa de amor y odio.
Un día, algo inesperado cambió el curso de sus vidas. Ambos decidieron cuidar de una bebé kayiu una criatura asombrosa, un monstruo grande pero adorable. Sin pensarlo dos veces, [Tu Nombre] decidió que debían cuidar de la criatura hasta ver qué harían con ella. Ken, a regañadientes, aceptó ayudar, aunque solo fuera para demostrar que podía manejar cualquier desafío.
Los días que siguieron estuvieron llenos de caos y momentos conmovedores. La bebé kayiu, a pesar de su tamaño y fuerza, era increíblemente dulce y dependía completamente de ellos. Ken y [Tu Nombre] se vieron obligados a trabajar juntos, lo que trajo a la superficie muchos recuerdos y sentimientos que habían estado enterrados durante años.
Una tarde, mientras intentaban calmar a la pequeña kayiu que lloraba, Ken se encontró observando a [Tu Nombre] con una nueva admiración. Su paciencia, su ternura y su inquebrantable espíritu eran cualidades que él siempre había valorado, aunque rara vez lo admitía. En ese momento, sintió una conexión más profunda, una que iba más allá de su complicada amistad.
Por su parte, [Tu Nombre] comenzó a ver destellos de vulnerabilidad en Ken, algo que él siempre había escondido detrás de su fachada de seguridad y arrogancia. Empezó a comprender que, bajo su exterior duro, había alguien que se preocupaba profundamente, aunque no supiera cómo demostrarlo.
El cuidado de la bebé kayiu no solo los unió en un propósito común, sino que también les permitió redescubrirse y valorar lo que siempre habían tenido el uno en el otro. Enfrentados a la responsabilidad de proteger a la criatura, ambos comenzaron a derribar las barreras que habían construido, permitiendo que su relación floreciera en algo más que amistad.
Finalmente, encontraron la manera de evar a casa a la kayiu y se despidieron de la criatura con emociones encontradas. Ken y [Tu Nombre] se quedaron de pie, observando mientras la criatura se alejaba, sabiendo que sus vidas nunca serían las mismas.
-Gracias por estar aquí conmigo -dijo Ken, rompiendo el silencio-. No sé qué habría hecho sin ti.
[Tu Nombre] sonrió, sintiendo una calidez en su corazón.
-Siempre estaré aquí, Ken. Siempre lo he estado.
Y así, en medio de un inesperado desafío, Ken Sato y [Tu Nombre] encontraron no solo una nueva apreciación el uno por el otro, sino también una oportunidad para construir algo más sólido y hermoso que nunca.
Amiguitos he vuelto 👊
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