*: Ken va al mecánico a arreglar su moto.
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Ken Sato, la estrella de béisbol, decidió llevar su moto a un taller mecánico después de que empezara a tener problemas con el motor. Había oído hablar de un nuevo taller en la ciudad, conocido por su excelente servicio y atención al detalle, así que decidió darle una oportunidad.
Al llegar al taller, se sorprendió al ver que el mecánico a cargo eras tú. No esperaba encontrarse una mujer ahí, con el uniforme de trabajo manchado de aceite y sudor, pero eso solo añadió un atractivo inesperado. Ken no pudo evitar quedarse mirando cómo trabajabas en su moto, admirando la destreza con la que manejabas las herramientas y la confianza con la que te movías.
—Veo que eres toda una experta —comentó Ken, tratando de iniciar una conversación mientras tú trabajabas.
—Bueno, alguien tiene que asegurarse de que estos bebés sigan rodando —respondiste con una sonrisa, sin apartar la vista de tu trabajo.
Ken se sintió fascinado, no solo por tus habilidades mecánicas, sino también por tu actitud. Las mariposas en su estómago comenzaron a revolotear con fuerza, una sensación que no había experimentado en mucho tiempo.
—Es raro ver a una estrella de béisbol aquí —dijiste de repente, levantando la vista para mirarlo—. ¿Problemas con la moto?
—Sí, el motor ha estado fallando últimamente. Necesitaba a alguien que realmente supiera lo que hace —respondió Ken, intentando mantener la calma.
—Bueno, has venido al lugar correcto. Dame unos minutos y estará como nueva.
Ken observó cada movimiento, desde cómo limpiabas las piezas hasta cómo ajustabas los tornillos con precisión. Cada vez que te movías, dejabas ver un poco más de la dedicación y la pasión que ponías en tu trabajo. Se sintió atraído no solo por tu apariencia, sino por tu entusiasmo y profesionalismo.
Después de un rato, terminaste con la reparación y te acercaste a Ken, limpiándote las manos con un trapo.
—Listo, quedo como nueva—dijiste, ofreciéndole una sonrisa que hizo que su corazón se acelerara.
Ken se rió, sintiendo cómo la tensión desaparecía. Se inclinó hacia ti, con una mirada juguetona.
—Tengo que admitir, verte trabajar ha sido toda una experiencia —dijo, dejando que un tono coqueto se deslizara en su voz.
—¿Sí? Bueno, no todos los días viene una estrella de béisbol a observar cada movimiento que hago —respondiste, riendo mientras te acercabas un poco más a él.
—Tal vez debería traer mi moto aquí más seguido —sugirió Ken, sus ojos brillando con un interés genuino.
—Tal vez deberías. Y quién sabe, tal vez la próxima vez podríamos ir a dar un paseo después de la reparación.
Ken sonrió ampliamente, sintiendo cómo su corazón latía más rápido. No podía creer lo afortunado que era de haberte encontrado de esta manera.
—Me parece una excelente idea. ¿Te parece bien mañana por la tarde? —preguntó, esperando tu respuesta.
—Mañana por la tarde suena perfecto —dijiste, parándote de puntas para darle un ligero beso en la mejilla—. Hasta entonces, Ken.
Ken salió del taller con una sonrisa en el rostro y la promesa de un paseo emocionante en su mente. No solo había encontrado a un excelente mecánico, sino que también había encontrado a alguien que hacía que su corazón latiera más rápido y su vida se sintiera un poco más completa.
Y así, con un corazón lleno de anticipación y alegría, Ken Sato se preparó para una nueva aventura, sabiendo que la próxima vez que volviera al taller, sería solo el comienzo de algo hermoso y especial.
Ahhh 💗💗