Era una tarde soleada cuando Ken y T/N decidieron visitar una feria local. Entre risas y juegos, encontraron un stand de bromas que exhibía un par de esposas de juguete. Ken, siempre el bromista, no pudo resistirse y con una sonrisa traviesa dijo: "¿Te atreves a jugar?"
Antes de que T/N pudiera responder, Ken hábilmente le puso una de las esposas. Sin embargo, al intentar liberar a T/N, accidentalmente se encadenó él mismo también. Ambos se miraron con sorpresa, luego estallaron en risas.
"No te preocupes, lo resolveremos," respondió Ken, tratando de mantener la calma.
La primera hora fue divertida, pero pronto se dieron cuenta de que pasar 24 horas encadenados no sería tan sencillo. Desde tareas cotidianas hasta desplazarse juntos, cada actividad se convirtió en un reto cómico.
Mientras intentaban cocinar la cena, Ken, con una sonrisa juguetona, dijo: "Apuesto a que esto fue tu idea. Sabías que no podría resistirme."
"¿Yo? ¡Fuiste tú quien empezó!" protestó T/N, riendo.
La discusión amistosa se intensificó, cada uno culpando al otro por su situación actual. Las palabras fluyeron rápidas y, en un momento de silencio, se encontraron mirándose intensamente. Sus rostros estaban tan cerca que podían sentir el calor de la respiración del otro.
Sin pensarlo dos veces, Ken se inclinó y la besó. Fue un beso suave y lleno de emoción, como si el mundo a su alrededor se desvaneciera. T/N respondió con igual pasión, olvidando momentáneamente las esposas y la situación en la que se encontraban.
"Esto es... inesperado," susurró T/N cuando se separaron, sus ojos brillando con cariño.
"Tal vez necesitábamos estas esposas para darnos cuenta," dijo Ken, acariciando su mejilla con ternura.
El resto del día transcurrió en una atmósfera de cercanía y complicidad. Compartieron historias, se rieron de anécdotas del pasado y descubrieron nuevas facetas el uno del otro. Las esposas, que al principio eran un inconveniente, se convirtieron en un símbolo de su conexión.
Al caer la noche, mientras se acurrucaban en el sofá, T/N murmuró: "Quizás no fue tan mala idea después de todo."
Ken sonrió, besando suavemente su frente. "Estoy de acuerdo. Tal vez deberíamos agradecerle a esas esposas."
Y así, lo que comenzó como una simple broma se transformó en un día lleno de descubrimientos y amor, fortaleciendo el vínculo entre Ken y T/N de una manera que nunca habrían imaginado.
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La personita que lo pidió. Espero y te haya gustado :)